El “sueño de hacer una película de gángsters”: Entrevista sobre ‘Los jefes’

Los jefes, ópera prima de Chiva Rodríguez, es una película con argumento de Eduardo Dávalos de Luna (MC Babo), vocalista de la agrupación de hip hop/rap regiomontana Cártel de Santa. Después del auge (bastante tardío) que el hip hop tuvo en los países hispanoparlantes (Control Machete, Cypress Hill, Illya Kuryaki and The Valderramas), Cártel de Santa debutó en 1996. En ese año se celebraron los Juegos Olímpicos de Atlanta y en México se firman los tratados de San Andrés. La escena de rock ya está consolidada con bandas como Café Tacvba (Re, 1994), Caifanes (El silencio, 1992) y La Barranca (El fuego de la noche, 1995).

Rodríguez nos platica que fue Babo quien lo contactó para hacer la película; el MC ya tenía el guión estructurado y comenzaron a filmar desde marzo de 2012. “La película es independiente, de bajo presupuesto”, un proyecto muy pequeño en el que se fueron “subiendo al barco” gente cercana a Rodríguez, amigos con los que había trabajado en su trayectoria como productor y director de videos musicales:  “Los invité para que todos los puestos de producción estuvieran cubiertos con gente que ha trabajado en diferentes películas”.

Uno de los integrantes con los que Rodríguez tiene un vínculo fraternal desde que comenzaron en la industria musical es el fotógrafo José Casillas (¿Y tú cuánto cuestas?, Olallo Rubio, 2007; Despertar el polvo, Hari Sama, 2015): “Tenemos muchos gustos parecidos, le gusta el rap, las patinetas y todo esto y cuando me ofrecieron la película fue la primera persona en la que pensé”.

Esta última década ha tenido una importante producción cinematográfica en la que el narcotráfico es una vena principal. Desde distintas ópticas y narrativas, el fenómeno del crimen organizado ha tratado de ser descrito con resultados destacables como Miss bala (Gerardo Naranjo, 2011), Heli  (Amat Escalante, 2013) y 600 millas (Gabriel Ripstein, 2015). El director regiomontano apunta que Los jefes se desmarca de estas películas porque es un fenómeno local que no pretende abarcar ni siquiera el narcotráfico como tal, sino la delincuencia del norte del país: “[la película] aborda mucho lo que sucede en Monterrey, y eso ya la separa de las otras y [además] es una película de gángsters mexicanos. En las otras muestran el narco más globalmente. Aquí está enfocada en los malandros del norte de México, que en realidad no son narcotraficantes, son solamente sicarios. Es el punto de vista del Babo. Dentro de los hip hoperos o raperos o MC’s existe este sueño de hacer una película de gángsters; cómo funciona el crimen organizado por dentro, cómo entre ellos se traicionan y se apoyan. Yo no me metí tanto en el guión, siempre lo respeté. Nací en Monterrey pero me vine a vivir a México; entonces no me tocó vivir la problemática de cerca. El Cártel está más cerca de todo eso”.

“Es la primera película de hip-hop-gángster mexicana que hay”, asegura Rodríguez. “La música es parte de la película, [si escuchamos a Cártel de Santa] es porque en la película lo están escuchando. Toda la música está sucediendo en la película, entonces, más que distraerte, hace más entretenida la película y te lleva por este viaje, por la montaña rusa”.

La distribución corre a cargo de Never Landing, “Alejandro Sugich vio el primer corte de la película todavía sin audio ni nada y él dijo, ‘yo le quiero entrar, yo la distribuyo’”, hecho que es fundamental para que la película sea estrenada en salas comerciales: “Está bien difícil que una película se proyecte en el cine y más una independiente y de este género. El camino de la distribución está bien difícil”. La producción, por otro lado, en la medida que es independiente, está pensada para gastar poco y que las locaciones fueran accesibles al mismo tiempo que reflejaran el tropo donde se desarrolla la historia: Monterrey.

Rodríguez apunta que la película busca ser “cruda, [con] planos largos [y] que no sea tan gringa”. Nos comparte que unas de sus escenas favoritas “todos creen que viene de Tarantino y sí, de Perros de reserva y también creo que mucha de la narrativa la agarré de Gus Van Sant (Elephant, 2003); también me inspiró mucho”.

El proyecto fue naciendo de manera nuclear, entre conocidos y amigos que se fueron incorporando; una película que trata de tener los estándares de calidad a pesar de su corto presupuesto: “Está hecha con ganas y cariño y amor por hacer una película, por hacer música, por jugar a que estamos haciendo una película”.

Por Icnitl Y García (@Mariodelacerna)

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