Días de cine y maple: diarios del TIFF

El Festival Internacional de Cine de Toronto (TIFF, por sus siglas en inglés) inició una nueva edición con una organización notable y más de 300 películas en su programación, la proyección inaugural corrió a cargo de la película Outlaw Kingestelarizada por Chris Pine (enseñando el pajarito) y Aaron Taylor Johnson, cuya distribución corre a cargo de Netflix. Por primer año, Butaca Ancha les ofrece cobertura desde la apacible megalópolis canadiense con comentarios de las películas que se presentan en más de una veintena de salas.

Aquí nuestras primeras impresiones y revisiones de películas que ya pudimos ver en el festival:

Outlaw King de David Mackenzie
Sección: Película de Inauguración

Después de desentrañar con finura y cínica inteligencia los Estados Unidos contemporáneos en Enemigo de todos (2016), el cineasta David Mackenzie se alió con Netflix para seguir confirmando que las películas con la firma de la poderosa casa productora, se quedan en lo mediocre. Outlaw King reúne a Mackenzie con Chris Pine, encarnando al Rey Robert en la Escocia del S. XIV, quien con un pelotón de no más de 30 hombres debe vencer al poderoso ejército inglés.

Mackenzie aprovecha los considerables recursos de producción para crear un par de secuencias bastante buenas, particularmente el plano secuencia de la apertura de la película, pero las notorias carencias hacen que la película de Mackenzie parezca más una colección de material que no llegó a un montaje de lo mejor de Game of Thrones, o sea, no es malo en absoluto y seguro muchos encontrarán placer en la película que se esfumará en cuanto el algoritmo de  Netflix les recomiende ver de nuevo Corazón valiente.

Transit de Christian Petzold
Sección: Masters

Europa se desmorona y únicamente quedan presencias fantasmagóricas, que no fantasmas, merodeando en sus cada vez más despobladas ciudades. La homologación de la identidad europea bajo los preceptos de la Unión Europea empujan perturbadoras nociones de despersonalización, un tema que ha sido recurrente en la filmografía del cineasta alemán Christian Petzold y que retoma en Transit, una abstracta adaptación de la novela firmada por Anna Seghers, ésta se desarrolla en la Europa de la Segunda Guerra Mundial para trasladarse a una Europa atemporal, seca y distópica.

En la película vemos como Georg (Franz Rogowski), un refugiado alemán, escapa a Marsella con los documentos de un famoso escritor para poder huir a México, de quién adopta su identidad, desarrollando una extraña obsesión con Marie (Paula Beer), la esposa del escritor. Abstrayendo las formas básicas de una narrativa como la de Casablanca (Curtiz, 1942), Petzold presenta una obra sobria, desconcertante y emocionalmente demoledora que mantiene su identidad real cuidadosamente oculta.

Asako I y II de Ryusuke Hamaguchi
Sección: Contemporary World Cinema

Lo más peligroso de la obsesión es no entenderla, aún cuando sabemos el daño que puede llegar a provocar. El cineasta japonés Ryusuke Hamaguchi presenta en Asako I y II la historia de Asako, una joven que se enamora perdidamente de Baku, un aspirante a actor, quien un día desaparece sin más.

Un par de años después Asako conoce a Ryohei, un joven con un extraordinario parecido físico a Baku, pero completamente distinto a éste. Afinando su habilidad como prestidigitador de la realidad, en el estilo del gran Jacques Rivette, Hamaguchi explora con fineza, a través de agudas composiciones visuales y cadencioso ritmo, el misterio que nutre una obsesión y la pulsión destructiva de la duda.

Tarde para morir joven de Dominga Sotomayor
Sección: Discovery

El ocio del verano es la materia que construye las memorias más solidas, lejos de la olvidable rutina y de aquellos eventos “grandes” registrados en los libros y almanaques. Tarde para morir joven, la segunda película de la cineasta chilena Dominga Sotomayor, evoca una época critica para la sociedad chilena a inicios de los años 90, marcando una remota distancia a través de la historia de un verano en el que convergen los jóvenes Sofía, Lucas y Clara, cada uno con ansiedades, miedos y cambios tan profundos como los que su país experimentó.

Enfatizando lo personal sobre lo colectivo, la película de Sotomayor cambia conforme avanza al igual que sus personajes, su tono, temperatura y forma explotan en una climática celebración de año nuevo, a partir de la cual la película demuestra que los eventos más pequeños pueden tener las implicaciones más grandes, aún mayores que las de la Historia.

Por JJ Negrete (@jjnegretec)

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