Undine: amor mitológico en Berlín

Las ondinas, según la literatura clásica, son unas ninfas de gran belleza que viven en el agua y pueden obtener la inmortalidad a través del amor eterno con un ser humano, así nacieron cuentos como La sirenita, de Hans Christian Andersen. Christian Petzold (En tránsito, Bárbara) retoma esta idea mitológica en Undine (2020) para crear una historia de amor trágico, lírica y metafórica, donde nuestra protagonista es una ondina atrapada en una ciudad de hermosa arquitectura que busca terminar su propósito.

Undine (Paula Beer) es una historiadora que da conferencias sobre el desarrollo urbano de Berlín. Cuando su amante la abandona, un antiguo mito se apodera de ella. Sólo le queda matar al hombre que la ha traicionado y regresar a las aguas.

Al inicio de la película presenciamos una ruptura sentimental en una cafetería, filmada con sencillez y planos breves de los rostros de los personajes, el diálogo está salpicado por silencios incómodos que se mezclan con el sonido del viento y las campanas de una iglesia cercana. Es duro, triste y desgarrador. Sin melodrama, la ruptura se siente real.

Undine se enamora poco después de un buzo industrial llamado Christoph (Franz Rogowski). Cuando se conocen chocan y accidentalmente cae un acuario sobre ellos. El agua salpica como un turbulento río golpeando las rocas. El corazón se ha roto, el vidrio del acuario se ha roto. Algo nuevo comienza. Es una secuencia donde Petzold nos transporta a un romántico cuento de hadas.

Undine es ingeniosa e inestable, como dicta la etimología de su nombre, es una ola que rompe constantemente en los márgenes del mundo humano. Su búsqueda es ser como nosotros y, al final, nosotros podemos ser como Undine sumergidos por el agua en constante movimiento: nacemos, entre las olas, vamos y venimos, siempre acompañados de lágrimas. En la búsqueda hacia el interior de sí misma, también quiere olvidar, encontrar perdón para su ex-novio.

undine001

Petzold utiliza a su protagonista para cuestionar al espectador: ¿nos hacemos humanos por la complejidad del amor? ¿La vida misma? En las olas y nuestras relaciones: ¿quién rompe a quién? ¿Qué nos hace humanos?

Conforme la película avanza podemos encontrar respuestas: el toque fantástico es uno de los elementos más fuertes del filme, como si nos narraran el cuento mágico de las ondinas. El amor es complejo, nos conecta a los otros, aprendemos de ellos, su presencia es una sensación inigualable que está acompañada de tristeza, lágrimas y sacrificio. La relación de los personajes es interesante porque Christoph se sumerge en el mundo submarino, mientras que ella aprende de la devoción pura y entusiasta que tiene él por ella y sus conferencias sobre la arquitectura de Berlín.

Undine es una película sobre la conexión íntima entre seres humanos y el sacrificio necesario para permanecer juntos o, en otras palabras, intentar mantener encendida la chispa del amor. Asimismo, cómo las relaciones están basadas en la confianza, sin ella el colapso es inminente. Undine, como muchos de nosotros, busca ese refugio que la salve de la tormenta.

El montaje se hila mediante miradas anhelantes, toques íntimos y movimientos eufóricos de la cámara que observa a los dos enamorados. Esto contrasta con la arquitectura de Berlín que conecta con las profundidades de los lagos y una narrativa que intercepta la felicidad del amor una y otra vez. La idea de la felicidad creadoras de nuevas memorias que alivian el dolor de recordar el pasado, los fantasmas de relaciones pasadas.

La profundización de Petzold en las formas del amor a la manera de un cuento de hadas funciona como terapia para sanar heridas, comprendemos al final que la traición maldice la vida y el amor siempre está acompañado de sacrificio.

Por Alex Guax (@Alex_Guax)

    Related Posts

    Las 100 películas de la década
    Días de cine y maple: diarios del TIFF
    21º Tour de Cine Francés: ‘Frantz’ de François Ozon
    Un noche en un plano: tráiler de ‘Victoria’
    Y el ganador del Oso de Oro es…