Secretos de un escándalo y el vampirismo histriónico

Muchos desconocen que Todd Haynes estudió semiología como parte de sus estudios universitarios. Eso podría orientarnos a pensar que es un cineasta que imbuye “significados” y simbolismo a sus imágenes y, aunque eso es parcialmente cierto, no es la forma principal en la que dicho conocimiento se manifiesta en sus películas. Haynes no actúa como un diseccionador más que como un fiel replicante, que está mucho más allá de la artificialidad del mero homenaje.

Obras como Velvet Goldmine (1998), Far from Heaven (2002) y Carol (2015) dan cuenta de que Haynes se ciñe con diligencia e ingenio a códigos visuales bien distintivos, sin necesidad de “subvertirlos” ni “reinventarlos”, sino simplemente de expandirlos. Esto sucede con Secretos de un escándalo (May December, 2023), su largometraje más reciente en la que una actriz (Natalie Portman) viaja a Maine para estudiar la vida de una mujer de la vida real (Julianne Moore) a la que interpretará en una película. La mujer en cuestión se hizo famosa por sostener una relación con un adolescente de trece años.

Siguiendo la estructura y pautas de un teledrama de Hallmark, Haynes se apoya principalmente en el trabajo de sus dos actrices así como el extraordinario uso de una pieza musical de Michel Legrand, perteneciente a la película The Go Between (Joseph Losey, 1971) para crear una película que no es una parodia ni una reivindicación del teledrama, pero que aprovecha su estructura y su proclividad al humor involuntario como amortiguadores de rincones realmente mórbidos y oscuros del deseo, de lo que nos atrae a ciertas historias y la forma en las que las consumimos.

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Haynes hace escarnio del método actoral que busca aproximarse al “realismo absoluto” –y quizá también al cine que tiene la misma pretensión–, que en sus esfuerzos terminan por ser más artificiales que la realidad misma. May December se mueve en una filosa ironía que no teme al ridículo porque sabe que eso le permitirá llegar más profundo en su exploración de lo caprichoso que es el deseo, un tema que ya revoloteaba tanto en Far from Heaven como Carol. Natalie Portman ha sido acusada de ser una actriz “acartonada” en sus peores momentos, cualidad que Haynes explota en un estupendo soliloquio que demuestra, precisamente, que las deficiencias no se combaten poniéndoles resistencia, sino ahogándose en ellas.

Por otro lado, Julianne Moore, en su quinta colaboración con Haynes, aborda la ambigüedad de su personaje con una estridencia que parece estar del lado opuesto de su modesta Carol en Safe (1995), pero con la que comparte cierta indiferencia y crueldad ante las personas que le rodean. Moore, cuyo personaje tiene una apraxia que acentúa la involuntaria comicidad de sus intervenciones, se regodea en las cualidades camp del personaje sin dejar de lado el “realismo” que debe imprimir para que la actriz encarnada por Portman la pueda interpretar. Quizá si Ingmar Bergman hubiese sido menos solemne, en algún punto de su carrera habría filmado una película como May December, con toda su pomposidad, dramatismo y vampirismo histriónico.

Por JJ Negrete (@jjnegretec)

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