La obra clásica del dramaturgo William Shakespeare ha recibido una gran cantidad de tratamientos y relecturas en escenarios y filmes alrededor del mundo que en cada lectura emprenden la búsqueda de un sello distintivo que las distinga de otras interpretaciones. En el cine, las versiones de Orson Welles y Roman Polanski son, quizá, los referentes inmediatos, obras de potente tesón y furia a las cuales ahora se les une la revisión que hace el gran cineasta australiano Justin Kurzel de la mano de los arrebatadores Michael Fassbender y Marion Cotillard en los emblemáticos roles de Macbeth y su Lady.
De una brutal y portentosa puesta en escena, montaje de barroco salvajismo e intepretaciones de solemne intensidad, el filme de Kurzel es una ingeniosa relectura del texto de Shakespeare en la que el duelo paterno por la muerte de hijos y las relaciones filiales toman un lugar central, desdibujando y conteniendo la desbordada locura de Lady Macbeth en pristinas lagrimas, brindando una gravedad tangible a las devastadoras escenas compuestas por Kurzel, quien después del atmosférico y tétrico patriarca de su debut Snowtown (2010), presenta a Macbeth como aquella demencial figura que usa el ruido y la furia de su dolor para contagiarla a quienes lo rodean. Un opulento cuento ahogado en sangre y niebla, mas ingenioso que virtuoso.
Por JJ Negrete (@jjnegretec)
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