Cannes 2018 | Día 8: Tiempos polémicos

La conversación de la octava jornada del Festival Internacional de Cine de Cannes giró en torno a las menudencias que Lars Von Trier vino a aventar a las conciencias políticamente correctas con su nuevo largometraje, pero, en términos netamente cinematográficos, se queda corto ante el impresionante trabajo del cineasta chino Bi Gan y su inolvidable plano secuencia de ¡45 minutos! También se hizo presente el wookie más querido del mundo, unos aguerridos sindicalistas y una mujer con un curioso padecimiento neurológico.

  • The House That Jack Built de Lars Von Trier

Se presentó en: Selección Oficial

El gran provocador danés Lars Von Trier parece trabajar desde una postura netamente opositora y fácil: negar los valores dominantes y provocar encono. Para su nueva película The House That Jack Built, persigue a lo largo de cinco incidentes y un dantesco epílogo a un asesino serial (Matt Dillon) a lo largo de 12 años, adentrándose en la psique de un hombre que define el homicidio como una de las bellas artes.

Colocándose en las antípodas de los ensayos godardianos, el cineasta danés concatena ideas sobre el arte, la arquitectura, los nazis y su representación de las mujeres de forma rudimentaria y con un deleznable narcisismo –no visto desde la indulgente Arirang, de Kim Ki Duk–, aunque aquí, más que indulgencia, persiste la idea de expiación infernal. La crueldad a cuadro mostrada por Von Trier difícilmente empata con los alcances de sus ideas; en clara afrenta a los postulados del movimiento #MeToo parece responder con un #NotMe.

Valiosa por los acalorados debates que despertará a lo largo del mundo cuando sea vista, Von Trier se pone en el papel de Dante en La Divina Comedia y coloca al enorme Bruno Ganz como su Virgilio en su descenso por infiernos de saturación visual que evocan más las fotografías de David LaChapelle que los frescos de Gustave Doré. La casa que Von Trier construye es una de nulo pensamiento y bombástico ruido.

  • Long Day’s Journey Into the Night de Bi Gan

Se presentó en: Una Cierta Mirada

Algo recurrente en los festivales, es que uno como espectador pierda la batalla con el sopor y tome breves o prolongadas siestas durante una proyección (perdón, ya sé, que feo de modos). Al despertar, se intenta atrapar la lógica de la película y tomar una vía que nos permita regresar a la misma. En el caso de Long Day’s Journey Into the Night, la virtuosa nueva película del cineasta chino Bi Gan (célebre por su notable Kaili Blues), uno puede permanecer atento durante las más de dos horas de duración y aun así tener la impresión de haber quedado absorto, en un estado muy cercano al sueño más profundo.

Con las pinturas de Marc Chagall y las letras de Modiano como principal inspiración, Bi Gan presenta el viaje de un hombre (Huang Jue) a Kaili para buscar a la mujer (Tang Wei) de la cual se enamoró hace tiempo, lo que lo lleva a un profundo periplo en el que tiempo, memoria y espacio colisionan en la oscuridad de la noche. Estructurada en dos actos, siendo el segundo un impecablemente filmado plano secuencia de 45 minutos en 3D, Long Day’s Journey Into the Night confirma a Bi Gan como un cineasta mayor en el panorama cinematográfico contemporáneo.

Así como la brillante Cementerio de esplendor (2014), de Apitchapong Weerasethakul, Gan explora de forma lúdica el sueño y la memoria, regalándonos en el proceso una nueva imagen para entender el tiempo en el cine: un fuego artificial.

  • En Guerre de Stéphane Brizé

Se presentó en: Competencia Oficial

Filmada con la energía y la rabia del nuevo cine americano de los 70 y como una resurrección del aguerrido espíritu del sindicalismo sesentero, En Guerre, la nueva película del cineasta francés Stéphane Brizé toma como pretexto el cierre de una planta automotriz en Francia para crear un complejo y agudo retrato de la hidra neoliberal que nos domina y las dificultades intrínsecas para vencerla.

Estelarizada por un fenomenal Vincent Lindon, así como un extraordinario ensamble actoral, la película de Brizé induce la cólera y la euforia de quienes, en algún momento, han sido víctimas colaterales de la maquinaria neoliberal (a menos que sean Leo Zuckerman, claro) y la intrincada maraña de poder que hábilmente ha difuminado la responsabilidad directa de la precaria situación económica de millones de personas en el mundo. Se podría acusar a Brizé de arribista y cuestionar la honestidad de su película, pero lo logrado aquí fácilmente encontrará eco en un mundo que vive en desolación y enojo, o sea, en guerra.

  • Solo de Ron Howard

Se presentó en: Fuera de Competencia

Resulta difícil ver la nueva entrega de las historias de Star Wars cuando imaginamos la película que pudo haber sido a manos de la inteligente dupla satírica de Lord & Miller, particularmente cuando Solo intenta emular ese espíritu. La película de Howard, concebida como un western intergaláctico, carece de la energía de Rogue One y banaliza de forma sosa y simplona la mitología del personaje de Han Solo, tan solo la “creación” del nombre del querido héroe es de lo más decepcionante que se ha podido ver en el universo Star Wars desde los ewoks.

Como si fuese el fantasma de otras películas, Solo se adhiere servilmente a las demandas de esa imperial figura conocida como Kathleen Kennedy, la guardiana del legado de George Lucas, que en su ciega protección y feroz preservación de tal universo, no ha permitido la renovación que le permita a Star Wars explorar otros linderos y lo condena a repetirse con base en una fórmula segura. Actuaciones y secuencias de acción mediocres, energía forzada y giros de tuerca constantes, Solo quiere jugar al cine de serie B, pero para eso se requiere cierto grado de frescura, algo que ya no representa el nombre de Ron Howard. Digo… Ron Howard.

  • Fuga de Agnieszka Smoczynska

Se presentó en: Semana de la crítica

En un registro completamente diferente a The Lure –donde mezclaba el musical con la historia de una sirena en la Polonia de finales de los 70–, la cineasta polaca Agnieszka Smoczynska entrega en Fuga un trabajo que denota una evidente madurez y una asombrosa versatilidad detrás de la cámara. Una película pluritonal, va del thriller neurológico a un sombrío drama familiar, Fuga presenta la historia de una mujer (durísima Gabriela Muskala) que sufre de fugas disociativas, lo que le impide mantener una vida familiar normal debido a que vive en una perturbadora y constante fragmentación de la realidad.

Mostrando una maestría formal en el manejo de una paleta de colores sombría, recurrente de las cinematografías de Europa del Este, Fuga es una punzante reflexión sobre la maternidad y la identidad femenina en la Polonia contemporánea, reminiscente de los bizarros casos del prestigioso neurólogo Oliver Sacks con un discreto aroma a Roman Polanski. Una película que en cada disociación, más que un escape, nos encierra más profundo.

Por JJ Negrete (@jjnegretec)

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