La interpretación de la palabra ‘elegía’, más allá de su subgénero poético, conglomera una lamentación y un duelo hacia circunstancias adversas como la pérdida de un ser querido, la muerte y el desencanto de diversos tipos sin importar la procedencia.
Hillbilly Elegy (2020) construye un relato que recae en el melodrama a costa de clamores sin sustancia. J.D (Gabriel Basso), estudiante de Leyes, se ve obligado a regresar a Ohio para auxiliar a su madre Bev (Amy Adams) por una sobredosis de heroína. No obstante, durante su recorrido rememora su turbulenta infancia, lidiando con la inestabilidad emocional de su entorno y obteniendo un guiño de esperanza gracias a Mamaw (Glenn Close), su abuela.
Basada en las memorias de J.D Vance, la premisa compasa entre el presente, la voz en off y el flashback para mostrar tres generaciones familiares, la incondicionalidad de su vínculo y sus ambivalentes dinámicas, así como de sus raíces Apalaches.
El realizador Ron Howard, sin arriesgar en la propuesta y apoyado con el plano guion de Vanessa Taylor, enfatiza las experiencias de J.D, abarcando momentos difíciles entre decisiones, rebeldía, abusos físicos a causa de los arranques de Bev (Adams apenas sacando un buen trabajo) y el hartazgo por asumir responsabilidades ajenas, así como de su incomodidad como adulto por el disfuncional núcleo de su familia, aspecto que oculta a su novia Usha (Freida Pinto).
Sin embargo, ante las buenas intenciones de retratar la importancia del respeto familiar y el honor hacia la misma, el filme es incapaz de desprenderse de su reiteración narrativa y del exceso de melodrama inspirado en Hallmark y sus dramones. Los abusos observados y experimentados por los Vance quedan sin suficiente exploración en la trama y aparecen bajo una construcción desordenada a lo largo del relato.
Aunado a ello, el desequilibrio de tonos que oscilan desde la melancolía, la ira y descolocados instantes de comedia que son incapaces de despertar emotividad, siendo Mamaw (Close es la única que realiza un trabajo meritorio) el más destacado de sus personajes.
Con una historia gris y vista muchas veces con diferentes individuos, escenarios y situaciones, Hillbilly Elegy peca de aleccionadora en el mensaje del perdón y la unión, olvidando su observación a la marginación social, a los resentimientos de clases sociales, a la presencia de los valores de la cultura que retrata y la superación de los demonios internos individuales.
Por Mariana Fernández (@mariana_ferfab)