Cabos – Día 2: Las ganas de nuevos horizontes

Todos nos preguntamos en algún punto qué sucede con nuestra vida. ¿Es necesario un nuevo comienzo? ¿Podría tener algo mejor? La segunda jornada del Cabos International Film Festival proyectó 4 películas que versan, en mayor o menor medida, sobre dicho tema:

Pequeña gran vidaAlexander Payne

La presentación estelar de la jornada fue Pequeña gran vida (Downsizing, 2017), el nuevo trabajo de Alexander Payne (Nebraska, Las confesiones del Sr. Schmidt). En ella, Paul Safranek (Matt Damon) es un hombre desdichado porque nunca ha logrado cumplir nada de lo que desea en vida. Ante el gris panorama que pinta todo su entorno, el protagonista decide someterse, junto a su esposa (Kristen Wigg), a un tratamiento que lo encoge y le da acceso a una nueva vida en miniatura… sin embargo, pronto se dará cuenta de que los problemas que carga van con él a todas partes.

El nuevo horizonte de Downsizing promete un escape de la cotidianidad, de los conflictos recurrentes de nuestros días. Para Payne, es la naturaleza humana la que nos mantiene en curso a la extinción. No hay forma de evitarla porque como especie no tenemos remedio. Es en ese conflicto que el realizador encuentra sus mejores momentos cómicos, para él la tragedia es la mejor fuente de comedia, como lo había demostrado en sus cintas pasadas (Entre copas, es el mejor ejemplo).

Por eso los mejores momentos de la cinta llegan por medio de los personajes secundarios (que, curiosamente, no son norteamericanos), como en ese descarado traficante miniatura encarnado por Christoph Waltz o en la autoritaria voz de una disidente vietnamita (Hong Chau) que Paul no puede evitar intentar salvar. Incluso en esa favela pequeñita donde las familias mexicanas pasan sus días viendo 12 corazones, La reina del sur o retransmisiones de películas protagonizadas por Cantinflas.

Si la humanidad está condenada a caer por el barranco, más vale estar en buena compañía para ver arder el mundo.

Thelma Joachim Trier

La adolescencia es una de las etapas más complicadas de la vida porque es muy sencillo sentirse un extraño. Los cambios mentales/físicos suceden todos los días sin previo aviso y cualquier situación tiene el potencial de ser una catástrofe. Además de ese inevitable deseo de romper con lo que nos enseñaron nuestros padres.

Es lo que sucede con Thelma (Eili Harboe), una joven estudiante que abandona la casa de sus padres (cristianos fervorosos) en una zona rural para estudiar en la ciudad. Su vida comienza a transformarse por una serie de ataques epilépticos, su realidad se verá invadida por visiones y una incipiente relación amorosa.

Trier toma como base las leyendas e historias de brujas medievales para representar la transformación por la que pasa su protagonista. Además de un par de guiños interesantes al cine de género y a cintas como La profecía (The Omen, 1976) o El ente (The Entity, 1982). Thelma sólo puede liberarse por completo si rompe con sus padres, la nueva etapa de su vida sólo puede comenzar de esa manera. Es conflicto viejo como el tiempo, sin embargo su vigencia no ha caducado porque la adolescencia es una etapa forzosa.

Todos necesitamos llegar a esa ruptura para encontrarnos.

La petite fille qui aimait trop les allumettesSimon Lavoie

Otros que necesitan romper con su pasado para seguir con sus vidas, son los hermanos de La petite fille qui aimait trop les allumettes. Ellos viven bajo las brutales reglas de su demente padre, un alcohólico fanático religioso que ni siquiera les puso nombres y se niega a aceptar que su hija es una mujer. Apesar de su abrumador cotidiano, ella (la sólida debutante Marine Johnson) comienza a explorar el mundo que la rodea y los problemas de su padre serán la excusa perfecta para radicalizar la búsqueda.

Filmada en blanco y negro para resaltar la opresión de los protagonistas, la película de Lavoie es un relato de ruptura urgente. La cinta está narrada desde el punto de vista de la protagonista para retratar de manera más cercana su experiencia e intentos por liberarse, para ella el mundo es totalmente nuevo porque el cerco de su padre se lo ha negado desde que tiene memoria.

Al mismo tiempo, Lavoie se toma el tiempo suficiente para explorar las maneras en que la educación de nuestros padres nos deja marcados de por vida. El pasado es una pesada loza con la que cargamos, aun cuando no seamos conscientes de ella. Suficientes años ha negado la protagonista su importancia como persona, por eso la ruptura con sus raíces es necesaria e inminente. Después de todo, el sol sale diariamente.

Blade of Immortal Takashi Miike

Hay personas que no cambian, ni piensan hacerlo. La centésima película del prolífico cineasta japonés es una combinación de sus gustos más arraigados: sangre y acción frenética. Las secuencias de acción en Blade of Immortal (Mugen no jûnin, 2017) nunca descansan, como sucedía en la saga de Dead or Alive. La historia no se detiene mucho para presentar personajes o situaciones, aunque en esencia es una clásica historia de venganza donde una niña intenta eliminar a aquellos que acabaron con su padre con la ayuda de un guerrero “inmortal”.

Si lo suyo son los golpes en pantalla, no busquen más. El doctor Miike está recetando.

Por Rafael Paz (@pazespa)

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