Black Canvas | Train Again, la velocidad de la quietud

Si King Vidor decía que “un árbol es un árbol” apuntando a la belleza inherente en la simpleza de filmar el mundo y sus acontecimientos, lo que hace Kurt Kren en 37/78 Tree Again es llevar esa cualidad bella y simple a una materialidad distinta, una cualidad física que únicamente es posible a través de la interacción de la luz, el color y el metraje fílmico. Partiendo del trabajo de su amigo y colega, el enorme cineasta austríaco Peter Tscherkassky cierra su trilogía de las Rush Series con Train Again, una pieza que es al mismo tiempo un homenaje a Kurt Kren y una suerte de frenético epígrafe a la fantasmagoría digital que reina actualmente en la industria del cine. No es casual que dentro de decenas de películas y cortometrajes presentados en la más reciente edición del Festival de Cine de Cannes, la película de Tscherkassky fuese la única presentada en 35mm.

Train Again inicia con un tren saliendo de un túnel, imagen en la que se sobreimpone metraje de caballos corriendo y cuyo galope es acelerado por el montaje y no por la acción. El sonido de la locomotora es incesante durante prácticamente toda la pieza y llega un punto en el que es indisociable de aquel que emite el proyector, así como las imágenes de las vías de tren a toda velocidad se confunden con la película misma. Metraje de distintas películas se atropella entre sí sin que ello haga que la velocidad se reduzca, lo cual lleva a una inevitable colisión en la que el tren se desvanece para dejar paso, primero al celuloide solo y después, a un árbol que es mecido por el viento.

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Tscherkassky regresa a los motivos de los Hermanos Lumiere después de L’arrivé (1988) para expandir nociones ya finamente delineadas ahí: el caos, la acción, el drama que representa únicamente el movimiento y el cine como un bello accidente que se reconstruye cíclicamente. ¿Qué sentido tiene regresar a Los Lumiere, a Muybridge o a Porter cuando el medio ya ha cumplido más de 120 años? El gesto de Tscherkassky no es revisionista ni revolucionario, es simplemente sensato.

Stefane Grissemann dice que Train Again es un blockbuster underground pero a diferencia de las superproducciones actuales, que también se construyen sobre un principio de caos y saturación visual y aural, la película de Tscherkassky prescinde de justificar su espectáculo y simplemente le permite existir bajo principios de funcionamiento meramente físicos y ópticos: luz, color, emulsiones, sobreimposiciones y collages que crean sombras eléctricas que pueden moverse tan rápido como un feroz tren o tan suave como un árbol mecido por el viento. Solo en una película como ésta, la velocidad es resultado de la quietud.

Por JJ Negrete (@jjnegretec)
Publicado originalmente en la Gaceta Black Canvas FCC 2021.

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