Bitácora del FICM – Día 2: Sociedad y adolescencia

En el segundo día del Festival Internacional de Cine de Morelia hemos visto cintas que lidian con la crisis de principio de siglo, hermanada inevitablemente con los momentos decisivos de la adolescencia. La indecisión de la sociedad, en busca de su cauce histórico, que nos presentan Jean-Luc Godard, con Adiós al lenguaje y los hermanos Dardenne, con Dos días, una noche, son reflexiones a nivel social en busca de la identidad moderna: en una, el lenguaje reconoce los límites que advirtió Jacques Derrida, mientras que la otra expresa la necesidad de la solidaridad social y de reconocer su improbabilidad en un tiempo limitado por las necesidades económicas.

En un contexto crítico similar pero concentrado en las necesidades del individuo en pleno desarrollo psicológico y sexual, el éxito de SundanceWhiplash, busca un retorno a una educación casi espartana para separar a los débiles de los sobresalientes y garantizar la existencia de los próximos genios musicales. Por otro lado, When Animals Dream intenta expresar el miedo a los cambios corporales de una joven que comienza descubrir al mismo tiempo su sexualidad y el hecho de que es una especie de licántropa. En las cuatro películas vemos, entonces, un intento por revelar las vicisitudes de crecer en el mundo moderno.

Whiplash

La historia de un obsesivo estudiante de música desesperado por alcanzar la grandeza de los nombres imperecederos del jazz podría prestarse inmediatamente a una comparación con la búsqueda por la perfección en que se basó El cisne negro (Black Swan, 2010), de Darren Aronofsky; sin embargo, Whiplash: música y obsesión (Whiplash, 2014) es una propuesta de darwinismo social difícil de digerir temáticamente en un tiempo tan democrático como en el que vivimos, pero gracias al soberbio trabajo de su director, Damien Chazelle, lo que podría ser una narrativa discutible se convierte en un frenético y emocionante melodrama que encanta a los espectadores con las interpretaciones de Miles Teller y un implacable JK Simmons.  Hay aspectos discutibles, sin duda, pero Whiplash es una garantía de diversión.

When Animals Dream

La promesa de una cinta sobre una mujer lobo cuya condición es una metáfora de su despertar sexual decae rápidamente en When Animals Dream (2014), del debutante Jonas Alexander Arnby. Aunque construye bien su premisa durante la exposición, Arnby no logra darle cohesión a la trama ni a sus temas, de tal manera que la película se va haciendo gradualmente más superficial hasta terminar como una adición más al género sin mucho que aportar en términos de originalidad o profundidad. Quizá con el tiempo Arnby logre consumar algo mayor, pero su primer largometraje, aunque promete mucho, simplemente no cumple.

Adiós al lenguaje

Como todo el cine de Jean-Luc Godard, su última película de Adiós al lenguaje (Adieu au langage, 2014) es un ensayo que contiene la historia y las preocupaciones del pensamiento europeo. Con un ejercicio visual extraordinario en 3D, Godard exhibe una perspectiva nihilista donde la excreción es un símbolo del lenguaje que se cimbra ante la impotencia de recabar el mundo. La desilusión de Godard se convierte en un foco creativo e ideológico que, a pesar de perder su fe en el lenguaje, parece encontrar el alivio de haber intentado construir uno nuevo aun en este último esfuerzo, donde utiliza la tecnología 3D para crear imágenes de simultaneidad y a la vez fragmentación como pocas veces se ha visto antes. Adiós al lenguaje no es fácilmente comprensible ni particularmente disfrutable, pero es una experiencia necesaria en un mundo donde las redes sociales confunden la opinión con la verdad.

Dos días, una noche

Al fin aparece la respuesta de los hermanos Jean-Pierre y Luc Dardenne a la crisis económica que enfrentó el Occidente en los últimos años. El discurso en varios niveles de los directores belgas nos entrega una narrativa de vastas proporciones que abarca el conflicto individual de manera tan compleja como examina la sociedad francesa. Marion Cotillard entrega una actuación impactante y orgánica; a pesar de ser una mujer que padece depresión, ni ella ni los directores crean un melodrama simplón, sino una tragicomedia donde el triunfo no existe en el mundo material, sino en el espíritu. Dos días, una noche (Deux jeurs, une nuit, 2014) es un ejercicio de compasión y de sutileza donde la realidad no es un espacio sencillo con roles definitorios; más bien, los Dardenne se explayan para crear un complejo cuadro de la vida en el mundo actual.

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