59 Muestra | ‘Tres corazones’: Posibilidades del amor

La palabra posibilidad es la definición perfecta de la película Tres corazones (3 coeurs, 2014) de Benoît Jacquot, quien trata de mostrarnos su significado  con la consecuencia más perturbada de una promesa incumplida para el reencuentro de los protagonistas Marc (Benoît Poelvoorde) y Sylvie (Charlotte Gainsbourg).

Las relaciones amorosas son un tema que con el paso del tiempo se ha convertido en típico y la única oportunidad que tiene para mostrarse como algo interesante e inusual es un ángulo peculiar. Jacquot no lo logra, pues descalifica todo el desarrollo de su filme con un “felices por siempre”, buscando que la confrontación de su protagonista con lo trágico sea algo que pudo haber pasado. Sigue el camino de Joe Wright en Expiación, deseo y pecado (Atonement, 2007), que muestra la futilidad de lo que se trató de hacer en Tres corazones, mostrándose en el desarrollo de la parte final de la historia, que después resulta innecesaria, pues fue una posibilidad, dando un cierre ideal e ilógico a sus personajes en escenas que la protagonista desmiente después, haciendo del final 20 minutos sobrantes al igual que el argumento de Benoit y su infructuoso uso de lo metatextual.

Los elementos de metatextualidad son utilizados para romper con la ficción hasta cierto punto y Tres corazones los emplea durante el argumento como elemento extradiegético con una voz en off que no se acopla a la historia y es más un justificante del miedo de Jacquot a no arriesgar con lo trágico, usándolo sin la sutileza de dar un encubrimiento del miedo y sin dar escenas abiertas a interpretación, como lo hace Vincent Ward en Mas allá de los sueños (What dreams May Come, 1998), donde el elemento que te deja elegir la posibilidad es Robin Williams en coma sobre una cama de hospital, a diferencia del trabajo de Jacquot, que sólo nos muestra dos reencuentros y sólo uno será el elemento de rompimiento en la historia y la pérdida de la postura.

La muestra más clara de que el enfoque de un tema es básico para determinar el desapego de lo típico es la solidez con la que se mantiene una postura y Jacquot es un claro ejemplo de lo que es hacer exactamente lo opuesto, pues al darle al público el final que desea se corrompe la esencia del filme y deja todo lo visto como una insípida potencia u ocasión para ser o existir de algo.

Por Antonio Pina Manzano

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