Hace unos días se cumplieron 25 años de que Pulp Fiction (1994) –o Tiempos violentos, como se le conoció en nuestro país– ganó la Palma de Oro en el Festival de Cine de Cannes y encumbró a Quentin Tarantino como una de las voces claves –y más populares– de los años noventa y dos miles. Además otorgarle un gigantesco empujón a las carreras de sus estrellas Uma Thurman, Samuel L. Jackson y John Travolta.
Más de dos décadas han pasado y el verdadero legado de Tarantino sigue en discusión, encabezando la charla dos grupos: aquellos que lo tildan de genio y aman con locura todo su trabajo; en el otro extremo una nutrida congregación que lo tacha de copión o ladrón. Dos puntos polarizantes que posiblemente nunca abandonen al director norteamericano a lo largo de su carrera. Por eso cuatro miembros del staff de Butaca Ancha discuten al respecto:
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Al recordar Pulp Fiction, ¿cuál es la primera cosa que se les viene a la cabeza?
Eric Ortíz (@ElMachoBionico): Pienso en general en el cine de Tarantino. Al no ser de la generación que creció con Pulp Ficition, descubrí el cine de Quentin en conjunto hace poco más de 10 años, cuando ya era considerada un clásico. Al mismo tiempo, es fácil recordar un puñado de escenas icónicas, tales como John Travolta y Samuel L. Jackson hablando sobre McDonald’s o Tim Roth y Amanda Plummer discutiendo sobre robar un restaurante. Tarantino se nutrió de la cultura popular y eventualmente le dio a la misma más momentos clave que a su vez nutrieron a la siguiente generación.
JJ Negrete (@jjnegretec): Lo primero que me viene a la mente es la, ahora legendaria, imagen de Mia Wallace (Uma Thurman), embellecida por un corte de cabello a la Anna Karina, su pistola y la vibra pulpy y noir que exhuma el poster y que a partir de ese momento habría de verse vinculada con un profundo cambio en el paradigma cinematográfico. La apabullante imposición de estilo propuesta por Tarantino emerge como uno de los signos de un cine norteamericano que se revitalizaba después de los agonizantes años de la década de los 80 y que habría de consolidarse justo cuando el lacónico cowboy Clint Eastwood la anunciaba como ganadora de la Palma de Oro. No sólo se gestaba el mito polarizante de Tarantino como auteur pastiche, sino el de Harvey Weinstein como figura prominente en el panorama del cine “independiente”. El poder de la imagen con sello Tarantino es lo que permea en la memoria.
Rafael Paz (@pazespa): La escena del sótano. Cuando vi por primera vez Pulp Fiction ésa fue la escena que se me quedó grabada en la memoria y por días estuve hablando de ella. Seguro mis compañeros de escuela veían extraña mi fascinación con una secuencia que involucra una violación, sadismo, bondage y un “par de negros fuma coca”; era un muchacho impresionable, sí, pero la maestría de Tarantino para estirar ciertas convenciones del cine norteamericano está presente ahí. Su talento convierte un momento bastante impactante, por su temática, en algo disfrutable e, incluso, divertido.
Ricardo Pineda (@RAikA83): Hamburguesas, humor negro y violencia. También pienso en una de las resurrecciones fílmicas más importantes de Travolta, y el apellido Tarantino acaparando todas las conversaciones de los que “sabían” de cine, dividiendo así públicos y generaciones entre quienes lo consideraban un plagiario pop neurótico, y quienes lo empotraron a partir de esa cinta como genio. Recuerdo haberla visto muy pequeño en un VHS apócrifo sin entender muchas de las referencias. Cuando pienso en Pulp Fiction se me viene a la cabeza el consumo desmedido y visceral de cinéfilos que se alinean en torno a una misma cosa, pero también una película importante que involuntariamente causó eco y escuela.
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Dentro de la filmografía de Tarantino, ¿dónde queda Pulp Fiction?
@RAikA83: Sin duda Tarantino ha desarrollado un refinamiento cinematográfico notable, cosa que de no ser cierta tal vez lo pondría históricamente como el director de media tabla “que sólo hizo Pulp Fiction“. En lo particular, Inglourious Basterds (2009) me parece el clímax de su madurez estética y discursiva; sin embargo, el primer gran golpe es el mayor. Pulp Fiction será por mucho su obra más notable, donde logra desdoblar todo el cargamento de inquietudes y mística que como jovensísimo director tenía (30 o 31 años, me parece). A la distancia, Pulp Fiction es más una declaratoria de principios, una suerte de “así veo yo el cine, esto soy yo”, que su mejor película a la fecha. A lo largo de sus ocho películas, me parece que Pulp Fiction es la que lo define, ubica y lo consagra. Afortunadamente siempre encuentra la manera de mejorar eso que hace, más allá del gusto o el hype mediático.
@ElMachoBionico: Tras nueve largometrajes, seis de ellos realizados después de llegar a la cima con Pulp Fiction, Tarantino sigue sin decepcionarme en lo más mínimo (sí, soy de los defensores de Death Proof). Sus detractores siguen esperando el día en que una película de QT sea considerada unánimemente como un fracaso, ya sea por las críticas negativas o por un pobre desempeño comercialmente. Él mismo ha dicho, con su modestia característica, que se quiere retirar con una filmografía impecable y hasta ahora lo está logrando. Dicho esto, Pulp Fiction sigue siendo su mejor obra y la máxima expresión de lo que significó ser un enfant terrible. Me quedo con las palabras de Richard Corliss, al describir para Time Magazine cómo fue la llegada de Pulp Fiction al Festival de Cannes de 1994: “Cuando la película se exhibió fue como si Tarantino le estuviera diciendo a Cannes ‘Okay, el tiempo de siesta se ha terminado. Ahora pongan atención, y yo les enseñaré cómo se hace. Aquí está el por qué se les llama moving pictures’”.
@jjnegretec: Concuerdo con Pineda y Eric cuando definen a Pulp Fiction como el punto nodal en la carrera de Tarantino. Lo que hay que reconocerle a Tarantino es el haber encontrado su quintaesencia en un momento tan temprano de su carrera, así como la eufórica acogida crítica que le dio la suficiente confianza para moverse con petulancia en diferentes géneros y revitalizar la cinefilia, aunque haya sido sólo de manera parcial. El mérito de Pulp Fiction es haber iniciado una tradición que ha encontrado variaciones en diversos estilos y temas a través de un verborreico revisionismo (el blaxpoitation en Jackie Brown, el cine de artes marciales en Kill Bill, el cine clásico en Inglourious Basterds y el western en Django Unchained), el estilo que Tarantino crea no es original, sino astuto, más sagaz que profundo o inteligente.
@pazespa: Sin tratar de repetir los puntos arriba mencionados, Pulp Fiction también se convirtió en la invitación en blanco de Harvey Weinstein a Tarantino. Después de esa Palma de Oro, y actualmente, Quentin puede hacer básicamente lo que quiera sin muchos peros de parte del estudio. El reciente furor desatado por un guión suyo sin terminar es una muestra de su verdadero poder en la industria. Y sí, Inglourious Basterds es su mayor logro narrativo.
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¿Cuál es el legado de Tarantino?
@pazespa: Pienso que el mayor legado de Tarantino es cinéfilo. Para bien o para mal, él es un hombre con un amplio bagaje cinematográfico y no teme expresarlo en sus películas. Le profesa un cariño tan sincero que luce, sin sentirse forzado o terminar en un jueguito de sabelotodo presumido. Por eso mismo es un director con el que muchos inician y posteriormente van abandonando. Todos tienen una etapa Tarantino que terminan por superar porque sus influencias y citas son verdaderamente interesantes; conocerlas y verlas reflejadas en pantalla es parte del juego. Como una ex-novia que pensabas era el amor de tu vida, el tiempo que pasaban juntos era genial y cuando cortaron te diste cuenta que había chicas más interesantes esperando ahí afuera, aguardando que la curiosidad te hiciera abrir los ojos.
@ElMachoBionico: No hay director de cine más influyente que Tarantino en los últimos 20 años. “Es, simplemente, el director más influyente de su generación”, fueron las palabras del director y también historiador Peter Bogdanovich hace un par de años.
En lo personal, y para ejemplificar lo que ya han dicho, me provocó el acercamiento a otros cines, como Jean-Luc Godard, John Woo y claro, un sinfín de películas consideradas “menores” o de explotación como Coffy o The Inglorious Bastards (Quel maledetto treno blindato, 1978) de Enzo G. Castellari. Eso también significa Tarantino: la unión del cine de autor con la explotación, llevar al mainstream lo que en el pasado no salía de los Drive-In o los Grindhouse. Por esto mismo, gran parte de los que crecieron viendo este cine “prohibido” no encuentran tan valioso a un personaje como Quentin, pero curiosamente los autores de las películas sí. O, ¿a quien no le gusta tener una audiencia más grande o regalías por su trabajo cuando este mismo estaba olvidado? Le pese a quien le pese, Tarantino es clave en llevar el cine de serie B a una exposición mayor y eso hasta Castellari o Franco Nero se lo agradecen.
Es importante también cómo el cine asiático se ha visto obligado a responder a Tarantino, ya que aunque no lo quieran su voz es difícil de ignorar. Shion Sono declaró que Vamos a jugar al infierno (Jigoku de naze warui, 2013) está en parte dedicada a la gente que, incorrectamente, piensa que el traje amarillo original de Bruce Lee es creación de Tarantino en Kill Bill; The Good, the Bad and the Weird (Joheunnom nabbeunnom isanghannom, 2008) usa la versión de Santa Esmeralda de Don’t Let Me Be Misunderstood, la cual fue popularizada por Kill Bill Vol. 1. La influencia de Tarantino es innegable y fácil de percibir.
@jjnegretec: Creo que añadiría a lo que ya han elaborado con elocuencia Paz y a continuación Ricardo, el hecho de que Tarantino ha obligado al espectador a hacerse de un bagaje cinematográfico que implique una revisión de los lugares de donde su cine se alimenta. A pesar de que Tarantino no es la única persona que aboga por el rescate de títulos sepultados en el olvido, su influencia le da un sentido de urgencia a esa búsqueda. Su nombre ya está en los libros de historia por el momento, pero el tiempo habrá de justificar el balance final de su obra, y a 20 años de su primera marca, su sombra es aún ominosa.
@RAikA83: Lo que Tarantino deja, creo, va en dos vías: por un lado hay una vena positiva, con su estilo y estética que refrescó mucho del cine que se hizo después. Sin embargo, y por el lado opuesto, considero también que hasta para tomar influencias y ‘robar’, como bien hace Quentin, hay que tener toque, y sus “alumnos” no lo hacen tan bien en su mayoría.
Tarantino lega un estilo particular y firmeza a la hora de bajar esos balones que no son suyos. El problema con sus fans que hacen cine es que sus cintas suelen ser muy malas y caen en el plagio de mal gusto. Hemos visto tantos y tantos malos remedos de Pulp Fiction que ya hasta perdí la cuenta. O parangones mediáticos como: “Guy Ritchie, el Tarantinto inglés” (pfff). El punto aquí es darle a las cosas su justo valor en varios aspectos: 1) El cine de Tarantino es más forma que fondo, o en su defecto la forma es su mayor aporte cinematográfico. Es todo lo que gusten: ágil, impactante, efectista, preciso, poderoso… pero no original. 2) Que alguien filme ‘como Tarantino’ o cite al director de Kill Bill en sus máximas influencias, no necesariamente implica que su cine sea igual de bueno o tenga algún aporte de valía. Y 3) Saber que el cine de Tarantino es un constante homenaje al amor por el cine (por cierto tipo de cine) nos podría llevar a vuelos más altos.
Creo que la mayor herencia de Quentin, a la distancia y tomando a Pulp Fiction como eje, es el cariño enfermizo por el cine. Así de general: desde el amor por los soundtracks hasta las referencias cinéfilas de trivia insertas con tino y gusto. Ahí nada más.