Cuando se habla de Woody Harrelson es inevitable pensar en un magnate de la pornografía, un psicópata asesino por naturaleza o en un rudo vaquero que se desnuda a la menor provocación. Existe algo en el actor texano que con cierta regularidad lo sitúa en el papel del chico malo dentro y fuera de la gran pantalla. En el aniversario de Woody hacemos un recuento de sus facetas como bad boy que el actor interpretó lo largo de su trayectoria cinematográfica.
Woodrow Tracy Harrelson emergió de una famosa serie televisiva estadounidense de los años 80 llamada Cheers, que se desarrollaba en un bar de Boston. A pesar de que la serie casi se cancela en su primera temporada, al final, el saldo fueron 11 años consecutivos de transmisión y una mata de jóvenes actores-estrellas que usó el éxito de la serie como trampolín a la pantalla grande; entre ellos, Kelsey Grammer –mejor conocido como Frasier Crane–, Kirstie Alley y el joven Woody.
Las primeras actuaciones de Woody en el cine navegaron entre la comedia y el melodrama sin mucho éxito. Sin embargo, en 1994 el actor tomó un papel que irónicamente lo regresaba a las raíces de las que habría huido cuando se marchó de Texas para mudarse a New York, en donde estudió artes escénicas. Se trata de la película Vaqueros de Nueva York (The Cowboy Way), del director Gregg Champion, en la que el actor interpretó al feroz Pepper Lewis, un cowboy rudo, valeroso, mujeriego y medio stripper que llega a las calles de Nueva York junto con su amigo del alma en botas, Sonny Gilstrap, interpretado por Kiefer Sutherland.
La película mostró una faceta diferente de la oferta hollywoodense de la época más tendida hacia los galanes o los actores de comedia. Woody Harrelson encarnaba con gracia y fuerza el papel de un vaquero que es reinsertado a una sociedad polarizada en donde puedes encontrar los barrios más peligrosos y, del otro lado, la fiesta más elitista de Estados Unidos. Las variaciones del papel de vaquero transitan entre el chico malo y descortés, y el valiente e ingenuo hombre detrás de la botas. Su participación en Vaqueros de Nueva York le dio a Woody una especie de sello de garantía en el papel de chico malo.
Harrelson dio un paso monumental en la escena cinematográfica unos meses después con el filme Asesinos por naturaleza (Natural Born Killers), bajo la dirección de Oliver Stone y con Juliette Lewis de co protagonista. En el filme relata la historia violenta de un par de psicópatas que se encuentran, enamoran y viajan asesinando buenos americanos.
La película Asesinos por naturaleza es una de las más características obras de Woody Harrelson y desató algo de revuelo por dos motivos: la naturaleza crítica y ultraviolenta del filme –que contó con un guión de Quentin Tarantino– y la caracterización que el actor hizo de su personaje, Mickey Knox. Además de que fue en esta etapa en que se hizo abiertamente público que Harrelson padeció en su infancia un trastorno psicológico, además de dislexia e hiperactividad.
De vaquero ingenuo y psicópata asesino, Woody pasó a ser un obsesivo conquistador altamente sexual. En 1996, dos años después de su éxito en el filme de Stone, el actor realizó la película que lo hizo merecedor de un Oscar: El escándalo de Larry Flint. El filme es una biopic del editor estadounidense y creador de la revista Hustler, de corte pornográfico.
Larry Flint es un controversial personaje que publicaba y producía contenidos pornográficos a mediados de los 70. Woody encarna al magnate con crudeza, transmitiendo la locura, la obsesión y los ultrajes de Flint junto a la desastrosa Courtney Love, quien interpreta a su amada esposa. Por este personaje, Harrelson se convirtió en un actor respetado de la industria hollywoodense.
En 1998 Woody regreso al papel de seductor junto a Elisabeth Shue en Seducción fatal (Palmetto), del director Volker Schlondorff. En el filme Woody interpreta a un convicto que recién ha sido liberado y que es contratado por un millonario para que finja el secuestro de su hija adoptiva. En el transcurso Elisabeth Shue utiliza sus encantos para conquistar al ex convicto. La película tiene además de una escena de sexo muy provocativa, varios momentos de violencia y misterio que le valieron una categoría C, no apta para todas las audiencias.
En la última etapa de chico malo de Woody Harrelson, el actor ha transitado por papeles más maduros, pero siempre con la marca que promete un personaje si no extremista, sí interesante. Con El mensajero, Woody se volvió a posicionar en la categoría de chico malo pero desde una perspectiva más trágica. El salto fue de un personaje conflictivo y rebelde a un hombre con esas características pero motivadas por el recuerdo de sus experiencias pasadas en la guerra.
En El mensajero Woody logró otra nominación al Oscar por su interpretación del Capitan Tony Stone, un soldado que mata al Sargento Will Montgomery, interpretado por Ben Foster, la forma de realizar el trabajo de notificar las bajas de los soldados a sus familiares. Al final del proceso, Woody da una vuelta de tuerca a su personaje lo suficientemente bien ejecutada como para que las audiencias se queden perplejas.
El último papel como chico malo de Woody Harrelson fue en 2012 con Siete psicópatas, de Martin McDonagh, en la que interpreta al gánster Charlie, quien pierde la cabeza cuando se entera que su preciado perrito ha sido secuestrado. Aunque el filme es una comedia, Woody logra transmitir en su personaje el grado de locura y exasperación necesaria para condimentar el filme con un toque de chico malo.
Bonus: lo volviste a hacer, Woody
Es necesario incluir en esta revisión a los personajes de Harrelson con una breve aparición que tuvo en el filme Austin Powers: El espía seductor. Es un breve cameo en el que se describe la curiosa forma de un cohete del Doctor Malo en la que cada escena completa la frase prohibida hasta llegar al nombre del actor: Woody.
Por Alejandra Arteaga (@Adelesnails)