Un camioncito escolar también es una casa rodante que ha viajado seis años a lo largo y ancho del territorio mexicano. Los conductores son dos maestros jubilados de La Paz, Baja California. Su casa rodante tiene como objetivo compartir conocimiento acerca de las estrellas, constelaciones y vida celeste. Hay muchas fotos fijas que se intercalan con el viaje que recorren a escuelas y comunidades del norte del país. El “cometa”, nombre del camión escolar, tiene sus años, sus problemas y hasta la burocracia que a veces le impide a travesar caminos.
Observar la noche desde el telescopio atrae a la gente como imanes. La visión, uno de los paradigmas modernos, está implícito en la película documental. “Astronomía por México”, “hecho en México”, se lee en las paredes del camión. Al pasear por las escuelas para impartir sesiones entre comunidades ávidas y curiosas que se acercan al aparato óptico, podría decirse que el cometa es el personaje principal, pero sería una simplificación ociosa.
La interrelación entre la pareja que viaja en el cometa, los exteriores y cada fauna de carretera y gente que encuentran a su paso, despliega a la colectividad como uno de los valores sin precio que el sueldo de los dos jubilados y el afán de compartir la experiencia de la astronomía en los sitios periféricos del país, les sucede frente a la cámara. “Noche astronómica. Gratis”. La relación colectiva de una labor comunitaria está presente en cada secuencia. No es solo llevar conocimiento sobre la astronomía, también el registro que los profesores hacen del viaje durante su jornada, la fuerza primordial para visibilizar al cine como acto colectivo.
La palabra “jornada”, para la RAE, tiene entre sus acepciones el significado de tránsito de esta vida a la eterna. En la travesía del cometa, la configuración colectiva de una inquietud de conocimiento siembra su tiempo en ambos profesores. El audiovisual también posee un discurso propio, es decir, hay una lógica de la sensación entre las imágenes que se intercalan con el discurso eje, para regalarnos un mapa audiovisual de una parte descentralizada del país.
De familia sanguínea de zapotecas, viajantes, investigadores del cielo, espíritus viajeros. La paradoja son los trámites burocráticos, que impiden cruzar a “el cometa” a Guaymas, en Sonora. La astronomía comunitaria contra la burocracia parásita es el fantasma que recorre por un breve instante el registro fílmico de un camión escolar que recorre esta vida a la celeste.
Por Carlos Rgó (@Rgock)
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