Celia Rico Clavellino es una cineasta española que este año está haciendo su primer largometraje en Constantina, Sevilla, su pueblo natal. Si bien la película tendrá un estreno aproximado en 2018, se sabe que la actriz Lola Dueñas, –quien aparece en Zama (2017), de Lucrecia Martell, además de tener varios reconocimientos por su trabajo actoral, como un Goya por Mejor Actriz en 2005; o trabajar a lado de directores como Amenábar y Almodóvar–, filma con Celia Rico el largometraje Viaje alrededor del cuarto de una madre. Valgan los renglones anteriores para reconocer que Lola Dueñas es una actriz importante, e introducir a una joven directora que se abre paso en la industria cinematográfica rodeada de buena fortuna. Un dato más: el guion de su próximo largometraje está escrito por ella misma, y el texto fue elegido por el Festival de Cine de Berlín para participar en el Script Station del Berlinale Talents 2015.
Su primer cortometraje ‒y único trabajo hasta al momento‒ Luisa no está en casa (2012) es un trabajo que está dedicado a los padres de la directora. En él vemos un audiovisual con un guion inyectado de intimidad; filmado en su mayor parte dentro de una casa; algunos exteriores son fotografiados con sobriedad, como postales que invitan al espectador a simpatizar con el escenario pero no le arrebatan la mirada en demasía. Los protagonistas, dos personas de la “tercera edad”, viven la dinámica de la costumbre, que se filma a ritmo preciso y en una cámara fija necesaria. El detonante de las acciones es el ruido de una lavadora descompuesta. Motivo que le da la oportunidad a Luisa, una de las protagonistas, de salir y visitar una lavandería. Ahí conoce a Concha Guerrero Izquierdo, también de edad mayor, quien tiene la mayor parte de los diálogos simbólicos del cortometraje. Esto puede llevar a la trama hacia otra dirección, pero no, al menos nos sugiere, como cualquier historia paralela, que hay una relación colectiva entre personajes, ya sean principales o secundarios. Noción colectiva explícita que no desmerece recordar las palabras dichas por Concha: “mi vida está en el barrio”, para afirmar, con la complicidad de un gesto de Luisa: que no quiere morir en una casa.
En Luisa no está en casa (2012), Celia Rico está acompañada de actores como Asunción Balaguer, que hoy vive sus 92 años y tiene una carrera de más de 70 años como actriz. En síntesis, Balaguer da contenido y forma al deseo de Rico por contar cómo una lavadora descompuesta puede impulsar la hostilidad de la existencia y, de paso, sugerirnos la visibilidad de una tribu urbana que cuelga la ropa limpia una y otra vez. Alfonso Reyes decía, en algún número de “Fósforo”, que el adulto deja de oír a fuerza de ver frente a la pantalla; este cortometraje debate esa impresión. La fuerza del sonido será la principal herramienta para iniciar y terminar, al menos formalmente, una nota existencial de la vejez y devolvernos el secreto del sonido, digerido en el ruido de una lavadora o en una canción bien colocada hacia el final.
Celia Rico decide debutar en el cortometraje, como directora y guionista, para contar a través del artificio, acerca de la familia y las relaciones con el espacio en que se expresan esos lazos sanguíneos.
Por Carlos Rgó (@Rgock)
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