Olvidaré la tristeza y el mal
y las penas del mundo
y escucharé los violines cantar
en la noche sin rumbo
Mi gran noche– Raphael
Lo primero que me pregunto después de ver Quebranto, documental de Roberto Fiesco, es por la palabra que le da título. ¿Por qué la historia de un niño, promesa del cine mexicano, conocido como Pinolito, que más tarde se convertiría en Coral Bonelli, una actriz transgénero marginada que termina viviendo con su madre, se llama así: quebranto? ¿Qué hay detrás de esa palabra que revela el discurso del filme, la llave que abre el significado del documental? Quebranto es una palabra con muchos significados: desaliento, daño, lástima, pérdida, roto. Su raíz que proviene del latín vulgar se vincula con otras palabras como violar, romper con violencia, machacar.
La historia de Coral, en Quebranto, tiene dos niveles. El primero, el que nos cuentan Coral y su madre, doña Lilia Ortega, través de sus vivencias en el cine mexicano y en la industria del entretenimiento. Primero su nacer artístico a partir de un concurso de imitadores, en donde el todavía Fernando García Ortega recibió su primer reconocimiento imitando al cantante Raphael, muy famoso en aquellos años. Una fama prematura lo llevó a viajar por todo el país y a debutar en el cine al lado de Katy Jurado y Sara García en la película Fe, Esperanza y Caridad (1974), de Jorge Fons, Luis Alcoriza y Alberto Bojórquez, además de trabajar en muchas otras como El hijo de los pobres la casa del sur y Carita de primavera. Más tarde se relata su incursión en el Teatro Blanquita como bailarín, y su despertar sexual y la génesis de sus primeras ideas en torno al sexo y al género. El punto de quiebre ocurre cuando Fernando, ya cerca a los 50 años, decide, después de un show en el que imitaba a Lucha Villa, convertirse en mujer. Todo esto ocurre en el primer nivel de la película.
Luego de la operación, Coral comienza a hundirse en las aguas del olvido. Su pasado recubierto de una glora efímera comienza a diluirse e inaugura así una etapa de enfermedad (le detectan diabetes) y de marginación por su condición transgénero.
El segundo nivel del filme creo que es el que contiene la llave de Quebranto. En ese nivel mucho más profundo y escabroso se muestra la explotación de un niño en el medio artístico. En una de las escenas se muestra y se relata cómo Jorge Fons pide que golpeen al niño por el bien de la escena y terminan lastimándolo con una roca. Esa es la vida de Coral: la de un golpe duro y crudo que se repite una y otra vez. Violencia, fraudes, pobreza, crueldad y un rostro desmaquillado que nos muestra otra cara de la industria del entretenimiento en México son algunos de los elementos que fueron definiendo el carácter de Fernando, un hombre que conoció el vacío y que renació para convertirse en mujer, buscar la felicidad y hallar un doble estigma.
La supervivencia de un transgénero en un país tradicionalmente pensado en términos de doble moral se reduce a la prostitución, a las coreografías de fiestas de XV años de corte popular y al desprecio y la burla a partir de estereotipos que el mismo medio del cine y la televisión han cultivado en el imaginario cultural a lo largo de su historia, porque para el mexicano común es lo mismo ser transgénero que “maricón”, adjetivo que cuenta Fiesco usó un funcionario de IMCINE al negarle apoyo para sus producciones.
Entonces no hallo mejor palabra que quebranto para designar el proceso de Fernando/Coral. Se trata de un doble rompimiento. Uno íntimo y secreto, y otro ejercido por la sociedad: uno más violento y ensordecedor que se pliega y se oculta tras la máscara de la felicidad y del glamour desgastado de una industria que machacó y olvidó a sus artistas luego de explotarlos.
Fiesco es un director sensible que no se limita a contar la historia en su crudeza, sino que despliega una serie de herramientas del cine y de la ficción para enriquecer visualmente el discurso doble que se articula en su película. Coral, actriz de profesión, aprovecha sus dotes para desarrollar frente a la cámara quizá por primera vez con entereza su propio personaje de mujer y de ese modo revelar su verdadero gesto, su tragedia profunda y su fortaleza inquebrantable, fuerza que se acompaña de la figura de su madre y que conmueve profundamente.
Quebranto documenta y narra una historia de quiebre. Todos los elementos de la película: infancia y adultez, hombre y mujer, éxito y fracaso, se encuentran siempre en algún punto para mostrar la complejidad de cómo un ser humano debe asumirse en el mundo, de cómo a veces la búsqueda personal se ve marcada por la presión y la violencia de la sociedad, pero que el quiebre más trascendental y difícil viene a partir de la propia aceptación y la persecución de un sueño único, aunque eso signifique en nuestro mundo la marginación y la soledad. Coral es un personaje lleno de matices, triste guerrara que se resigna a la vida plena de ser distinta, única, y nos dice: “No me arrepiento… hay que seguir viviendo (…) ahora puedo ser yo, yo, yo. Soy feliz. Si no fuera feliz no hubiera hecho las tonterías que hice, no me hubiera puesto chichis”.
Quebranto es un documental que ya tuvo un intenso recorrido por festivales de cine, recogiendo el reconocimiento de la crítica y el público. Ganó el Premio Ariel a Mejor Largometraje Documental en 2013. Fiesco ha recibido entre otros premios la Beca Ambulante, el Premio Maguey y el Premio Especial del Jurado del Festival Internacional de Cine en Guadalajara, Premio Sebastiane Latino del Festival de Cine de San Sebastián y, recientemente, el Premio Guerrero en el Festival Internacional de Cine de Morelia.
Por Davo Valdés de la Campa (@Davovaldes)
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