Diarios de Mórbido 2021 – Día 3 y 4

Fantasmas, demonios, rabiosos contagiados, depredadores sexuales y abuelas misteriosas marcaron las películas de la tercera y cuarta jornada del Mórbido Film Fest 2021, aquí les contamos:

  • The Scary of Sixty-First | Dir. Dasha Nekrasova

El primer largometraje de la actriz y podcastera Dasha Nekrasova arranca con un par de amigas, Addie (Betsey Brown) y Noelle (Madeline Quinn), revisando una ganga de bienes raíces en uno de los barrios exclusivos de Nueva York, a pesar de las malas vibras del lugar, además de varias particularidades en su diseño arquitectónico (cuartos que se cierran por fuera, puertas secretas, etc.), aceptan el trato sin mucha resistencia. La oportunidad parece única, pero la llegada de una desconocida (la propia Nekrasova) iniciará un espiral de desproporcionada paranoia para las recién mudadas, después de todo porque su visita les informa que ahora viven en uno de los departamentos usados por Jeffrey Epstein en su red de crímenes sexuales.

La visita también marcará una separación entre las roomies. Noelle, ayudada por las anfetaminas que le suministra la desconocida, se sumergirá en el mundo de las teorías de conspiración, buscando con su nueva amistad encontrar la verdad detrás de la muerte de Epstein. Ni Alex Jones hace tanto trabajo de campo. Por su parte, Addie comienza a sufrir alucinaciones y una atracción obsesiva por el círculo de amistades de Epstein, en especial por un miembro de la familia real británica.

La paranoia es el principal vehículo que hace avanzar a la película, Nekrasova intenta en la primera parte del largometraje plantar la duda mediante sus imágenes sobre qué sucede como parte de la sugestión de las amigas y qué pasa en realidad. Tema que apuntala la fotografía, gracias a sus vibras sesenteras/setenteras que recuerdan la estética (y temas) de cintas como Repulsión (Repulsion, 1965), El bebé de Rosemary (Rosemary’s Baby, 1968) –ambas de Roman Polanski–; La profecía (The Omen, 1975), de Richard Donner; o, aunque ya es de una década posterior, Infierno (Inferno, 1980), de Dario Argento.

La apuesta de Nekrasova apunta a retomar para nuestros tiempos la paranoia sobre la que se construyeron esas películas o, más bien, recontextualizarlas en nuestro presente, donde las teorías de conspiración han encontrado su terreno más fértil gracias al convulso estado político y social que se vive alrededor del mundo. Como las protagonistas de The Scary of Sixty-First, muchos han encontrado en este tipo de ideas un camino para dar emoción a sus vidas, uno del que en muchas ocasiones no hay regreso.

  • The Sadness | Dir. Rob Jabbaz

Me parece bastante curioso que Rob Jabbaz, realizador canadiense que ha trabajado buena parte de su vida en Taiwán haciendo efectos especiales, asegure en más de una entrevista que su ópera prima, The Sadness (Ku bei, 2021), no está influenciada por la violenta historia de la Categoría III de Hong Kong, en la que muchos cineastas hongkoneses dieron rienda suelta a la cantidad de tripas, sangre y sexo que saturó la pantalla en películas como The Untold Story (Bat sin fan dim: Yan yuk cha siu bau, 1993).

Después de todo, The Sadness no es sino la respuesta más extrema del cine de zombies a nuestro acontecer actual pandémico. Una cruza de ese deseo por transgredir ciertos límites de la Categoría III, a la Ebola Syndrome (Yi boh lai beng duk, 1996), con ideas rabiosas extraídas de The Crazies (1973), uno de los trabajos más provocadores de George A. Romero que vive a la sombra de los dedicados a los muertos vivientes más “tradicionales”. Jabbaz apunta a La Odisea, con su historia arquetípica de dos amantes que deben superar pruebas para reencontrarse, como principal inspiración detrás de su película.

Un virus de gripe muta entre la población de Taiwán gracias a la inacción gubernamental –”están especulando con el mercado”, dice un hombre a cuadro– transformando a todos los contagiados en rabiosos seguidores de las lecciones más perturbadoras del Marqués de Sade, iniciando así una carnicería a lo largo y ancho de la ciudad en la que las peores vejaciones tendrán lugar. En ese violento ambiente, una joven pareja, Kat (Regina) y Jim (Berant Zhu), intentará reencontrarse para sobrevivir a la masacre.

Es fácil pensar que después del trabajo de cineastas como Romero, Herman Yau, Peter Jackson (en especial sus primeros largometrajes, como Braindead –1992–) o nuestro propio Lex Ortega (Atroz, 2015), ver sangre en pantalla ha perdido su efecto transgresor. Sin embargo, Jabbaz demuestra que el realismo de los efectos especiales actuales tiene la capacidad de seguir perturbando.

El mensaje final de un producto como The Sadness es el subrayar la soledad de nuestros días, en medio de una sociedad en permanente estado de ebullición, con gobiernos dedicados a proteger intereses políticos y económicos por encima de sus comunidades, y dinámicas cada vez más individualistas. El milagro es que el mundo no colapse a pesar de la inercia.

  • El exorcismo de dios | Dir. Alejandro Hidalgo

La primera secuencia de El exorcismo de dios (The Exorcism of God, 2021) pone muy en claro cuáles serán las cartas sobre la mesa y de dónde están bebiendo los creadores de la película. Un párroco estadunidense que vive en el campo mexicano, es llamado a una casa para realizar un exorcismo –*cue al famoso póster de El exorcista (The Exorcist, 1973)*– y termina cayendo en las tentaciones del demonio.

Dieciocho años después es reconocido como un santo, pero lo sucedido atormenta todas sus acciones humanitarias. Un nuevo caso de posesión llega a la puerta del padre Peter Williams (Will Beinbrink), brindándole la oportunidad de redimirse.

Las referencias, y las propias palabras de Hidalgo antes de la función, apuntan a su intención de hacer del Exorcismo de dios un homenaje al seminal trabajo de William Friedkin y a la tercera parte de la franquicia iniciada por el cineasta, El exorcista III (The Exorcist III, 1990), la cárcel y el sacerdote de esta película hacen eco del sanatorio en que transcurre la secuela y el policía que debe regresar al caso para cerrarlo de manera permanente.

No obstante las intenciones dan la impresión de estar más centradas en apropiarse del lenguaje y estética del Conjurinverse iniciado por James Wan, ese donde conviven Anabelle, La llorona, una monja y otros demonios con gran éxito comercial. Ahí están los golpes de audio para afianzar los jump scares o los monstruos infernales compartiendo más de una referencia de maquillaje. Incluso, The Exorcism of God se da el lujo de plantear una secuela entre el elegido del diablo y el de los cielos. Ya veremos en unos años si consiguen seguir la pelea en pantalla.

  • La abuela | Dir. Paco Plaza

Susana (Almudena Amor) vive en París intentando triunfar como modelo, aunque su carrera no parece despegar del todo y cada día llegan nuevas jovencitas que comparten su sueño y ambiciones, el tiempo parece estar en su contra. La cosa se complica cuando recibe una llamada que la obliga a regresar a Madrid: su abuela, Pilar (Vera Valdez), ha sufrido un derrame cerebral que la ha dejado postrada y necesitada de atención permanente.

El enfrentamiento de Susana con la enfermedad de su abuela tiende un hilo con otras producción de género dedicadas a temas similares, desde algo como La visita (The Visit, 2015) a Relic: herencia maldita (Relic, 2020), pasando por Nocturna: lado a y b (2021). Por supuesto que hay en las imágenes de La abuela un ojo que busca ponernos en el lugar de Susana, de frente con nuestra propia fragilidad y mortalidad. Perder aquello que nos hace humanos, personas e individuos sigue siendo uno de los grandes miedos sociales, la dependencia es una condena que elimina cierta fracción de nuestras personas.

No obstante, La abuela sólo dedica una fracción de su duración a explorar esos temas. Plaza y su guionista, el también cineasta Carlos Vermut (Magical Girl, Quién te cantará), toman eso como punto de partida para crear una película de suspenso efectiva, con una eficiente/admirable pericia estética, que busca llevarnos a la mente de Susana, angustiada por temer la presencia de su abuela y su relación con los extraños incidentes que suceden al interior de apartamento.

Los guiños a la imaginería de las brujas, junto a la angustia experimentada por Susana, son reminiscentes de otro hit del género reciente: Hereditary (2018). A pesar de las posibles conexiones a la película de Ari Aster –o la permanencia de ésta en el imaginario colectivo–, Plaza y Vermut han creado un relato que funciona bajo sus propias reglas y hallazgos visuales (como esa cortina en la regadera que “fragmenta” a la protagonista para reflejar sus sentimientos en ese momento).

Si algo demuestra La abuela, es el buen momento y la maduración que vive el cine de género en España. Plaza y Vermut son piezas claves de ello.

Por Rafael Paz (@pazespa)

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