‘Verónica’, un cliché bien contado

Verónica no es ni de cerca la película más aterradora de la historia, como se ha publicitado y vendido. Tampoco es la mejor lograda o la más original. Por el contrario, la nueva película de Paco Plaza está llena de clichés y tiene un argumento sobadísimo en este género, sin embargo, vale la pena verla porque está entretenida y bien contada.

Paco Plaza es el creador de REC (2007), una de las películas españolas de terror más celebradas de la década pasada y de las mejores del género de “found footage”. Aunque tampoco era muy original, su buen oficio para contar, ambientar y desarrollar la trama le valió hacer un par de secuelas de medio pelo.

La cinta del valenciano es total y absolutamente previsible, sin sorpresas, sin giros inesperados, simplemente parece una colección de clichés de cintas de terror: La chica juega a la ouija con sus amigas en la escuela y de allí se ve acosada por un espectro, en el inter, intenta quitarse el maleficio, busca librarse y una monja ciega y con los ojos en blanco le da la solución, hasta que…

Pero la fuerza de la película no radica en la historia, tampoco en que está basada en hechos reales, algo que para México puede quedar corto después de ver tanta tripa y sangre real en los medios. Lo bueno de esta película, al igual que en REC, es la narrativa, que si bien no vuelve a Verónica una obra de arte, por la menos la vuelve entretenida y una opción más en Netflix para no caer en las garras de club de cuervos o alguna vacilada por el estilo.

Hay que destacar la actuación de los niños, escuincles que le pueden dar clases a muchos semiactores y que generan miedo en el espectador. Uno de los recursos que se han usado con éxito para incomodar en estas cintas es la profanación de los niños. En El Exorcista (1973), la profanación total de Reagan, es pieza fundamental, así también en The Changelling (1980), una joyita olvidada en que una de las escenas más fuertes tiene que ver también con un infante; o aquella obra maestra llamada The Innocents (1961) de Jack Clayton con guión de Truman Capote, con una de las escenas más perturbadoras que involucran a un chamaco. Y es que los demonios se pueden meter con quien quieran, pero a los pequeños que los dejen en paz.

Quizá la cercanía de la cinta es uno de los factores que le suman. El departamento y los elementos dentro de él se parecen mucho a alguno que conocemos, igual que las niñas, el colegio y sus habitantes, logrando una empatía que puede hacer que uno se adentre más en la historia.

Verónica tiene un argumento muy común, está llena de clichés y es previsible hasta el cansancio, pero la forma en que está contada, la ambientación y los recursos del director, hacen que valga la pena verla. No es una obra maestra, no es la mejor ni la más aterradora, pero está entretenida y te hará sufrir un rato.

Por Hugo Maguey

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