La imagen nos acompaña todas las mañanas al salir de casa. No importa si se trata de transporte público o un vehículo privado, es sencillo mirar a nuestro alrededor y ver cabezas mirando al piso, no al horizonte, iluminadas por la luz de una pantalla. Ojos ignorantes de su entorno, ensimismados por brillosos pixeles de información, deseosos de más, incansables en su búsqueda del siguiente gran momento del internet… sobre todo si el protagonista es uno mismo o alguien muy parecido.
Todos queremos ser la nueva cara conocida de la red, aunque no alcancemos a tener, ni siquiera, los quince minutos de fama que alguna vez vaticinó Andy Warhol. La conectividad nos permite intentarlo aun con pocos recursos, basta prender el celular más cercano y darle rienda suelta a nuestras ideas más idiotas, sin importar mucho las consecuencias posteriores. Lo importante es alcanzar “fama”.
Framed (2017), la ópera prima de Marc Martínez Jordán (con antecedentes en publicidad), juega con esas ideas, la sed de reconocimiento virtual es la gasolina de su relato. La película está situada en una realidad muy parecida a la nuestra, donde una nueva app –la del título– dedicada al streaming ha capturado la imaginación colectiva de los internautas.
Se ha desatado una competencia no hablada para lograr alcanzar el mayor número de views, pero un perfil comienza a llamar la atención gracias a lo gráfico de su contenido: asesinatos. Al mismo tiempo, un grupo de amigos se reúne para despedir a uno de sus miembros con una cena y buen vino, sin saber que son los protagonistas del nuevo éxito de la web.
La cinta bebe del extenso sub-género de gente atrapada en casas, desde La última casa a la izquierda (The Last House on the Left, 1972) a La noche de la expiación (The Purge, 2013) y similares. Referencias que se cruzan con el gore al estilo de la serie Saw: juego macabro (Saw, 2004) o el extremismo francés à la Frontera del miedo (Frontière(s), 2007).
No es el cruce más revolucionario, pero Martínez logra que entregar un producto efectivo con toques de un retorcido humor negro –el invitado francés que parece estar incapacitado para morir– con una estética de colores recargados y brillantes que dan a cada una de las acciones un toque de artificialidad –similar al de un comercial–. Esta es una cinta que huye de la realidad, aunque aborde un tema presente en nuestras vidas como el internet y su sed de más.
En el universo de Framed, como en el nuestro, el internet sólo ha desatado una carrera sin metas, donde los competidores sólo desean superar al otro, subir la apuesta una y otra vez porque el mañana no es importante. El público no espera más, el siguiente gran momento del internet los espera.
La sed es insaciable.
Por Rafael Paz (@pazespa)