‘Lo que de verdad importa’: Dios, tírame un milagro

El director Paco Arango dijo en varias entrevistas que a él no le interesa ir al cine a sufrir, por eso no es ninguna sorpresa que su propio debut en inglés, Lo que de verdad importa (The Healer, 2017), sea un dramedy donde lo imposible puede hacerse realidad con tal de satisfacer a las audiencias que buscan sentirse bien dentro de una sala oscura. Una experiencia escapista pura que obviamente se vale de la “magia del cine”.

Empero, su escenario inicial es completamente mundano: el protagonista Alec (Oliver Jackson-Cohen) es un reparador de equipos electrónicos inestable, con deudas y mujeres por doquier. Para su fortuna, la trama va directo al grano una vez que aparece su tío Raymond (Jonathan Pryce, sí el de Brasil y Game of Thrones) con una propuesta de esas que solo pasan en el cine: le va a pagar todas sus deudas si a cambio deja Inglaterra para irse a vivir un año a Nueva Escocia, Canadá.

El guión de Lo que de verdad importa gira alrededor de una de las nociones más usadas en el drama: la del héroe que tiene complicaciones para aceptar su gran destino. En este caso, sus designios comienzan a manifestarse cuando Cecilia, la nueva amiga de Alec (interpretada por Camilla Luddington), provoca que el periódico local confunda a toda la comunidad sobre el oficio de nuestro protagonista, ahora visto como un verdadero curandero y solicitado por gente con problemas de salud.

Aquí comienza una fantasía que establece sus propias reglas (naturalmente absurdas) y que, al menos por algunos momentos, coloca al héroe en una posición interesante cuando rechaza por completo su destino. Pero predeciblemente, Lo que de verdad importa no se interesa en buscar una variante dentro de un relato bien conocido y la decisión inicial de Alec –a quien no le interesa cumplir su labor como un curandero que con su mera presencia, y sin ningún esfuerzo, hace milagros– solo da pie a la típica lección moralina.

En la segunda mitad de la cinta, al reparto británico medianamente carismático se le une la canadiense Kaitlyn Bernard como Abigail, una jovencita que sufre de cáncer terminal y el personaje clave que provocará un cambio radical en el pensamiento de Alec. Lo que de verdad importa se revela entonces como una cinta con ideales en pro de la religión. Mientras Faith del fallecido George Michael acompaña la amena interacción entre Alec, Cecilia y Abigail, también se erige un discurso demasiado simple en torno a la fe, el cual termina por “regañar” a quienes no creen en el más allá y en Dios. Los milagros existen y punto.

Por Eric Ortiz (@ElMachoBionico)

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