La maldad de Joshua Gil

Para el cineasta mexicano Joshua Gil, cuya opera prima tuvo el honor de competir en la pasada edición del Berlinale Forum así como en el FICUNAM, la maldad bien podría estar vinculada a lo que es el ejercicio fílmico en México dentro de la industria, o para fines más prácticos, el contar historias. En el parco debut de Gil vemos a un anciano (Rafael Gil Morán) que busca encontrar los recursos necesarios para montar lo que el llama “el mejor guión del mundo” acudiendo a la burocracia fílmica en México para lograrlo.

La  historia de su guión, sobre un amor perdido, esta estructurada en 12 canciones, de las cuales únicamente escuchamos fragmentos cantados, en “tonos brillantes” por el anciano y que para poder partir a la ciudad y vagar por ella, cual incómodo fantasma, ha asesinado a todos los animales de su granja. En La maldad esas narrativas no contadas son expuestas como nocivos cánceres que hacen aguerrida metástasis y que devoran el filme mismo, desintegrando, incluso, la figura del cineasta. Gil busca introducir un incipiente metalenguaje poético a una historia apenas esbozada en lo que termina por ser un híbrido indigesto de algunos cuadros e ideas sumamente valiosos a los que hace falta mayor rigor y cohesión.

Lucifer de Gustav Van den Berghe

El cineasta belga Gustav Van den Berghe, conocido por su peculiar opera prima Little Baby Jesus of Flandr (2010) en la que tres personajes marginales reinterpretaban la epifanía navideña del nacimiento de Jesús, continua, y aparentemente cierra, con la exploración de la fe en ámbitos localmente cerrados en la coproducción belga Lucifer en la que el protagonista homónimo se pasea en México, donde viven la joven María, su abuela Lupita y su hermano Emanuel, quién se finge paralizado para beber y jugar. Lucifer (el enigmático actor Gabino Rodríguez con diabólica presencia) se pretende sanador milagroso forzando a Emanuel a caminar de nuevo, seduciendo a María y haciendo que Lupita cuestione su fe.

El cineasta belga expone, rebosante de formalismo, la línea necesaria que es trazada por el amoral Lucifer, justificando su presencia en la vida religiosa, de la cual los personajes principales fungen más como arquetipos que como personajes, que permite la existencia de juegos y tensión erótica entre figuras que se simulan “Virgen” y “Diablo”. Filmada a través de un formato denominado “Tondoscope”, el filme de Van den Berghe presenta sus imágenes de manera circular, como eran concebidas la tierra, el cielo y el infierno en la visión de Dante y esta estructurada en tres partes: Paraíso, Pecado y Milagro. A pesar de contar con elementos e ideas atractivas, el filme de Van den Berghe se encandila demasiado con la plástica y sus cuestionamientos y acercamientos al tema de la fe no resultan ser tan profundos como se ostentan.

Me quedo contigo de Artemio Narro

Asiduo a la provocación en su trabajo plástico, el ahora cineasta Artemio Narro presentó en la pasada edición del Festival de Cine de Morelia el filme Me quedo contigo, un ejercicio que simula una transgresión y que expone, moderadamente, como es que la violencia se ha banalizado al  punto de convertirse en un nihilista divertimento. La joven española Natalia (Beatriz Arjona) llega a la Ciudad de México esperando que su novio (cameo vocal de Diego Luna) regrese de trabajar, pero al salir con otras amigas, Ana y Sofía, fuera de la ciudad a casa de Valeria (Ximena González Rubio), una noche de peda loca we se convierte en una brutal y sádica sesión de tortura masculina.

Tomando como eje las fantasías de venganza tan recurrentes en cineastas como Takashi Miike (Audition, 2001) o Quentin Tarantino (Death Proof, 2007), Narro construye a base de planos fijos y amenazante desparpajo, no tanto una reversión de roles de la violencia de masculinos a femeninos, más que una brusca extensión de la interminable cadena de violencia, por que todos somos capaces de ejercerla y cuando se tiene la oportunidad hasta el ser más civilizado recurre a ella, sea para desahogar la frustración como Ana o simplemente como lo llama Valeria, una castrante Ximena G. Rubio, un “juego”. No es más inocente una mujer por ser violenta que un hombre por serlo, la violencia carece de género. Me quedo contigo no esconde ninguna denuncia sobre la tortura y humillación más que una complaciente y condescendiente carcajada.

Por JJ Negrete (@jjnegretec)

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