Ya todos sabemos lo que Alejandro González Iñárritu para su última película, El renacido (The Revenant, 2015). Desde pasar frío intenso y usar sólo iluminación natural, hasta pelearse con el cambio climático y dejar que a Leo lo viole un oso —bueno, eso no pasó pero Leo lo hubiera hecho para asegurarse un Oscar—. Lo que no sabemos es qué tan satisfecho quedó el director mexicano con sus decisiones. Lo suponemos, claro, pero no sabemos.
Por supuesto, está muy orgulloso. En entrevista con la Rolling Stone, González Iñárritu calificó sus decisiones como irresponsables pero dijo que está alegre de haberlo hecho, aunque “podría haber acabado muy mal (…) es como cuando escalas el Everest y nadie se muere, ¡pero estuvimos tan cerca!”.
Por su parte, Leonardo DiCaprio comentó que González Iñárritu buscaba su “experiencia Fitzcarraldo”, en referencia a la película de 1982 de Werner Herzog donde hubo todo tipo de incidentes, llenos de heridos y un Klaus Kinski enloquecido, antes de que se lograra completar la filmación. “Él quería ir al corazón de la naturaleza”, continuó DiCaprio, “y no sólo filmar la naturaleza sino sumergirse en una experiencia completamente transformadora”.