GIFF | ‘Fruitvale Station’: Un día en la vida

Fruitvale Station (2013), ópera primera de Ryan Coogler, fungió como el filme inaugural del GIFF 2013. Fue una dura manera de cerrar el primer día del festival ya que la cinta, sobre todo con sus últimos minutos, nos lleva a sentir la violencia, y por consecuente el dolor de la familia de Oscar Grant, a tal grado que algunos de los asistentes no pudieron ocultar sus lágrimas. La trágica historia de Grant es un caso real, como ya muchos de ustedes saben. Un asesinato ocurrido en una estación de tren de la Bay Area, en California, cuando un policía disparó a un joven de raza negra y sólo 22 años de edad (Grant), durante la madrugada del 1 de enero de 2009.

El caso Oscar Grant es único porque se tiene perfectamente bien documentando y no existe ningún tipo de duda con respecto a cómo sucedieron los hechos, esto gracias a varios testigos que usaron sus teléfonos celulares para grabar. Coogler, claramente haciendo referencia al gran uso actual de la tecnología así como a la vida citadina, nos entrega una película con ritmo agitado, donde el celular de Oscar es de gran utilidad (la pantalla del teléfono tiene un espacio en la del cine).

Coogler logra cumplir en todos los aspectos, primeramente entregando un filme auténtico sobre la famosa bahía californiana. No podía ser de otra forma, el director creció ahí y esto se nota en la pantalla. Fruitvale Station nos lleva a esta peculiar parte de California, donde los negros y latinos se respetan mutuamente, forman parejas (Oscar y su novia Sophina, un ejemplo) y donde “Frisco” (San Francisco) es el principal destino para escapar de la rutina cuando se vive en Oakland o Hayward (el hogar de Oscar). En palabras del director, un lugar muy diferente a Los Angeles.

Oscar es interpretado brillantemente por Michael B. Jordan, joven actor de 26 años quien ya mostraba su talento desde hace 11 años en la serie The Wire. Justo con esta película parece estar despegando en el cine, algo que tiene merecidísimo. Y sí, el tener a alguien de The Wire en una cinta sobre los suburbios americanos me hizo imaginar algo diferente a lo que Coogler y compañía terminaron por darnos. Fruitvale Station no es, al menos durante 70 de sus 90 minutos, lo que pensamos con los temas que brotan de la tragedia Grant, ya sea tensión racial, crimen, drogas, o un caso policial. Es más bien algo fresco, sobre el ritmo de vida en la bahía y en específico de este joven de 22 años con un presente lleno de incertidumbre (su noviazgo no es el mejor y perdió su empleo). Es el equivalente a poner un disco de 2Pac y encontrarte con un bella canción de amor dedicada a su madre.

Al mismo tiempo, Oscar sí se muestra como alguien problemático; estuvo en la cárcel, ha vendido droga, aunque Coogler nos da una mirada a su redención. Si quitamos un intenso flashback a sus días en la cárcel, la película es sólo una recapitulación del último día en la vida de Oscar. Un clásico recorrido por las 24 hrs. del día de algún personaje. Como ya dije, Fruitvale Station es sobre la vida cotidiana, todo se basa en la interacción entre Oscar con su gente (su mamá, hermanos, novia e hija, y hasta sus sobrinos de origen latino), algo que ocasiones no pasa de ser comunicación vía telefónica.

El director está lejos de crear un drama con tintes policíacos. Lo que le interesa es crear emoción, y vaya que lo logra, con las actrices Melonie Díaz y Octavia Spencer en destacadas actuaciones, sufriendo constantemente (como la novia y madre de Oscar, respectivamente). Sobre todo las escenas entre Oscar y su pequeña hija Tatiana son bellísimas, aunque también lo son esos pequeños momentos que poco tienen que ver con una historia central. Digamos que Coogler se preguntó, ¿qué encontramos en la calle durante un día común? Y a partir de ese cuestionamiento logró capturar emoción pura, en base a situaciones en un principio insignificantes (Oscar cruzándose con un perro callejero, por ejemplo) pero que eventualmente cautivarán a cualquiera.

Fruitvale Station también se convierte en una dramatización donde todos son buenos, amables, y es que el día que estamos viendo es un 31 de diciembre (también cumpleaños de la mamá de Oscar). Curiosamente, la secuencia clave, aquella llena de tensión y dolor, parte de una situación que no está lejos de cualquier especial navideño de serie de televisión. Sin duda hay aspectos que serán exagerados para algunos, aunque creo que la intención es interesante, buscando el contraste total. Moverse de la alegría a la tragedia, de lo casi irreal a la brutal realidad americana en cuestión de segundos, tal y como se terminó la vida de Oscar.

Hay espacio para más obras cinematográficas sobre el caso Grant, documentales principalmente, pero por ahora Fruitvale Station logra cubrir a la perfección el lado humano. Un gran retrato sobre la injusticia, que te provoca tristeza/rabia, y que al mismo tiempo explora problemas comunes como la falta de empleo, además de celebrar el lado más cándido de los seres humanos. Un filme importante del que se seguirá hablando por mucho tiempo.

Por Eric Ortiz (@ElMachoBionico)

*También publicado en Invisible Gazette

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