GIFF | Oliverio y la piscina: el duelo y los sueños

Cuando fallece un padre o una madre, el niño atraviesa por un proceso emocional que resulta complejo no solo a causa de la edad, sino también por su personalidad, sus experiencias de vida y su interacción con familiares. En Oliverio y la piscina (2021), el relato intercala el proceso del duelo con el redescubrimiento del afecto materno.

Oliverio (Alejandro Arean) lidia con la inesperada muerte de su padre (Jacobo Lieberman), optando por aislarse en una tumbona que se encuentra junto a la piscina de su hogar. No obstante, su proceso psicológico se entrecruza con la aventura romántica de su madre Lily (Mónica Huarte) con un colega y descubrimientos personales relacionados con la vida.

El realizador Arcadi Palerm-Artis traza en su ópera prima el impacto emocional por el que Oliverio atraviesa en medio de situaciones de drama y comedia que involucran su percepción sobre su entorno. Lily, psicóloga de profesión, pretende explicar los procesos personales del joven, encontrando también ella misma dificultad para lidiar con la pérdida. Tanto ella como su hijo guardan una distancia emocional que les impide reconectar su relación, siendo las instalaciones del hogar el reflejo del proceso emocional conformado por tristeza, ira, neurosis, plaga de cucarachas y visitas inesperadas.

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El relato enfatiza en las semejanzas familiares como el medio para comprender el estado paternal, además de las similitudes entre padre e hijo y el lazo simbiótico entre gemelos a través de la presencia de Remo (también Lieberman), tío de Oliverio. El guión de Palerm-Artis agrega también a Rosita (Jorge Zárate), empleada doméstica que brinda una perspectiva de paternidad inclusiva que resalta el amor, el miedo y la lealtad.

Palerm-Artis, a su vez, suma estados oníricos que representan el estado del duelo emocional del protagonista, desde el desagrado por la presencia de Arnoldo (César Troncoso), el novio de Lily, hasta una naciente atracción romántica hacia su compañera de clases Mariana (Camila Calónico), con quien guarda semejanza en vivencias. Así, la propia alberca que acompaña a Oliverio se convierte en el centro de atención que también es un medio de catarsis, guiando hacia una evolución personal con la que acepta la muerte y las prioridades existenciales en una trama un tanto reiterativa y forzosa en su sentido del humor.

Si bien Oliverio y la piscina es una película que cuenta con soslayos de incongruencia en su narrativa, es una empática y cálida perspectiva del duelo bajo la mirada de un niño que se adentra a la adolescencia y a la reconciliación con los progenitores, sin olvidar a los adultos que también recorren sus respectivos caminos de madurez.

Por Mariana Fernández (@mariana_ferfab)

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