FICUNAM | Agua Caliente, lúdica pandemia

Los Fundadores, primer largometraje de ficción firmado por el joven realizador Diego Hernández, se alzó durante la décimo primera edición del Festival Internacional de Cine UNAM (FICUNAM) como la ganadora de Ahora México. Un año después, Hernández regresa al certamen cinematográfico con Agua Caliente, la cual fue filmada durante el confinamiento para prevenir el contagio de la Covid-19 durante el 2021.

La película “retrata la relación de Diego con Graciela, su madre, durante el confinamiento, abordando la cotidianidad del hogar por medio de diversos juegos escénicos que develan la complicidad entre un hijo y su madre. Se empuja la atención al trabajo doméstico. La casa exige labores de mantenimiento y, ante la insistencia de Graciela, Diego asume con torpeza el rol que ha dejado la ausencia de una figura paterna”.

Conversamos con el director en el marco del 12 FICUNAM.

Hablamos hace un año antes de la presentación de la película en FICUNAM, terminaste ganando la competencia. ¿Qué cambió tras el triunfo en el festival?

Diego Hernández (DH): A raíz del premio en FICUNAM recibimos invitaciones de varios festivales, fuimos al FIDMarseille en Francia. También mi universidad me apoyó para ir y allá obtuvimos una mención especial, igual un festival en Bilbao que se llama Sinergia nos invitó y ahí conocimos a algunos mexicanos que andaban por allá también. Todo lo que ha pasado no lo esperábamos, ha sido muy bonito hasta ahora, nunca pensamos en los premios ni nada de eso y que ocurra es bien motivador.

¿Esperabas ser seleccionado nuevamente en FICUNAM?

DH: Nos sorprendió, porque no sabía cuál era el espacio para esta película, es más pequeña, más casera, muy diferente a Fundadores y fue una alegría muy grande poder regresar a este espacio.

¿Te sentiste más cómodo haciendo tu segunda película?

DH: Me sentí con más libertad de jugar y divertirme, de no tomármelo tan en serio y con tanta presión, no porque Fundadores fuera una experiencia mala, para nada, pero fue una película que nos tomamos muy en serio, de una manera profesional. Agua Caliente es una película que se hizo con una completa ligereza. Tomamos una clase con Ignacio Agüero hace tiempo y nos explicó que para él un rodaje era como tomarse el día libre, divertirse. Un poco Agua Caliente fue como un momento lúdico en pandemia con mi mamá, Melissa (Castañeda, co-productora) y el resultado fue una película, igual pudo ser otra cosa. Lo principal era esa experiencia de convivir juntos y filmar cosas.

¿Cómo nació la idea de Agua Caliente? Los Fundadores nació de un paro escolar, ahora filmaste en una pandemia…

DH: Algo que comparten Fundadores y Agua Caliente es que son películas en las que hablo mucho del momento, del presente de mi vida. Por esa razón, muchas cosas de la realidad se terminan filtrando a la película, como fue la cuestión de la deuda con la universidad y ahorita la pandemia. En Agua Caliente ya había regresado a clases y Fundadores estaba en posproducción. Entonces, cuando inicia marzo, empieza la pandemia y mis clases se convierten en línea, terminé la universidad en una computadora.

Estaba tomando una clase con un profesor en el que nos dejó hacer un documental como trabajo final y, como ahora era en línea, el documental lo teníamos que hacer en casa. Además, había otro concurso de la Comisión de Baja California que incentivaba a que filmes en tu casa para hacer un cortometraje. Había varias cosas al mismo tiempo que me estaban motivando a filmar. Un poco también era para distraerme y explorar otras formas distintas de cómo podría hacer cine con lo que tengo, porque era imposible hacer una película como Fundadores, porque se ocupó cierto tipo de equipo, ahora era qué puedo hacer con lo que tengo e invité a mi mamá en el proceso. En un inicio solamente la grababa y después se fue sumando como colaboradora.

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Hay algo lúdico en ese juego con tu madre, ¿cómo construían las escenas?

DH: Al inicio fue un registro más observacional, ponía la cámara y le decía a la voy a grabar, ella decía ‘está bien, te ayudo porque eres mi hijo y te quiero hacerlo’. Pero, después, comencé a darle ciertas instrucciones de dirección. ‘La voy a grabar, pero ahora le voy a decir qué hacer y ahora voy a salir yo’. Poco a poco construimos las escenas. A veces filmaba un plano de ella sin dar las instrucciones y por la tarde miraba la toma y pensaba: ¿qué más podría añadirle a esta escena? Entonces se me ocurría algo y al día siguiente la hacíamos, ahora como una ficción, aunque inició como un registro documental. Un poco se fue construyendo a través de estar filmando, en ningún momento nos sentamos a escribir, fue casi como prueba y error hasta dar con algo más interesante.

¿Qué pensó ella de la película?

DH: Antes de la selección en FICUNAM, me decía que ella no entendía por qué a alguien le gustaría ver una película tan casera, tan sin chiste. Pero después de la selección está muy emocionada. Es una experiencia nueva para ella, me da mucho gusto compartirla con ella porque de alguna manera el proyecto también nació del interés de mostrarle a mi mamá lo que hago, a veces es muy difícil explicar de qué se trata el cine. Mi mamá es del 64 y yo del 97, esa barrera de la edad es complicada a veces y me parecía lindo enseñarle a qué me quiero dedicar invitándole a trabajar conmigo. Presentar la película y recibir comentarios del público es una parte de mí, se me hace bonito que ella también lo viva.

Por Rafael Paz (@pazespa)
Publicado originalmente en UNAM Global.

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