Black Canvas | Fábula de un cineasta agotado: entrevista con Lisandro Alonso

Existe un momento en la carrera de todo cineasta en el que inevitablemente se genera una ruptura con aquello que lo hace tener un estilo reconocible. Quizá tendemos a pensar de esta forma porque nos da cierta sensación de seguridad el saber qué esperar de una película con ver únicamente quién es la persona que la ha dirigido, sin embargo, el argentino Lisandro Alonso logra en su nuevo trabajo Eureka (2023), mantener esa expectativa al mismo tiempo que la va destruyendo conforme avanza la película y, justo cuando nos sentimos instalados en un espacio fílmico determinado, el argentino, de un corte, nos lleva, en un corte o transición, a una geografía distinta.

Tuvimos oportunidad de conversar algunos minutos con Alonso después de la presentación del filme en el Festival Internacional de Cine de Cannes y con motivo de su presentación como película inaugural en el Black Canvas – Festival de Cine Contemporáneo, compartimos la charla en la que discutimos las extenuantes dificultades de mantener junta una película que abarca tanto espacio y tiempo, un breve asomo al estado del cine argentino contemporáneo y los fantasmas del pasado.

Butaca Ancha (BA): ¿Qué tan difícil fue mantener cierta cohesión entre los tres segmentos de la película? Estos guardan entre sí una relación temática, pero estilísticamente tienen una distancia considerable, más no pierden un sentido de belleza muy profundo…

Lisandro Alonso (LA): Creo que todo fue a partir del guión. Realmente filmé las tres partes y lo dejé fluir de una forma natural y trate de balancear. La primera parte que filmamos fue justamente en la selva, en México, después el western en Almería, una vez que tuve todas estas partes, traté de organizarlas.

Algunas veces es fácil, otras, no tanto. No pretendo tener un control absoluto de la película, simplemente hago cosas que siento que van a complementar a la película y eso es lo que presentó, no sé cómo filmar conexiones. Ciertamente tiene una organización pero siempre está abierto…

BA: Podríamos pensar entonces en esa conversación entre el padre y la hija en uno de los episodios de la película, en la que él le dice algo así como “esto no es tiempo, sino espacio”…

LA: Creo que necesitas estar vinculado a algo para hacer tus propias conjeturas o interpretaciones, pero yo no las trato de encontrar. Me gusta pensarlo como ver una pintura, quizás haya mucha información dentro del cuadro y a veces esto lleva a interpretación, pero eso no es algo cerrado.

BA: Después de tu residencia en el Lincoln Center, también te perdiste un poco en el tiempo, ¿no?

LA: Después de Jauja (2014), estuve por un mes y medio que básicamente fueron vacaciones, me llevé a mi familia, vi películas. Después pasé un tiempo en Boston tratando de obtener un sentido del lugar, como vive la gente y demás. Eso no fue fácil. Después para filmar la parte en Estados Unidos tuvimos que tramitar varios permisos, hablar con mucha gente, explicarles de qué iba la película

BA: ¿Cómo llegaste a la decisión de iniciar con el western?

LA: Era algo lúdico, tenía interés en filmar algo así. Me interesaba hacer algo que se considerara “entretenido” y después brincar a una dimensión que se manejara en otros términos cinemáticos. Ese western está pasando en una televisión en el segundo segmento de la película, pero no hay una relación real con él, no los representa, es algo que ponen mientras hacen otras tareas. La representación de los nativos americanos en ese género era muy problemática. Quizás ahora hay mucha más gente interesada en escucharlos directamente.

BA: Hay muchos elementos en la película que remiten a tus trabajos anteriores. El segmento del western parece un rescate de Jauja, incluso tiene los mismos actores…

LA: ¡Eso fue a propósito! –risas–.

BA: …Sin duda, pero pensando en los otros dos segmentos de la película, como Los muertos (2004) o Liverpool (2008), pero hay algo que definitivamente se percibe distinto. ¿Cómo sientes ahora el panorama cinematográfico contemporáneo comparado con cuando empezaste a trabajar?

LA: Creo que siempre trato de dar un paso más allá a lo desconocido, como lo hicimos en Jauja. Cuando terminé Liverpool me confronté a mi mismo y pensé que estaba haciendo lo mismo con las mismas herramientas todo el tiempo, así que me tomé un descanso, me dediqué a mis hijos y después de algunos años comencé a pensar con quién me gustaría colaborar. Nuevas herramientas representaban nuevas cosas.

Fue un paso decisivo para mí, comenzar a trabajar con actores profesionales, en otro idioma y en Eureka llevé esto aún más lejos. Filmar en inglés y demás, me interesaba mucho poder proyectar ese desafío. Lo importante para mí es seguir abriéndome camino y ver nuevas posibilidades en el medio, experimentar una realidad nueva, hablar sobre eso. Especialmente considerando la estructura de esta película, que se hizo en cuatro países, varios productores, durante la pandemia. Ahora que sé como hacerlo, creo que regresaré a algo más pequeño.

Eureka002

BA: Un gran salto a lo pequeño, a un vacío como el del final de Jauja

LA: ¡Justamente!

BA: ¿Cómo ves tu papel dentro de la industria cinematográfica argentina actual? ¿Te sientes ajeno a lo qué sucede, cinematográficamente hablando, allá?

LA: Veo que en Argentina hay cineastas que tienen una visión clara y un punto de vista fuerte, pero no me he sentido ajeno. Para acceder a apoyos, por ejemplo, creo que todos pasamos por el mismo proceso, dado que en Argentina no hay dinero. Había, pero con la inflación se ha vuelto sumamente difícil. Generalmente solamente actúan como coproductores.

BA: Quería preguntar sobre el ave que aparece al final de la película, ¿es una grulla?

LA: Creo que es de la familia de las cigüeñas, no recuerdo el nombre exacto del ave…

BA: Lo pregunto porque hay una leyenda del pueblo cree sobre una grulla que lleva en su pico a un conejo a la luna, y que el color rojo que lo caracteriza, como el del ave que aparece, es producto del esfuerzo del viaje. Pensaba en eso como una forma muy bella de pensar lo que haces en Eureka, hacer este gran esfuerzo por llevarnos a latitudes tan distintas, narrativas estilos e imágenes con el fin de experimentar algo completamente nuevo. Un simbolismo muy adecuado para lo que sucede en la película…

LA: Creo que se puede relacionar a una creencia mística que tiene presencia en mis películas, que me interesa y que para mí también ¡fue un viaje muy agotador! Ahora me gustaría trabajar en Brasil, específicamente en la selva amazónica. Tal vez ahora que Bolsonaro se fue, será menos desafiante.

Por JJ Negrete (@jjnegretec)

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