Tres actos sobre tres mujeres francesas, todas interpretadas por Isabelle Huppert y llamadas Anne, pasan unos días de descanso en una playa coreana. Todas tendrán problemas por las costumbres del lugar y el idioma, además de que se hospedan en el mismo hotel. Podría parecer un chiste en tres actos, pero no, es la nueva comedia del cineasta coreano Hong Sang-soo: En otro país (In another country/Da-reun na-ra-e-suh, 2012). Pensándolo bien, igual y sí es un chiste en tres actos.
Aquellos que no estén familiarizados con la comedia que desarrolla el director, posiblemente se sientan fuera de lugar. Sang-soo filma con naturalidad y permite que las acciones se desarrollen frente a la cámara sin mucha intervención de su parte. Los chistes y las risas no vendrán de flatulencias o slapstick, sino de situaciones que asemejan a la vida misma.
En el caso de In another country la comicidad surgirá del choque idiomático al que se somete Anne, la gente con la que interactúa repite y una y otra vez lo que ella les trata de explicar o viceversa. Es sin duda una comedia atípica.
Además, el realizador regresa a los mismos elementos para contar las tres historias. Si vieron El día que él llega (The Day He Arrives/Book chon bang hyang, 2011) notarán que el director mantiene la misma estructura para narrar su más reciente largometraje, aunque sin que dé la sensación de loop.
Por momentos, Sang-soo luce como una versión muy austera de Woody Allen —guardadas las distancias, claro—. Sin los tics del neoyorkino, el coreano se las arregla para contar problemas de pareja, la futilidad del amor y el compromiso mediante un estilo diferente.
Algunos podrán acusar a Sang-soo de insustancial, igualmente su trabajo se presta a que en algunos círculos la gente comience a buscar significados o intenciones donde no las hay. La constante búsqueda del faro y la aparición del salvavidas para dar sentido a la vida de estas tres mujeres, por ejemplo. Pero, es como dice el monje que aparece en In another country: las acciones no tienen significados, no dicen nada. Así es la vida y nada más.
Por Rafael Paz (@pazespa)