Black Canvas | Llegar a, un soju por la compañía

Las reuniones entre amistades suelen ser variaciones de un mismo encuentro con todas sus repeticiones: bromas, anécdotas y rostros que varían en grados mínimos a lo largo del tiempo, pero a los cuales la idea de regresar, representa un gentil y familiar bálsamo. Las películas de Hong Sang-soo bien podrían adoptar la misma naturaleza: reuniones entre amigos que traen consigo nuevos rostros y que en cada intercambio, al calor del embriagador soju, van revelando que cada encuentro guarda una diferencia sustancial entre uno y otro: el tiempo.

Las películas de Hong Sang-soo, durante los últimos años, se han diversificado sin dejar de lado la esencia que les caracteriza desde su inicio. Su tono melancólico se alterna por igual con momentos llenos de ternura y otros amargamente devastadores. En Llegar a (Walk Up, 2022), su más reciente película, existe una mesura en emociones y temas que resuena con una de las últimas líneas del filme: Todo con moderación –hasta el cine–. En la película Kwon Hae-hyo, el alter ego hongiano por excelencia, interpreta a Byungsoo, un director de cine que visita junto con su hija Jeongsu (Park Miso), una aspirante a diseñadora de interiores, un edificio que es propiedad de una vieja amiga de su padre (Lee Hyeyoung), una consagrada diseñadora.

La sobriedad de la fotografía –hecha por el mismo Hong y su compañera, la actriz Kim Min-hee–, anuncia la modestia como un valor que si bien ha caracterizado toda la filmografía del coreano, difícilmente es “menor” o carente de “ambición”. Donde paradójicamente a varios cineastas se les pide que filmen variaciones de sus hitos más emblemáticos, a cineastas como Hong se les demanda que filmen diferente. ¿Por qué si la naturaleza de la vida es repetitiva, no podría el cine adoptar la mismwalkup002a?

 

En Walk Up, el cineasta parece ofrecer una sencilla respuesta a esa inquietud en la voz de su personaje principal:

–Me ofrecen dinero para filmar una adaptación de una novela china, pero no es algo de lo que conozco.

De lo que Hong sí conoce es formar una visión personal, independiente respecto a sus temas o dispositivos formales, que guarda una consistencia y coherencia al tiempo que va evolucionando orgánicamente y no en función de ninguna presión externa, incluso monetaria. Hay un momento en la película en el que Byungsoo dice que no hay razón para que el cine sea tan caro y aunque lo que hace Hong en ésta y sus otras películas parece sencillo, requiere de observación y paciencia, cualidades para la cual el cine contemporáneo parece ya no tener tiempo.

En otra secuencia, Byungsoo mantiene un diálogo cordial –pocos son los que no– con una mujer en una mesa. Ella asegura haber visto todas sus películas, sin especificar exactamente la cantidad ni dar ningún tipo de detalle sobre las mismas. El comentario parece de lo más condescendiente y falso hasta que viene seguido de un maravilloso remate: “sus películas se llevan maravillosamente con la bebida”, algo que también se podría decir de encuentros con amigos y con desconocidos.

El cine toma entonces una dimensión que trasciende cualquier pretensión artística o comercial, es cine netamente social y no en una acepción política ni oportunista, sino humana. Encontrarse con una película de Hong, en cualquier pantalla, es como encontrarse a un viejo amigo o un rostro conocido al que se reacciona con una cálida sonrisa y a quien difícilmente se le rechaza una invitación a compartir conversación y bebida, aunque el encuentro presente sea tan similar a los anteriores.

Por JJ Negrete (@jjnegretec)

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