‘Detrás del poder’: Política a trancazos

Miguel (Luis Arrieta) es un importante abogado que logró dar el salto a la política y se convirtió en un exitoso diputado que además puede presumir de ser el político más joven del país. En su supuesta vida perfecta, un día es secuestrado y torturado en su propia casa por un hombre (Héctor Kotsifakis) que aparentemente quiere tomar venganza por asuntos personales; pero conforme va conociendo a su agresor Miguel se dará cuenta que el hombre está ahí por razones diplomáticas de mucho peso que involucran a grandes figuras de la política mexicana.

Escrita por Luis Arrieta y dirigida por Javier Colinas, Detrás del poder es un thriller que quiere hacer al público reflexionar acerca de la situación política del país y ponerlo a pensar en esa paranoia colectiva tan común de cómo en todos los asuntos referentes al gobierno nada sucede por casualidad, siempre hay alguien detrás que mueve los hilos de sus títeres a su conveniencia o a la de su partido.

Muestra por medio de varios aspectos lo podrido que están nuestros poderes de la unión. En primera el innegable hecho de que el poder corrompe. No importa la educación que se tenga, ni los valores éticos y morales, ni la perspectiva de lo que está bien y está mal, al final el poder te absorberá poco a poco y te convertirá en un ser que nunca te imaginaste podrías ser.

En segunda la mal utilizada frase de “El fin justifica los medios” donde no importa cuánto daño hagas siempre y cuando logres ser y hacer lo que los demás quieren que seas y hagas.

Y tercero la triste y dolorosa realidad con la que muchos se sentirán identificados de que no importa que seas el hombre más importante y poderoso del mundo, tu mujer siempre te va a traer de nachas.

Todo lo que se quería decir en la película estaba bien, lo que estuvo mal fue la forma de decirlo. En un principio la película es un completo desorden, su poca (si no es que nula) estructura ocasiona que el espectador tarde en ser atrapado por la historia, está bien querer contar una historia de forma no lineal, pero hay demasiados flashbacks que parece fueron insertados al azar.

Podría ser que ya avanzada la historia logre captar la atención, incluso las secuencias violentas donde muestran la desesperación e impotencia del torturado está muy bien manejada (no llega a ser risible como en muchas otras películas mexicanas), pero fuera de esa secuencia el trabajo actoral es bastante irregular.

Por demasiados ratos, la película parece una telenovela del trece, tanto por las actuaciones y los diálogos, la fotografía e incluso el ritmo; el lenguaje cinematográfico está mal utilizado y eso desafortunadamente hace que la historia pierda mucha fuerza y credibilidad

Algo que nunca entendí fue el que le hayan metido a la historia un triángulo amoroso, simplemente no iba, está bien querer mostrar a una mujer manipuladora y doble cara (una Paola Nuñez bastante malita), pero ese triángulo desvía la atención de la trama principal.

La película es uno de esos casos en los que se tenía una buena idea que podía  dar para mucho pero que falló a la hora de ser llevada a la pantalla grande. Quisieron salirse de ese encasillamiento del cine mexicano donde pocos se atreven a arriesgarse y salir de la fórmula de las comedias románticas o las películas cómicas. Colinas y su equipo se arriesgaron, se atrevieron a presentar algo distinto, lamentablemente no lograron concretarlo; pero bueno, el intento se agradece.

Por Luis Arredondo

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