DocsDF | Cortocircuitos: Una entrevista con Godfrey Reggio

Godfrey Reggio conversa en imágenes: sus filmes como “cortocircuitos”, la modernidad como Frankenstein, el aprendizaje del público como el acertijo de Marx. En la conversación, Reggio tiene un talento para convertir sus ideas en visiones, como en sus cintas desde la trilogía Qatsi hasta su reciente Visitors (2013). Las progresiones visuales desde el amanecer de la humanidad hasta una ridícula imagen de lo moderno, una empacadora de salchichas, resumen la historia del hombre como una de búsqueda y desilusión; de depredación y desamparo. Para Reggio, como para Octavio Paz, una figura de suma admiración para él, la contemplación del mundo se basa en lo poético. En su cine, como en la obra de Paz, lo que pasó volverá a pasar; el tiempo es mítico, de revoluciones y contrastes, y la humanidad una especie finita con hambre de inmortalidad. Entre el ícono y los fracasos, la obra de Reggio es la consciencia de lo antiguo que se filtra entre el progreso más radical y la conformidad que le permite masticar nuestra casa: la Tierra.

Butaca Ancha: Algo muy interesante para mí es el impacto que ha tenido en usted la escritura de Octavio Paz, ¿podría describirme las coincidencias entre ustedes que ha hallado?

Godfrey Reggio: Bueno, he leído varios de sus libros. El que más veces he leído es Corriente alterna, que me deja asombrado. A Paz lo llamo un arcángel de la palabra. Su trabajo no es excesivo en palabras. Él pone los sujetos y los predicados de una manera muy clara, pero lo que descubrí es que siempre habla de opuestos. Él trabaja con la paradoja y la contradicción; él es capaz de sostener dos conceptos juntos a la vez, lo cual es asombroso. Para mí es la marca de una perspicacia extraordinaria, como en El mono gramático. Este hombre está inspirado por lo divino, tiene un don de los dioses más preciado que el intelecto. Él es un gran tesoro para mí porque sé que también era un hombre muy valiente que no iba con la línea partidista de nadie, su bandera era su propia sombra. Requería de coraje porque él fue destrozado en la prensa y por los intelectuales por ser un reaccionario, cosa que no es. Él era un genio que podía ver a través del mundo y el momento en que vivía. Él es, como Luis Buñuel, una figura muy controvertida en la sociedad mexicana por la veracidad y la perspicacia de su lenguaje. Como Buñuel, impactó y ofendió las sensibilidades de gente muy importante en aquel entonces, que defendían, en vez de mirar, lo que estaba pasando, así que en esos dos hombres, quizá junto con Joseph Brodsky y algunas otras personas, los más espiritualmente influyentes en mí.

BA: Usted ha mencionado la habilidad paradójica de Paz como algo muy importante. Creo que es algo muy importante también en sus cintas. Por ejemplo, en Koyanisqaatsi, al principio del filme tenemos esta imagen de una pintura rupestre yuxtapuesta con una nave espacial que despega. ¿Estaba usted intentando hacer una declaración estilística?

GR: Es muy difícil entender esto, pero considero todas mis películas anárquico-cómicas. Tuve la oportunidad a través de mi investigación y de la gente que me ha influenciado de tener otra definición para ello. Son cortocircuitos que causan una conexión inmediata entre órdenes heterogéneos: amanecer de la oscuridad, vívido desconocido; nave espacial y una pintura rupestre. Parecen no estar relacionados porque están en un mundo heterogéneo, pero hay un cortocircuito entre ellos. Es por lo que Octavio Paz habla de corriente alterna. Todo se trata de cortocircuitos que muestran que las cosas que parecen diametralmente opuestas son en realidad dos lados de la misma moneda.

BA: Lo que también me parece interesante es cómo en esa película, y me parece que Powaqqatsi hace algo similar, hay un progreso desde imágenes de la naturaleza hacia estas imágenes de la modernidad. Tengo la idea de que explica a la humanidad y su visión del progreso como una especie de invasión de la naturaleza. ¿Usted lo ve así?

GR: Somos como el Frankenstein de Mary Shelley. Hemos creado un monstruo que tiene una vida autónoma. Vivimos de la naturaleza, la depredamos para apoyar una nueva naturaleza: el ambiente tecnológico en el que vivimos. Ahora, sólo es un punto de vista, sólo son palabras. No puedo insistir en ello, pero puedo sentirlo más que pensarlo, entonces lucho por darle palabras en el cine, por darle una visualización. Tienes mucha razón: Koyanisqaatsi comienza con el mundo autónomo de la naturaleza, de donde venimos todos. Y luego viene una toma en el filme que empieza con una explosión nuclear que se come la tierra y luego vamos a toda velocidad en la hora del tráfico, rebasando el futuro hacia el mundo tecnológico y luego regresa, al final, a la imagen de la pintura rupestre después de que el mundo tecnológico explota, así que no podemos darle fuerzas al ambiente tecnológico a menos que nos comamos el ambiente natural. La dificultad es que la tecnología vive en un planeta finito. La Tierra es finita, es el poder del límite, pero la tecnología tiene un apetito infinito, así que está consumiendo la vida misma que tenemos.

BA: ¿Cuál es su postura hacia la tecnología, intenta evadirla, la acepta..?

GR: No hay cómo exiliarse de ella, es universal. Me uso a mí mismo como el ejemplo de una persona completamente envuelta en la tecnología. Aunque no uso una computadora, todo el trabajo que hago está predicado desde una computadora; tengo el privilegio de que otros hagan eso por mí. Toda la comunicación viene a mí por correo electrónico, no por correo tradicional. Vivo en este mundo que es en sí tecnológico. Soy parte de la cosa misma que intento mirar, así que estoy en el mundo, pero no soy de él. Trato de lidiar con esta paradoja y trato de presentárselo a cuanta gente dispuesta a verlo y sentirlo, como sea posible. Pero no trato de decir que hay que escapar de la tecnología. Si me fuera con los yanomamis de la Amazonia sería lo mismo. Están tan afectados como nosotros. El aire que respiran está afectado, el ambiente está siendo invadido. No hay adónde escapar, así que, para mí, estamos en un punto crítico y puedo ver que vamos hacia el punto de fuga, y debe ser, pero podría no ser. Depende del interés de la gente el cambiar eso. Estamos tan centralizados… lo que pasa en la Ciudad de México tiene repercusiones en Saigón y viceversa. Es posible para todos ahora el que perdamos nuestra electricidad o que nos coman los rayos cósmicos. La tecnología se está comiendo todo el ambiente en que vivimos: los animales, los peces, el cielo, todo.

BA: En cuanto a la reacción que espera de su audiencia, porque esos temas están en sus películas: ¿Qué desearía que hicieran al salir del cine?

GR: Bueno, no depende de mí. Yo fui maestro por muchos años y aprendí que la causa eficiente de la educación no es el maestro, sino el estudiante. Todo lo que puedes hacer son preguntas que sólo alguien más puede responder. Sí creo en esto, sin embargo: primero que nada, no quiero introducirme en las cabezas de la gente. Para la mayoría de nosotros es nuestro comportamiento lo que determina el contenido de nuestras mentes. Este es el famoso acertijo de Marx: la existencia condiciona la consciencia. Lo que sí siento es que aunque la gente no puede articular lo que está pasando porque es tan cercano y normal y familiar que ni siquiera se la ve ya, hay un sentimiento profundo dentro de cada uno de nosotros de que algo está radicalmente mal y trato de tocar ese sentimiento y que quien reciba eso se conecte. No estoy tratando de hacer un partido político y ciertamente no estoy tratando de salvar el mundo, lo cual sería algo muy megalómano. Mi mundo es mi rango de relaciones y lo que puedo hacer es extenderlo con el medio del cine.

BA: ¿Está intentando desarrollar una consciencia crítica?

GR: Sí, pero depende de ellos. Hay un término en latín quidquid recipitur. Uno recibe de acuerdo con su recipiente. La belleza de la vida es que todos somos individuos únicos y tenemos recipientes distintos. Habiendo dicho eso, somos sociales y parecidos y distintos a la vez desde distintos puntos de vista, así que estoy tratando de provocar consciencia en la gente, sí, pero la consciencia se predica en el comportamiento, así que trato de observar si la gente sale del mundo y recrea su propio mundo.

Alonso Díaz de la Vega (@diazdelavega1)

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