‘Viajes de esperanza’: Postal turística disfrazada de película

Cuando  los cineastas se disponen a realizar un filme que contemple como escenario principal la Rivera Maya, así como las exóticas playas del estado de Quintana Roo, probablemente consideren que las bellas imágenes sean recurso suficiente para sostener, sin tener una historia bien sustentada, un filme de casi dos horas de duración. Viajes de esperanza (2012) acierta en cuanto a la construcción de su denuncia ambiental y al funcionar como un despertar a la conciencia social del público mexicano, pero falla estrepitosamente en el desarrollo de la historia principal  y en dibujar los perfiles de sus personajes protagónicos.

La película cuenta la historia de Diego, un exitoso y joven abogado que ha perdido esa sensibilidad de apoyar a los necesitados y velar por el cumplimiento de la justicia. Su jefe (que, para telenovelear más el asunto, es padre de su prometida) le encomendará la tarea de apropiarse ilegalmente de un territorio del que subsisten varios pescadores y que ha sido protegido para evitar la urbanización en dicha zona. Sin embargo, el joven litigante se reencontrará con sus verdaderos principios tras la convivencia con los habitantes de estas tierras y tras verse flechado por la belleza de María (Carolina Durán), una intrépida joven de la región.

La película se percibe torpe en lo poco trabajados que están los personajes y, por ende, sus decisiones a lo largo de la historia se perciben inverosímiles y poco factibles, ya que incluso el cambio de bando del protagonista es tan poco creíble que es más fácil atribuírselo a los encantos del escote de Durán que a los conflictos existenciales del personaje.

Otro inconveniente es el hecho que la trama amorosa engulle en gran medida la trama de denuncia, que está mejor llevada e incluso resulta mucho más cercana al espectador al mostrar situaciones de alarmante actualidad y que afectan a la sociedad mexicana como lo que se nos cuenta en esta historia. Tampoco ayuda el que la película en ocasiones se perciba más como un spin-off de alguna telenovela  del Canal 2 que como un largometraje proambientalista.

Viajes de esperanza probablemente provoque en los espectadores el deseo de viajar a las míticas playas del Mar Caribe, pero no porque la historia que se nos ha narrado traspase las fronteras de la sala de cine, sino porque el filme en ocasiones funciona mejor como un boletín turístico que como un relato cinematográfico.

Por Víctor López Velarde Santibáñez (@VictorVSant)

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