La popular saga de películas basada en los bestsellers de Suzanne Collins llega a su fin con un capítulo oscuro y melancólico, un singular final para una redituable franquicia fílmica realizada bajo los cánones de producción de Hollywood, aunque se tomó ciertos privilegios dentro de la convención.
El capítulo final de las aventuras de Katnis Everdeen (Jennifer Lawrence) en ese mundo distópico apremiado por el totalitarismo gubernamental ha derivado en uno de los desenlaces más interesantes que recuerdo con respecto a una serie de cintas realizadas para el disfrute de la audiencia juvenil. ¡No podríamos esperar menos!
El tétrico remate prosigue esas serie de invenciones y elementos originales que caracterizaron a la franquicia. Durante estos últimos años hemos visto a Jennifer Lawrence transformarse ante la mirada de todos en una interesante heroína del cine de acción. Es una chica bella sin caer en los previsibles estádanres de atractivo en Hollywood, inteligente, valiente pero sobre todo con un aire de independencia y seguridad raro en una actriz de su generación, y por si fuera poco aderezado con sentido del humor. La presencia de Lawrence dentro de la saga de Los Juegos Del Hambre fue uno de los factores concluyentes en el éxito de esta serie de películas.
A diferencia de otras sagas, los realizadores encabezados por el director Francis Lawrence han entretejido un final que mezcla la sátira política con la acción trepidante, certificando que no hubo concesiones con respecto al final de la historia. Hay muertes de personajes consentidos, sin embargo lo que me llamó la atención (confieso que no he leído el último libro de la serie) es el agudo apunte que se hace sobre el estado de los grupos insurrectos cuando estos llegan al poder. Finalmente, la supremacía corrompe los ideales de los rebeldes por lo que justo en el término de Los Juegos Del Hambre se pone en tela de duda el verdadero carácter de personajes como Alma Coin (Julianne Moore), Plutarch Heavensbee (el fallecido Philip Seymour Hoffman) o incluso los compañeros de Katniss en la rebelión como Finnick (Sam Caflin) o Joanna (Jena Malone), entre otros.
Es esa atmósfera de melancolía y tribulación lo que identifica a este capítulo final, el cual a pesar de contar con la clásica secuencia de “y fueron felices para siempre” nos deja con la incertidumbre de que muy probablemente esa aparente paz encontrada en los distritos se vea provocada en un futuro muy cercano. Finalmente esa es la naturaleza de la raza humana.
