‘Chocolat’: El dulce delicatessen de un pueblo hermético

Sin importar el país, el chocolate es uno de los dulces preferidos por excelencia. Las reposterías lo ofrecen en sus más diversas variedades, desde elaborados pasteles hasta sencillas galletas. Ingrediente importante para variadas recetas de antaño. Las cafeterías avasallan sus mesas con mocaccino y bebidas calientes capaces de mitigar el frío. Ideal para la salud, de acuerdo con los expertos. Inspiración para melosas canciones de amor, ingeniosos museos y obras de arte…

El cine tampoco ha dejado pasar la oportunidad para contar historias con el chocolate como estelar (con la probabilidad de despertar antojos en el proceso). Entre algunas de las selecciones del menú se encuentran la visita de cinco niños a una fábrica de dulces en Willy Wonka y la fábrica de chocolate (1971); el secreto de cocina y una historia de amor en Como agua para chocolate (1992), y el drama de una directora de una empresa chocolatera en Gracias por el chocolate (2000).

Chocolat (2000) hace también lo propio bajo la perspectiva de Lansquenet, un pueblo francés religioso y muy conservador que tendrá curiosidad por la chocolatería de la recién llegada Vianne Rocher (Juliette Binoche), una mujer trotamundos acompañada por su hija Anouk (Victoire Thivisol). Varios de los lugareños sucumbirán a los aparentes poderes mágicos de los dulces de Vianne, los cuales despertarán los deseos más ocultos que guardan sus corazones.

Basada en la novela de Joanne Harris, el guión, de mano de Robert Nelson Jacobs, resalta una época de fines de los 50 en la que el estoicismo por parte de los creyentes católicos en el cumplimiento de la doctrina, la desaprobación de separaciones maritales y madres solteras y el rechazo a los gitanos eran mucho más latentes, guiando en muchas ocasiones a la intolerancia social.

El cineasta sueco, Lasse Hallström (¿Quién ama a Gilbert Grape?, Un amor imposible), retrata con redondez a un pueblo que se verá obligado a romper sus barreras conservadoras para encontrar la plenitud personal, con personajes que reprimen sus emociones por el miedo a una sociedad repleta de prejuicios: Josephine (Lena Olin), mujer que vive bajo el maltrato de su alcohólico esposo Serge (Peter Stormare);  Armande (Judi Dench), una amargada anciana cuya visión de la vida la lleva a guardar distancia con su hija Caroline (Carrie Anne-Moss); Luc, el sobreprotegido nieto de Armande, y el conde de Reynaud (Alfred Molina), el puritano líder, obligado a guardar las apariencias con respecto a la ausencia de su esposa.

Entre drama, comedia y enseñanza de vida, el chocolate se convierte en el vehículo de redención, aceptación y esperanza para los habitantes de Lansquenet. A su vez, también es el llamado para Vianne Rocher para establecerse en un lugar en compañía de su hija y, de paso, encontrar el amor en el gitano Roux (Johnny Depp), sin importar si ella percibe el frío viento del norte, señal inminente de que debe abandonar un poblado para encontrar otro que necesite su ayuda.

El ambiente rural, a través de la fotografía de Roger Pratt, resalta un hermético y diminuto pueblo a partir de cada vivienda, la iglesia y los tradicionalistas interiores, así como de la alegre chocolatería y la delicada preparación del chocolate en sus diferentes presentaciones. Todo, acompañado por la cálida banda sonora de Rachel Portman entre piano, guitarras, gypsy style y clasicismo.

A su vez, Hallström obtiene de sus actores cálidas y enternecedoras interpretaciones que ayudan a olvidar lo convencional que puede resultar el relato. Juliette Binoche otorga a Vianne no únicamente el toque liberal en sus creencias y en sus coloridos zapatos rojos, sino también carisma y sensibilidad. Judi Dench, como Armande, dota de humanidad a un personaje cascarrabias que poco a poco suaviza su espíritu gracias a la amistad con Vianne, su nieto Luc y el propio chocolate. Lena Olin (esposa del propio Hallström) y Alfred Molina, como Josephine y el conde Reynaud, terminan de conformar al bien seleccionado elenco; la primera, como una maltratada mujer que abandona los malos vicios y logra su independencia personal, y el segundo, como un moralista mandatario que tratará por todos los medios de hundir a Vianne y preservar el estricto cumplimiento de las tradiciones pueblerinas.

Si bien Chocolat es una historia en cierta manera ya conocida debido al aborde de las propiedades mágicas del chocolate y cómo realiza sus milagros en cuanto es saboreado por algún paladar, el filme es un encanto no únicamente en la metamorfosis de Vianne, su hija y el pueblo de Lansquenet, sino también en el despliegue de sus propiedades gastronómicas y en su delicada preparación.

Por Mariana Fernández (@mariana_ferfab)

Cómo preparar… Mousse de chocolate

Ingredientes

  • 125 gramos de chocolate  semiamargo
  • 50 gramos de mantequilla
  • 1 naranja, sólo el jugo
  • 3 cucharadas de cocoa en polvo
  • 2 yemas de huevo
  • 2 claras de huevo
  • 25 mililitros de Cointreau
  • 100 mililitros de crema para batir
  • 15 gramos de azúcar
  • 100 mililitros de crema para batir
  • 1 naranja en supremas (para decorar)

Procedimiento

Derretir a baño maría el chocolate, la mantequilla y el jugo de naranja. Cuando el chocolate y la mantequilla se hayan fundido agregar la cocoa. Retirar del fuego e incorporar las yemas y el Cointreau. Dejarlo enfriar.
Batir la crema hasta que este firme y reservar en refrigeración. Aparte batir la claras a punto de turrón, añadir el azúcar y continuar batiendo hasta que estén lisas y brillantes (esto es un merengue francés).
Mezclar en forma envolvente el merengue con el chocolate frío y antes de que esté completamente incorporado, agregar la crema batida e incorporar todo.
Una vez lista la preparación poner en las copas de presentación y refrigerar.
Servir con supremas de naranja y la crema batida.

Receta por Haute Cuisine Cooking School

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