‘Poultrygeist’: La frita repulsión

Imaginen un musical gore, lleno de sátira e irreverencia, sobre la comida rápida/chatarra, con pollos zombis, vómito, sangre, pus, sexo y toda la vibra serie b de las películas de Troma. Así es Poultrygeist: Night of the Chicken Dead (2006), de Lloyd Kaufman.

La tesis central de la cinta gira en torno a nuestra relación amor-odio con la comida chatarra, en este caso una parodia a la franquicia antes conocida como Kentucky Fried Chicken (KFC). Sabemos que este tipo de alimento es dañino para nuestros cuerpos; no importa, no podemos dejar de consumirlo. Por qué habríamos de hacerlo si no exige nada de nosotros más que disfrutarla.

Kaufman, junto a los guionistas Daniel Bova y Gabriel Friedman, aprovecha cada minuto de metraje para hacer sátira y reflejar las muchas contradicciones que envuelven a aquellos a favor o en contra de la chatarra. Ése es el gran acierto del director, atacar a todos por igual. Como esas lesbianas activistas y oportunistas cambiando de protesta como una veleta, la poca higiene de la cocina usada como herramienta de venta, ese obeso redneck que “perdió” unos kilos comiendo pollo frito, el estereotipo del indio americano alcohólico, las quejas contra la muerte de los pollos olvidando la explotación de los trabajadores, etc. Siguiendo su costumbre –esa sí, sana–, Kaufman logra dotar a lo aparentemente banal de un relleno inteligente y crítico. Este crujipollo tiene sustancia.

La historia tiene como protagonista a Arbie (Jason Yachanin), un atolondrado adolescente que espera recuperar el amor de su novia cuando ésta vuelve del colegio en el verano. Para su sorpresa, Wendy (Kate Graham) cambió de ideales y gustos… ahora es pareja de la feroz activista Micki (Allyson Sereboff).

Molesto por la situación, nuestro improbable héroe combatirá a su enemiga sentimental desde la trinchera del pollo frito, enrolándose en la nómina de la nueva sucursal perteneciente a la asquerosa franquicia. ¿El giro? El edificio fue construido sobre un antiguo cementerio indio y los muertos están ansiosos por cobrar venganza.

Un lugar común de los activistas contra la comida chatarra es decir que las cadenas son las culpables de la obesidad y los trastornos generados por ésta. Para ellos, la gente es una masa uniforme de zombis sin oportunidad de decidir y vivir con sus errores. Se lanzan contra KFC con un Starbucks en la mano.

Por otra parte, Kaufman pone en el centro de atención la convicción –tan estadunidense– de igualar la comida poco saludable con el American Way of Life. “Atacar la comida del General es atacar a América,” grita uno de los personajes. Comer sano, aunque cueste trabajo, es visto como una traición al país y a sus valores, un pensamiento que se refleja en otras facetas de la vida del estadunidense promedio, como la política o los migrantes.

El pollo frito es considerado uno de los platillos de mayor tradición en nuestro vecino del norte, sólo recuerden ese cliché de la sirvienta negra cocinando un poco de soul food. El rebozado nos impide ver lo que hay debajo; mejora el sabor. Nos atrae la suculenta cobertura aun cuando la porquería esté esperando bloquear nuestras arterias y lo sepamos.

Por Rafael Paz (@pazespa)

Cómo preparar… Pollo frito

Ingredientes

  • 8 piezas de pollo
  • 2 tazas de leche entera
  • 2 cucharadas de vinagre
  • 2 cucharadas de paprika
  • 2 cucharaditas de ajo en polvo
  • 1 cucharadita de pimienta de cayena
  • Sal al gusto
  • Harina de trigo
  • Manteca vegetal

Procedimiento

En un recipiente hondo mezclar la leche con el vinagre y mezclar. Incorporar las piezas de pollo y dejar reposar, cubierto y en el refrigerador, de 12 a 24 horas. Escurrir el pollo en un colador.
En una sartén de hierro forjado u olla de fondo grueso, derretir suficiente manteca vegetal para cubrir las piezas de pollo a la mitad y elevar la temperatura a 160° C. IMPORTANTE: No dejar que rebase esta temperatura.
En un recipiente aparte mezclar la sal, paprika, ajo en polvo y pimienta cayena y sazonar con esta mezcla el pollo. Una vez sazonado el pollo, enharinarlo y quitar el exceso de harina.
Para cocer el pollo, introducirlo a la manteca primero con el lado de la piel hacia abajo (los muslos en el centro de la sartén, piernas y pechuga en las orillas); la manteca debe llegar a la mitad de la sartén.
Cocer por aproximadamente 10 a 12 minutos por lado hasta que dore, la temperatura interna debe ser de, aproximadamente, 82°C (No olviden verificar que la temperatura de la manteca no rebase los 160°C).
Una vez que esté dorado y la temperatura interna alcance los 82°C, retirar de la grasa y escurrir sobre alguna parrilla o charola enfriadora, permitiendo que escurra el exceso de aceite. Nunca debes ponerlo sobre toallas de papel o periódico ya que se arrancará la fritura.

Receta por Haute Cuisine Cooking School

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