Bitácora del FICG – Día 2: Marginales

Vivir al borde puede ser un acto miserable o un gozo, una necesidad o una elección de vida. En su segundo día de actividades, tres películas del programa del Festival Internacional de Cine de Guadalajara (FICG) estuvieron marcadas por dicho concepto. Desde la fuerte feminidad cubana de Venecia (2014), a la violenta comedia negra de Traíganme la cabeza de Alfredo García (Bring Me the Head of Alfredo García, 1974), terminando en la subterránea musícalidad de Buenos Aires Rap (2014).

  • Venecia, de Kiki Álvarez

Un día en la vida de tres cubanas es el foco de Venecia (2014). Compañeras en un salón de belleza, el trío vivirá una jornada donde poco a poco sus intenciones, penas, disfrutes y pensamientos se pondrán en evidencia, siguiendo la sutil escuela marcada por el trabajo de Richard Linklater o haciendo eco de propuestas como la mexicana Los Hámsters (2014).

En su nuevo trabajo, Kiki Álvarez (Jirafas) crea un convincente universo femenino ayudado de un guión firmado por Claudia Muñiz, una de las actrices protagonistas, donde las acciones de los personajes y los movimientos de la cámara se combinan para crear una espontaneidad sutil, nunca invasora ni forzada, como en muchas docuficciones latinoamericanas. Véase El regreso del muerto (2014) como claro ejemplo.

Al mismo tiempo, Venecia se encarga de hacer un retrato ambiguo de la Cuba donde fue filmada. No hay aquí proselitismo comunista/socialista ni propaganda procapitalista o añoranza yanqui, sino todo lo contrario. Cuba es, y nada más. Como esa mujer que se casó por una deliciosa noche de sexo al ritmo de Hotel California. Es una apuesta que funciona gracias a sus personajes y a las actrices encargadas de interpretarlos; sus creaciones lucen y hablan como cualquier mujer. No son una idea. A pesar de la sencillez de su presentación se sienten reales.

La marginalidad de estas chicas proviene de un entorno viciado por la política y años de privaciones estatales. Sin embargo, eso no define sus vidas ni su relación con el sexo opuesto lo hace. Ellas son libres.

  • Traíganme la Cabeza de Alfredo García, de Sam Peckinpah

La gran Isela Vega es una de las homenajeadas en esta edición del FICG, y para honrarla el festival programó algunas de las películas clave de su filmografía, aquellas que definieron su carrera. Traíganme la Cabeza de Alfredo García es una de ellas.

Dirigida por uno de los maestros del cine norteamericano, Sam Peckinpah (The Wild Bunch), la cinta propone una interesante mezcla de géneros y una revisión de algunas tradiciones muy rancheras para reflexionar sobre la violencia y sus efectos. Después de todo, un nacimiento marca un camino de muertes irracionales. Aquí no hay buenos ni malos, sólo hombres tratando de evadir al destino mientras siguen su instinto.

Benny (Warren Oates de permanente gafa oscura) y su novia prostituta emprenden un viaje para localizar el cuerpo de un ranchero mexicano, buscado por embarazar a la hija de un cacique (Emilio El Indio Fernández), para así poder cobrar una recompensa que les permita enderezar su vida… al menos por un rato.

Como en la mayoría de sus cintas, los personajes de Peckinpah hacen justicia a ese lema de que “la moral es un árbol que da moras”. Para ellos el código de civilidad no existe porque la civilización misma los ha obligado a vivir de dicha manera. Estamos ante un juego y una de las comedias de humor negro más peculiares de la historia del cine. No podía ser de otra forma cuando el destino mismo no es sino una broma de mal gusto.

La Elita de Isela Vega es una mujer llena de matices, dura de carácter y, al mismo tiempo, capaz de un gesto lleno de dulzura ante la posibilidad de ser llevada al altar. Aquí la actriz demuestra su amplio espectro interpretativo y es mucho más que el mero atractivo visual de esta violenta historia. Un homenaje más que merecido.

  • Buenos Aires Rap, de Segundo Bercetche, Diane Ghogomu y Sebastián Muñoz

El rap y el hip hop nacieron lejos de Latinoamérica. No obstante la distancia, su influencia se deja sentir a lo ancho del continente. El documental Buenos Aires Rap captura la escena contemporánea de este género músical, sus raíces y los rostros que la componen o dieron pie a su existencia en la capital de Argentina. Son rimas y beats al margen, esperando su momento de explotar con la fuerza de un volcán.

Uno de los aciertos del proyecto de los directores Segundo Bercetche, Diane Ghogomu y Sebastián Muñoz es mostrar la forma en que los jóvenes bonarenses asimilaron un fenómeno alejado, en apariencia, a su cotidiano. No estamos ante un movimiento uniforme. La manera en que se vive el rap cambia de una cuadra a otra. El compromiso político y el disfrute de la fiesta podrían ser antónimos; aquí sólo son dos facetas del mismo cuadro.

Asimismo, aquellos melómanos interesados en una guía básica para entrarle al rap argentino estarán de plácemes, registrando uno a uno los rostros ante la cámara de esta breve pero significativa historia musical. El Bronx no está en Argentina, pero el ghetto luce igual en todos lados.

Rafael Paz (@pazespa

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