El próximo fin de semana llega a las salas mexicanas Prometeo (Prometheus, 2012), el nuevo trabajo de Ridley Scott anunciado como una precuela de su clásico de ciencia ficción de 1979: Alien, el octavo pasajero.
Scott creó un universo en el ‘79 que ha sido ampliado: tres películas siguen la línea por él marcada y son, junto a la original, el tema que será tratado en este texto. Descarten de antemano las cintas de Alien vs. Predator, el crossover del comic de Alien con el de Batman, y cualquier otra cosilla que exista por ahí. Las cuales, por cierto, sólo demuestran la gran popularidad con la que cuenta la saga.
Alien, el octavo pasajero (Alien, 1979) destaca por el uso que hace de la claustrofobia –las secuencias en los ductos de ventilación– y que Ridley Scott dirige de manera elegante y eficaz. El guión aprovecha uno de los pilares de la ciencia ficción: el encuentro con criaturas hostiles de otros mundos, además del básico temor del género humano hacia lo desconocido.
La tensión va en aumento desde la llegada del Nostromo y el descubrimiento de los huevos extraterrestres hasta el momento en que el alien se abre paso a través de la caja torácica del Oficial Kane (John Hurt). Son los giros en la trama los que convirtieron a Alien en un suceso.
Otro punto a destacar es el diseño de la criatura a cargo de H. R. Giger, artista surrealista suizo, quien también creó el The Derelict –que es la nave que encuentran en el planetoide– y la figura conocida como Space Jockey, parte importante de los enigmas de la película. La criatura, sin duda, es una de las figuras más reconocidas de la historia del cine y la culpable de muchas noches insomnes de varios espectadores –entre los cuales me incluyo–.
La Suboficial Ripley, interpretada por Sirgouney Weaver, se transformó en un icono del feminismo por aquellos años ya que, si recuerdan, son generalmente las mujeres quienes terminan siendo presas del monstruo. Ripley no sólo repele los ataques sino que encabeza la ofensiva contra la fuerza destructiva del Alien. Para más información sobre este punto sugiero consultar el texto “La bella y el monstruo” de Leonardo García Tsao que aparece en su libro El ojo y la navaja.
En 1982 Ridley Scott demostraría que tiene buena mano para la ciencia ficción al filmar la icónica Blade Runner.
Para la secuela Aliens (1986), la dirección estaría en las manos de James Cameron, quien desarrolló una de las mejores secuelas que existen en la historia del cine, al nivel de El Padrino 2, por ejemplo. En apenas su tercera cinta como director, Cameron logró un trabajo trepidante en el género del cine de acción, dejando el suspenso de la primera entrega a un lado.
La historia empieza cuando la nave donde Ripley descansa es hallada por la compañía que controlaba la expedición original. Al despertar le anuncian que han pasado varias décadas y que su hija ha muerto, además un grupo de personas está tratando de colonizar el planetoide del que ella escapó.
La vena melodramática del guión, la historia entre Ripley y Newt –la niña sobreviviente– o la atracción entre Ripley y Hicks (Michael Biehn), se mezcla de manera adecuada con la acción presentada en pantalla. Cameron aprovecha que no tiene que crear expectación en la audiencia por conocer a la criatura y avanza rápidamente a las escenas de enfrentamiento entre los marines y los extraterrestres, que ahora son un ejército gracias a que lograron anidar.
Con la descripción anterior muchos podrían pensar que lo de Cameron se acerca a la mayoría de las cintas de acción que se manufacturan actualmente, pero el buen ojo del director lleva a que no toda violencia sea en pantalla y el ritmo no decaiga: recuerden la secuencia en que con un monitor y un conteo de balas Cameron desarrolla una batalla completa.
Aliens, para algunos, es la lucha entre dos familias, la adoptiva de Ripley (Newt, Hicks y el robot) y la horda de criaturas asesinas comandada por el Alien Reina. Lo que viene a ser también una batalla por la supervivencia de una sola especie.
Como bonus, ya era posible visualizar que James Cameron gusta de las protagonistas algo masculinas, su Ripley es más ruda que en la primera parte, de ser posible. Siendo un elemento que impregna su filmografía, recuerden a Sarah Connor (Linda Hamilton) de Terminator y a Neytiri (Zoe Saldana) de Avatar. Estirando un poco la liga podemos incluir a Rose (Kate Winslet) de Titanic, una chica que gusta de bailar en la tercera clase, tomar alcohol, fumar, posar desnuda con joyas caras y decidir con quien se casará, todas actitudes contrarias a lo que se esperaba de una mujer de clase en aquellos años.
Pasaron ocho años para que una nueva entrega de Alien llegara a las salas de cine. Alien3 significó la llegada a las grandes ligas de David Fincher, quien por aquellos años se encargaba de dirigir videos para Madonna. Un ejemplo:
La trama sigue los hechos ocurridos en la secuela, al relatar lo que sucede con la cápsula en que escapan los protagonistas, la cual se estrella en una refinería/prisión que ocupa un planeta de condiciones inhóspitas. Con excepción de Ripley, el resto de los pasajeros perece. Así nuestra protagonista tendrá que esperar a que una nave del gobierno la recoja y se convertirá en el objeto de deseo de los presos, que no han visto una mujer en años. Al poco tiempo descubre que un huevo de alien logró introducirse a la cápsula y la pequeña criatura fue la causante del choque.
Aunque no es una cinta que lleve totalmente impreso el sello David Fincher, el joven director logró imponer alguna de sus ideas. La más notoria debe ser lo que sucede al final con Ripley. Las atmósferas depresivas y el odio en general que Fincher siente por el género humano, también están presentes.
Es lógico que el estudio no dejará que el cineasta tomara por completo el control de una de sus franquicias más importantes, decisión que impactó en el resultado final. Hoy día existe una versión del director de Alien3 contenida como extra de la edición en bluray, por si alguien quiere comparar entre la visión que tenía Fincher y el corte que se estrenó en 1992.
La religión es la variante nueva que se introduce en el largometraje. Los reos han sido liberados años atrás, pero decidieron quedarse a vivir como monjes, lejos de las tentaciones de la vida. Son encabezados por Dillon (Charles S. Dutton). Su vida religiosa se verá interrumpida, primero por la llegada de nuestra protagonista y las bajas pasiones que despierta, y después por la aparición de la criatura, que bien podría ser una especie ángel exterminador.
La combatividad de Ripley se mantiene en el mismo nivel de las películas anteriores. El destino del personaje de Sirgouney Weaver se une al del octavo pasajero de manera definitiva. Para no soltar algún spoiler, no ahondare en este punto.
Después de la calidad mostrada en las dos pasadas entregas, Alien3 representa un retroceso en la saga. Lo cual no significa que no sea una buena cinta, sólo no alcanza todo su potencial. Es un debut adecuado para David Fincher.
La elección del director para la cuarta entrega, Alien: Resurrection, puede no sonar como la opción más lógica: Jean-Pierre Jeunet fue quien obtuvo trabajo. Jeunet todavía no era mundialmente reconocido, cosa que lograría con su siguiente cinta: la cursi Amelie.
Alien: Resurrection tiene como objetivo recuperar la esencia de las primeras entregas. El guión de Joss Whedon, hoy día reconocido por su trabajo en Los Vengadores, sitúa la historia 200 años después de los hechos ocurridos en Alien3. La corporación que domina la galaxia clona a Ripley y a su “amigo” extraterrestre. En el clásico juego de científicos queriendo ser dios/científicos pierden el control.
La genética se convierte en parte sustancial de la trama. No sólo por la resurrección de Ripley, sino por las consecuencias que resultan de la cruza de genes: un monstruo mitad humano, mitad alien. Lo cual para algunos podría resultar ridículo -me incluyo- y para otros es un buen giro en la trama.
Winona Ryder y Ron Perlman son las adiciones más importantes en el reparto, que bajo la dirección de Jean-Pierre Jeunet entregan buenas actuaciones. Al igual que en el caso de Fincher, se nota que el proyecto estaba muy controlado por los productores y no despliega el estilo que lo caracteriza. Jean-Pierre Jeunet asegura que él planteó la cinta como una comedia de humor negro, lo cual no suena tan descabellado. Al ver el alien rosa estallé en carcajadas. Hay que recurrir igual a su versión del director para comprobar dicho punto.
Conclusiones:
Prometeo es una de las películas que busca conquistar el verano. El regreso de Ridley Scott a al universo que le dio fama suena oportuno. A lo largo de la historia de la franquicia los resultados han sido ambivalentes: dos joyas primero y dos películas que palidecen en comparación, pero que resultan entretenidas y dejan un buen sabor de boca.
Hasta el momento se ha dicho que Prometeo es una precuela que se desarrolla cientos de años antes de los sucesos narrados en la primera parte, inclusive se dice que poco tienen que ver con éstos.
Las expectativas son altas. ¿Prometeo estará a la altura de Alien y Aliens? o ¿será más cercana a Alien3 y Alien: Resurrection?, ¿Será una película evento u otro blockbuster veraniego?
La moneda está en el aire.
Por Rafael Paz (@pazespa)
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