3º día de cine y maple: Diarios del TIFF

La lista de películas se sigue apilando en el Festival Internacional de Cine de Toronto (TIFF, por sus siglas en inglés) y hasta ahora el balance ha sido, en general, bueno. La mayoría de los trabajos más notables proceden de otros festivales, más que de premieres de las que el festival pueda presumir, algo sumamente importante en esta temporada de “guerras festivaleras”.

Continuamos con los comentarios:

Belmonte de Federico Veiroj
Sección: Contemporary World Cinema

En la nueva película del cineasta uruguayo Federico Veiroj, Belmonte, un pintor está en medio de una de esas muy socorridas crisis de la mediana edad, cuando los hombres empiezan a usar tinte para el pelo e invierten en costosas motocicletas, aunque, en el caso de Belmonte (Gonzalo Delgado) esta crisis lo lleva a un estancamiento interno, dado que está a punto de montar una exhibición de su obra. Sin embargo, una extraña melancolía lo ataca aún contando con el cariño de su pequeña hija.

El trabajo de Veiroj se ha caracterizado por una constante exploración de la intimidad masculina, sea en la soledad del proyeccionista de La vida útil (2009) o la kafkiana lucha de El apostata (2015) y, en Belmonte, ofrece una visión muy particular del hartazgo masculino y un retrato del artista que quiere mantenerse entero, tan audaz como su obra pictórica, llena de falos que luchan angustiosamente por mantenerse erectos.

In Fabric de Peter Strickland
Sección: Midnight Madness

Una abstracción constante del giallo ha marcado la filmografía del cineasta y esteta británico Peter Strickland, quien en su nueva película In Fabric relata en dos episodios la historia de un vestido maldito que provoca infortunios a toda aquella persona que lo use.

La primera parte con la actriz británica Mary Jeanne Baptiste es muy superior al segundo episodio, que hace que la película decaiga ligeramente, pero logra conservar un humor profundamente macabro y un absurdismo que roza la sublime pomposidad de los títulos de las películas de Fulci o ArgentoIn Fabric es una estilizada pieza de horror cómico, más que revisionar un género parece crear uno nuevo a través de un peculiar híbrido, tan finamente bordado y diabólicamente diseñado como el emblemático vestido rojo que flota y asesina a quien peque de vanidad.

Can You Ever Forgive Me? de Mariel Heller
Sección: 
Presentaciones especiales

La comediante Melissa McCarthy es, curiosamente, una de las actrices más camaleónicas que trabajan actualmente en Hollywood. Dueña de un físico inconfundible y de una habilidad única para redimir personajes patéticos a través de una digna carcajada, McCarthy entrega no su mejor actuación, sí la más solemne y por tanto “oscareable” en la entretenida Can You Ever Forgive Me?

La película presenta la historia de Lee Israel, una biógrafa venida a menos en la Nueva York de principios de los años 90, quien ante la falta de trabajo comienza a falsear cartas de literatos y figuras de la intelectualidad neoyorquina, como el dramaturgo Nöel Coward o Dorothy Parker, consiguiendo un lucrativo, pero ilegal negocio. La película de Heller es como cualquiera de las cartas que Lee modifica: una miniatura que ofrece enormes placeres en cada línea y que se apoya en la fantástica interacción entre McCarthy y Richard E. Grant con personajes inmorales, nefastos, amargos pero cuya ausencia resentimos una vez que termina la película.

La casa de Julio Iglesias de Natalia Marín
Sección: 
Wavelenghts

El urbanismo neoliberal ha privatizado casi todos los espacios públicos, homogeneizándolos con modelos de ínfulas globalizantes que destruyen la particularidad de cada espacio. Abriendo y transformando una contundente cita de Flusser que dice “no entenderemos más el mundo a través de líneas escritas sino de superficies imaginarias”, la artista visual española Natalia Marín construye una aguda reflexión sobre un megaproyecto arquitectónico que abarca nueve países que buscan abstraer la identidad nacional en una serie de modernos complejos arquitectónicos.

En el caso de España, el modelo fue la opulenta mansión del cantante, truhán y señor Julio Iglesias. Pensando sobre la línea como la base de todo espacio, el trabajo de Marín plantea una fantasmagoría futurista en la que siempre será más rápido copiar que innovar.

El laberinto de Laura Huertas Millán
Sección: 
Wavelenghts

El mundo del narcotráfico construye su propia mitología en base a una apropiación de lo que percibe como “opulencia”, nutrida de un complejo de pertenecer a un universo social con el que tiene contacto únicamente a través de los medios audiovisuales, como el cine y, particularmente, la televisión.

La cineasta y artista visual Laura Huertas Millán reflexiona sobre esta tensión en su notable El laberinto, en el que se nos presenta la casa del famoso narcotraficante colombiano Evaristo Porras, cuya construcción se inspiró en las rimbombantes casonas de esa inagotable fuente de camp de lujo que fue la serie Dinasty, montando imágenes de ambos espacios con narraciones sobre la violencia de los cárteles , creando una provocativa reflexión de la forma en la que el deseo de opulencia despierta los instintos más violentos y oscuros, con los cuales construimos los espacios que habitamos.

Capharnaüm de Nadine Labaki
Sección: 
Presentaciones especiales

Quizá el peor vicio del cineasta es pretender pensar, en un acto de abominable vanidad, que lo que produzca tendrá la capacidad de revertir contundentemente injusticias del mundo y dar luz sobre un nuevo camino para solucionar complejísimos problemas de índole política y social.

En lugar de tomar el papel de defensora, la cineasta Nadine Labaki debió tomar el de acusada en su película Capharnaüm. Zain (Zain Al Rafeea) es un niño de 12 años que tras innumerables vejaciones y tremendistas sucesos, ha decidido solicitar un juicio de divorcio de sus negligentes padres en la Líbano contemporánea. A partir de ahí, Labaki amasa, con lujo de miseria, estampa tras estampa de la miseria hasta llenar el albúm Panini de la marginación: migración, bebés sobre ruedas, tráfico de personas, abuso físico, negligencia parental, tráfico de estupefacientes y así. Un repugnante acto de vanidad fílmica disfrazada de conciencia social. El cine no se nutre de héroes, sino de ideas y arte.

Por JJ Negrete (@jjnegretec)

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