34 Foro | ‘El hombre de las multitudes’: Solitaria compañía

Juvenal es conductor de metro en la ciudad de Belo HorizonteMargo es controladora del tráfico de trenes. Ambos se sienten invadidos por una desesperante soledad a pesar de vivir en una ciudad sobrepoblada y trabajar en un transitado transporte público. Sus vidas se juntan cuando Margo le pide un favor especial a Juvenal: ahora pasan tiempo juntos, pueden ayudarse mutuamente; sin embargo, la incesante sensación de soledad parece no desaparecer.

Cao Guimarães y Marcelo Gomes realizan una adaptación libre del cuento de Edgar Allan PoeEl hombre de la multitud, y retratan la soledad del individuo; un individuo que, a pesar de estar siempre rodeado, formando parte de esa enorme y homogénea masa de gente que habita una sobrepoblada ciudad, se encuentra aislado, recluido, inmerso en una sensación de vacío de la que no puede escapar y que a nadie parece importarle.

Juvenal tiene una vida tranquila, monótona, vive con lo indispensable, sin lujos y con pocas comodidades. Todos los días camina en silencio entre la multitud, como una parte insignificante de esa totalidad compuesta por extraños, todos ensimismados, atendiendo sus propios intereses, sus propios asuntos. A pesar de que se preocupa por los demás e intenta ayudarlos, como cuando cede ante su egoísta compañero de trabajo y le cubre sus turnos laborales, dicha preocupación no es recíproca, nadie piensa en él. 

Margo es popular, la gente la conoce, tiene muchos amigos, tiene seguidores, pero todo es una ilusión, son seguidores digitales, a distancia. Su número de amigos virtuales no coincide con su apartamento desierto, donde la única persona que le hace compañía es su padre. Ella intenta ser más abierta, intenta conocer gente, quiere dar la impresión de ser una mujer sociable, amigable, pero no logra encajar del todo y al final del día termina regresando a su mundo de fantasía en las redes sociales.

Margo entra inesperadamente a la vida de Juvenal, encuentra la compañía que ambos tanto necesitan pero, a pesar de dejar atrás la soledad, el silencio, la monotonía, la incomodidad, éstos siguen presentes, están ahí, en el departamento de Juvenal donde, tras largos silencios incómodos, Margo mejor opta por irse.

Guimarães y Gomes logran mostrar por medio de largas y silenciosas escenas esa sensación que todos hemos tenido alguna vez de no sentir que encajamos, que no pertenecemos, que la soledad que ansiamos hacer a un lado no es una soledad física, sino una soledad mental, una soledad que nos aterra y que bien cita Allan Poe al inicio de su cuento con aquella frase “Qué gran desgracia la de no poder estar solo”.

Por Luis Arredondo

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