Una búsqueda es natural, inherente a la esencia del ser humano en todos los aspectos. No importa qué tan placentero sea nuestro presente, se denota con frecuencia la presencia de una carencia que es importante llenar, un hecho tan duro que puede ser considerado científico. Sobre esta línea se mueve la ópera prima del cineasta argentino Matías Luchessi.
Tomando elementos formales reconocibles de una escuela fílmica sudamericana, como Pablo Stoll o Paula Markovitch, Luchessi presenta la historia de una niña llamada Lila (Paula Galinelli, la misma de El premio), que en el umbral de la madurez decide buscar a su padre, contra los deseos de su madre, condiciones climáticas brutales y contando únicamente con el apoyo de su maestra.
El impulso que arroja a nuestra pequeña protagonista parece florecer en medio de una clase de ciencias naturales, donde la biología se convierte en ética, al menos en la cognición de Lila, una núbil flor que deja de mirar arriba para concentrarse en sus raíces existentes, pero invisibles. Luchessi presenta un entorno permeado por colores fríos, como un tenue púrpura, y de una narrativa sencilla pero que no deja de lado breves digresiones y sorpresas en su discreto germinado.
Cuando, en contra de toda circunstancia, Lila decide buscar a su padre, su naciente belleza parece frenarse en una necesidad natural que necesita saciarse hasta encontrar su origen, quizá para conocer su destino u obtener una fragancia del pasado.
Ciencias Naturales presenta un velado tratado de biología emocional que se ve limitado por los recursos de un cine que ya comienza a toparse con limitaciones serias, que parece no hacer lo suficiente por explotar sus innovadores temas en envases formales más atractivos. La ciencia funciona mejor en el arte cuando abandona su naturaleza predictiva y potencia su búsqueda de nuevas posibilidades, pero esta clase de Ciencias Naturales logra únicamente mantener el interés por momentos, con la promesa de una verdadera cátedra en su escueta clase.
Por JJ Negrete (@jjnegretec)
