‘Volver al futuro’: McFly, no seas gallina

Para a mediados del siglo XIX, Julio Verne había pensado diversos mundos inimaginables para el hombre de aquella época. Leerlo, como describe Fernando Savater, es “como subir en un globo sin lastre, como cabalgar en un cometa”, como soñar que en el futuro la tecnología alcanzará nuestra imaginación.

El escritor francés no fue el único que idealizó con viajar al futuro, científicos como Stephen Hawking o Albert Einstein lo hicieron también. Sin embargo, muy pocos lo han logrado como el Dr. Emmett L. Brown quien a pesar de repetir una y otra vez en la trilogía que cualquier cambio en el futuro cambiaría el presente de los protagonistas, finalmente llega a la conclusión de que el pasado no siempre determina nuestro futuro, el destino es el que uno escribe.

Corre el año 1985, la tecnología de la época ha transformado el día a día del hombre. El microchip, las primeras computadoras, el Walkman y otras herramientas tecnológicas ya habían sido inventadas. La tecnología, al parecer, no tenía límites; hasta que una película nos hizo cambiar de parecer.

La primera entrega de la trilogía de Robert Zemeckis, Volver al futuro (Back to the Future, 1985) hizo que el imaginarse viajar en el tiempo no sólo se quedara en el “hubiera hecho”. Para Zemeckis y Bob Gale la idea de hacer un filme sobre viajes en el tiempo traspasaría incluso su propia imaginación. Ambos estuvieron ideando formas para situar en tiempo/espacio el guión de su película; pensaron en cómo sería la máquina, en los personajes, las ideas centrales y escenarios.

El guión escrito por Zemeckis y Gale está relacionado con las preguntas que éste último se hizo al visitar la casa de sus padres: ¿Qué pasaría si nos damos cuenta que todas las anécdotas que nuestros padres nos cuentan de su juventud no son ciertas? A partir de esta pregunta se creó una historia donde un joven viaja en la pasado y se encuentra con sus padres cuando ellos eran estudiantes.

Después de 4 años de decisiones, el guión se tuvo que cambiar en dos ocasiones y, para el 26 de noviembre de 1984, comenzó el rodaje de las aventuras de Marty McFly (Michael J. Fox) y el Dr. Emmett L. Brown (Christopher Lloyd) con el DeLorean DMC-12.

El éxito de la primera película dio lugar a la producción de una trilogía de películas: Back to the Future II (1989) y Back to the Future III (1990). En éstas, Marty y el Dr. Brown viajan a través de tres épocas: 1985, 1955 y 1885.

La trilogía se enlaza perfectamente entre sí, como si fuera una historia de varias horas donde la familia McFly, Marty, el antagonista, Biff Tannen, y el doctor Emmett juegan casi los mismos papeles en diferentes épocas.

Sin embargo, a pesar de que el protagónico entre Lloyd y J. Fox es casi parejo, el papel de Marty McFly como héroe de la saga es inminente. Él es el que salva la relación de sus padres, la existencia de sus hermanos, la suya y la del doctor, quien está en peligro de muerte en la tercera entrega.

Por otro lado, este personaje es sumamente importante generacionalmente, empezando porque se escoge su época como inicio y fin de la historia. Volver al Futuro se ve a través de los ojos de un joven de 17 años que vive en los 80 y que se impresiona, compara y vive épocas que no le corresponden. Ya sea en un casino, en un baile de preparatoria, en la torre del reloj o el viejo oeste, Marty se confronta y actúa como catalizador en más de una escena durante toda la película hasta la escena final de la trilogía donde le deja de molestar que lo llamen “gallina”.

Volver al Futuro podría ser una trilogía más; sin embargo representa audiovisualmente el sueño de muchos científicos, escritores y hombres de cualquier época histórica, por esa razón, esta trilogía es una de las más importantes y disfruta de un gran valor cultural, tanto como los cuentos de Verne donde el hombre alcanza su imaginación.

La saga va más allá de ofrecerle al espectador una visión futurista o una excelente producción, es el retrato de un joven que pasa por varios momentos de su vida: el enamoramiento de sus padres, el pasado de su familia y su propia vida en el futuro, momentos que lo definirán como individuo y hombre. Larga vida a Marty McFly.

Por Sofía Huerta (@Sophia_Huerta)

BTTF3

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