‘Último Turno’: Código 16, parejota

Brian Taylor (Jake Gyllenhaal) es un policía que, como parte de un proyecto, decide documentar el día a día que vive junto con su compañero Mike Zavala (Michael Peña) mientras patrullan los barrios bajos de un Los Ángeles disputado entre pandillas de negros y de mexicanos.

Sus cámaras serán testigos de su relación laboral y personal, y los acompañarán en todas sus misiones, que van desde encontrar niños perdidos hasta el creciente peligro que los acecha mientras le siguen la pista a un cártel mexicano que ha llegado a la ciudad para quedarse.

La vida dentro de la estación de policía, la corrupción existente entre las autoridades estadounidenses, el bullying policial, la mala relación que se tiene con los federales y un largo etcétera de clichés del género policiaco son retratados a lo largo de la cinta.

La intención de esta película es narrar una historia en primera persona a manera de documental, pero aunque se utiliza bastante bien el recurso de las cámaras de la patrulla y las cámaras ocultas en los uniformes, por momentos hay escenas en las que la película pasa a verse en una tercera persona disfrazada y llega a perderse un poco la esencia del estilo que se le quiso imprimir.

La justificación de por qué un oficial decide grabar absolutamente todo lo que hace se siente un poco forzada (está en la escuela de pre-leyes, debe tomar una materia optativa de arte y escoge la de cine), al igual que el hecho de que sus superiores se lo hayan permitido, pero bueno, en Hollywood todo es posible.

Fuera de ese par de detalles que podrían parecer insignificantes la película es un trabajo bastante decente. El director David Ayer muestra una película modesta y sin mayores pretensiones que termina por ser una muy buena experiencia cinematográfica.

Gyllenhaal y Peña hacen click desde el primer momento en que salen a cuadro, sus muy buenas actuaciones reflejan la excelente química que desarrollaron y permiten que el espectador cree una gran empatía hacia ellos y pueda meterse de lleno en la historia.

America Ferrera, Natalie Martinez y la bella Anna Kendrick son el resto del reparto y con actuaciones más bien discretas aportan el lado femenino a la historia. Ferrera, como la mujer policía marimacha que aparenta tener más agallas que sus compañeros y Martinez y Kendrick como las compañeras sentimentales que están constantemente en la mente de los oficiales y son el tema central de casi todas sus conversaciones.

El desarrollo de la vida privada de los personajes está muy bien llevado, no son el típico policía Juan Camaney que puede con todos y todo y que en medio de una balacera no se despeina (al estilo de Tom Cruise), aquí los manejan como personas comunes y corrientes que deben luchar contra el miedo y la preocupación que los invade cada vez que se topan de frente con el peligro, y que además tienen novia o esposa e hijos que están conscientes que tal vez no regresen a casa una vez que salen.

Las secuencias de acción en primera persona son ejecutadas de manera sobresaliente, las actuaciones, el ritmo y la ambientación son muy creíbles y en ningún momento las escenas llegan a sentirse forzadas o falsas. Al contrario, muestran un lado muy real de la disputa interracial, del crimen en las ciudades grandes y de un crimen organizado que, a pesar que la acción sucede en Los Ángeles, en México lamentablemente no nos es ajeno y que, si lo comparamos con la realidad, en la película termina por ser muy light.

Último Turno (End of Watch) tiene muchas cualidades, una buena historia, buenas actuaciones, escenas de acción, drama, es una de esas películas que aparentemente ofrecen muy poco, pero que el espectador termina por llevarse una grata sorpresa de una película que, incluso si no se es fan del género policiaco, termina por ser muy disfrutable.

Por Luis Arredondo

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