Nuestro último día en Sundance dejó un sabor más agrio que dulce, ocasionado por la deficiencia general de su propuesta fílmica. Ni hablar de la premiación, ésa dejó un sabor aún más desagradable e ignoró por completo el 80% de su propia programación, le otorgó tres premios a la misma película. Afortunadamente, no todo fue malo y hubo un par de notas positivas entre las películas “menos interesantes” del festival, una mayoría en esta edición.

Aquí la última entrada de Sundance 2021:

Together, together
Dir. Nikole Beckwith

Hacer una comedia romántica actualmente demanda sortear una serie de obstáculos y  objeciones respecto a estereotipos de género, representación y cierto sentido de responsabilidad social, debates fervientes en redes sociales. Tomando estas consideraciones, pero sin abandonar lo que hace funcional al género, Nikole Beckwith no toma una postura “anti” Woody Allen en Together, Together, sino que hace un cuestionamiento sensato a sus temas, además de una hábil apropiación de sus formas y derivados surgidos hace más de 40 años.

Una chica de 26 años llamada Anna (Patti Harrison) renta su vientre para darle un hijo a Matt (Ed Helms), un soltero cuarentón que diseña apps, y así poder solventar los altos costos de la universidad. El entusiasmo de Matt se topa con la indiferencia de Anna, tensión que gradualmente se convierte en un descubrimiento que no es romántico, sino profundamente personal. Ni el amor romántico ni la familia nuclear se convierten en los objetivos de la película, sino la empatía hacia personas que se miran con profunda suspicacia y que, a pesar de sus miedos y prejuicios, encuentran aceptación sin conversión.

Helms interpreta a un hombre tan profundamente convencional que no se percata del machismo implícito en su educación y actos,  para él son “inofensivos”. La perplejidad y extrañamiento de Helms son tan genuinos que parecen cercanos, mientras que la inicial apatía de Harrison se disuelve sin comprometer su ironía, sarcasmo e incomodidad. Together Together no pide a sus personajes adaptarse el uno al otro, pero sí que dialoguen y entiendan que su soledad no es ningún castigo ni tormento, sino una elección abierta a cambiarse cuando se desee.

The Blazing World
Dir. Carlson Young

Hay una virtud sepultada debajo de la abrumadora artificialidad, excesiva cosmética y pereza narrativa en el debut de la joven directora texana Carlson Young: convicción. Young tiene nociones del medio que son evidentes respecto al tamaño de una producción como The Blazing World, con su extravagante diseño de arte y la presencia de una leyenda como Udo Kier en un rol secundario aunque sustancial. La película presenta la distorsionada vida interna de una joven llamada Margaret (la misma Young), que desde que atestiguó la muerte de su hermana, cuando tenía seis años, ha vivido entre dos dimensiones sin poder distinguir la imaginaria de la real.

La virtud se convierte en un irritante vicio que alcanza los niveles de vanidad y vacuidad visibles en la caprichosa Lost River (2014), debut y despedida del actor Ryan Gosling detrás de la cámara, que comparte con Young un embelesamiento con sus referentes visuales, además de una superficial fijación con los delirios carrollianos que convierten a todos los personajes en Alicias y conejos blancos, ignorando la riqueza del mundo alrededor de sus personajes. A pesar de ello, Young demuestra ser una cineasta más capaz y diestra que Gosling, quizá cuando sea capaz de rebasar su propio narcisismo y el empalagamiento visual haga una mejor película sin tener que esforzarse demasiado por aparentar profundidad, ésta le será implícita.

At the Ready
Dir. Maisie Crow

La documentalista Maisie Crow hace una extensiva investigación en una escuela en del Paso, Texas, donde jóvenes estadunidenses de ascendencia latina se entrenan arduamente para integrarse a las fuerzas de la Patrulla Fronteriza, justo en el período durante el que Donald Trump militarizó la frontera, exige la construcción del infame muro y endurece su discurso contra los mexicanos.

La película presenta las contradicciones que enfrentan los jóvenes y sus familias, quienes replican, casi palabra por palabra, el discurso de “malos mexicanos” usado por las autoridades para justificar abusos y flagrantes violaciones de derechos humanos, particularmente la política de separar niños migrantes de sus padres o guardianes. Cuando los jóvenes alumnos se enfrentan a dichas imágenes surge un cuestionamiento a su labor y la forma en la que habrán de desempeñarse éticamente en su papel. El valor del documental recae principalmente en lo anecdótico, por momentos es tan impersonal que hace parecer cine de “autor” los reportajes de Santos Briz.

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Mayday
Dir. Karen Cinorre

La ópera prima de Karen Cinorre recurre a una fantasía común en el imaginario actual, una que busca tener un entendimiento distinto, no necesariamente más claro, de las tensiones entre los géneros femenino y masculino, al punto de preguntarse si esa tensión en realidad existe. En Mayday, Ana (Grace Van Patten) es una joven tras un cortocircuito en su trabajo es transportada a un mundo alterno, donde conoce a un grupo de mujeres soldado atrapadas en una guerra infinita contra un grupo de hombres.

Ana debe demostrar a Marsha (Mia Goth), la líder del grupo, que cuenta con la capacidad de ser una implacable asesina antes de quedarse sin hogar. El potencial de la trama se disuelve rápidamente por la dispersión presente en la película, manifestada principalmente en secuencias irregulares e inconexas, haciendo el trabajo de Cinorre difuso y demasiado oblicuo. La presencia de la extraordinaria Juliette Lewis en un papel secundario trae un agudo sentido de madurez y control del cual desafortunadamente carece el resto de Mayday.

A Glitch in the Matrix
Dir. Rodney Ascher

El documentalista Rodney Ascher –quien presentó con gran éxito Room 237 (2013), sobre todas las teorías de conspiración alrededor de El resplandor (1980)– explora en su más reciente trabajo la llamada “teoría de la simulación”, que sostiene que la llamada “realidad” no es más que una realidad virtual no muy distinta a un videojuego. El documental se estructura en capítulos alrededor de una ponencia que Phillip K. Dick dio en los años 70 en Francia y cubre un amplio espectro de temas alrededor de dicha teoría, incluyendo: teología digital, Minecraft, audaces (¿o estúpidas?) declaraciones de Elon Musk, la relación entre células y pixeles, Descartes, y escenas de comics de Mobius hechas con personajes de Charlie Brown.

Presentando entrevistas con avatares, análisis y discusiones de películas como Matrix (1999), Ascher desarrolla puntos clave para acercarnos a creer un poco más que nuestras vidas son una sofisticada simulación. A pesar de que el documental no carece de interés o, cuando menos, de curiosidad, termina por volverse cansado y repetitivo, hallando dificultades para profundizar sin perder a sus espectadores con ideas de mayor densidad. En tiempos como estos, desearíamos que la provocadora teoría tuviera algo de cierto, considerando que actualmente nada despierta tanta fé como la conspiración, la duda y la sospecha.

Por JJ Negrete (@jjnegretec)

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