‘¡Salve, César!’: ¡Ave las imágenes!

A veces resulta difícil imaginar el impacto que podía tener una sola imagen unas cuantas décadas atrás. Tiempos en los que la creación de íconos era un fenómeno único. Hoy en día vivimos ahogados en un caudal de imágenes perecederas que no logran alcanzar el valor de los símbolos que los hermanos Cohen utilizan en ¡Salve, César! (Hail Caesar!2016), su más reciente filme donde más que hablar de la industria cinematográfica, hablan sobre una industria de la fe.

El filme presenta a Eddie Mannix (Josh Brolin con zozobrante temple), un fixer de una casa productora hollywoodense llamada Capitol Pictures que debe solucionar cualquier problema que pudiera atrasar las filmaciones. Cuando Baird Withlock (George Clonney en plan de carismático imbécil), la estrella de la superproducción bíblica a la De Mille, ¡Salve, César!, es secuestrada por un enigmático grupo autodenominado “El Futuro”, no solo se cimbra una filmación, sino todo un sistema ideológico.

Los Cohen, que ya habían satirizado con maliciosa agudeza su propio medio en Barton Fink (1991), presentan lo que en superficie es una apasionada loa al cine de la época de estudios: desde los opulentos musicales de Busby Berkeley (Dames, 1935), Melvin LeRoy (Gold Diggers of 1933, 1933), el velado y coqueto homoerotismo de los musicales estilo Gene Kelly (Anchors Aweigh, 1945), la sofisticación de Ernst Lubitsch (Trouble in Paradise, 1932) hasta los impresionantes stunt acts de los primeros westerns. Sin embargo, la “declaración de amor” es más un duro cuestionamiento.

Tomando como inspiración el clásico libro de Kenneth Anger, Hollywood Babylon, los Cohen presentan un mundo poblado de vicios, filias e hipocresía que a través del poder de la cámara y el proyector se convierten en aspiraciones mágicas, un engaño tan sublime como el del capitalismo o el del cristianismo. Los Cohen, desde el primer cuadro de la película, presentan como es que la fe, no tanto en una idea, sino en las imágenes.

La industria de la fe, sea la de la Iglesia católica o la de Hollywood depende de esas imágenes, lo que vemos en ¡Salve, César! es la fabricación de esos mitos, que esconden más de lo que revelan, pero su poder no esta en la verdad sino en la mentira. Para los Cohen, la fe es la convicción en el engaño. Y aunque la “caza de la verdad” se asome en la forma de unas columnistas gemelas (Tilda Swinton), e incluso Mannix se vea tentado a abandonar su trabajo por un lucrativo trabajo en la fabricación de armas, construir ilusiones es más atractivo que destruir realidades.

Si Godard decía que la cine es verdad a 24 cuadros por segundo, los Cohen buscan mostrar que 24 verdades por segundo equivalen a una bella mentira. ¡Salve las imágenes!

Por JJ Negrete (@jjnegretec)

    Related Posts

    ‘Sicario: día del soldado’ y la guerra contra los cárteles
    Ya están las fechas de estreno de las próximas ‘Transformers’
    Nuevo tráiler de ‘¡Salve César!’
    50 películas para el 2016 – Parte 1
    Primer tráiler de ‘Hail, Caesar!’, lo nuevo de los Coen
    ‘Everest’: Montaña de lágrimas