‘Resident Evil: La Venganza’: El innecesario disco de éxitos

¿Recuerdan que a principios de los 90 un rapero blanco de Miami se robó sus corazones? Vanilla Ice llegó a la fama con su canción Ice Ice Baby, que usaba como sampleo el bajo de Under Pressure de Queen y David Bowie.

El sencillo le dio a Vanilla sus quince minutos de fama y a ti, una tonadilla que perfora como taladro en tu cabeza. Hoy día comprar un disco de éxitos de Vanilla Ice podría parecer excesivo e innecesario —seguro el cajero te vio feo al pagar—.

Claro, quizá recuerdes su más grande hit con gusto y un poco de nostalgia, pero el resto del cd no. Seguro saltarás lo más rápido posible cada track hasta llegar al final o, en el mejor de los casos, lo quitas y sigues con tu vida.

Ésa es la sensación que deja Resident Evil: La Venganza (Resident Evil: Retribution, 2012), quinta parte de la saga cinematográfica basada en el famoso videojuego de Capcom.

La trama arranca donde terminó la cinta anterior. Alice (Milla Jovovich) está a bordo de un barco de la corporación Umbrella y cree haber salvado a sus amigos, un ataque al navío la mandará al océano. Días —o semanas después, todo es posible— despierta dentro de una celda con un fuerte dolor de cabeza, nuestra protagonista está en las manos de Umbrella y parece que no podrá escapar.

El director Paul W.S. Anderson —ha de sentir gacho cada que lo confunden con el talentoso Paul Thomas Anderson— regresa a Resident Evil con dos objetivos: 1.- presumir lo guapa que se ve su mujer —Jovovich— en un traje de S&M, y 2.- tratar de que su trabajo luzca como un videojuego.

Al igual que en su anterior largometraje, Los Tres Mosqueteros (The Three Musketeers, 2011), y en general toda su filmografía, Anderson se enfoca en conquistar la pupila de los espectadores y olvida que un buen guión es esencial para disfrutar de tanto dulce visual.

Aunado a eso, varios de los personajes que desaparecieron en las primeras tres partes de la serie regresan, igual que algunos villanos, convirtiendo a Resident Evil: La Venganza en una intrascendente recopilación de éxitos. El recurrir a sus highlights —es un decir— sólo demuestra lo anodino de la saga, ya que ni así el barco levanta.

Resident Evil: Retribution demuestra el poder del mercado geek amante de los videojuegos o los zombies —aunque aquí ya son un mero pretexto—, que siguen acudiendo a la cita con Anderson y su mujer de manera casi religiosa. De otra forma, no se explica que hasta el día de hoy haya recaudado más de 200 millones de dólares en taquilla —su costo fue de 65 millones de dólares según información de IMDB—, así que esperen una sexta parte en poco tiempo.

Como el trabajo de Vanilla Ice, recordamos la primera parte Resident Evil con cariño. En algún punto disfrutamos la película, sin colmarla de alabanzas, y ahora al tener todos sus éxitos reunidos entendemos que es mejor quitar el CD. Sigamos con nuestras vidas.

Por Rafael Paz (@pazespa)

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