‘Frankenweenie’: La gótica personal

Reencuentro con la raíz.

El estilo o la firma personal es algo sumamente complicado de manejar una vez que se ha desgastado tanto que, aunque se presente en un nuevo y flamante papel, la rúbrica se siente forzada, carente de brío creativo y aún peor si a últimas fechas esa firma ha estado vinculada a productos de calidad tan dudosa como la leche Liconsa. Esto es lo que sucede ahora con un cineasta como Tim Burton, cuyo estilo parece estar alcanzando los límites de su propia repetición y hartazgo, aunque en Frankenweenie nos encontramos ante una frenética y desesperada búsqueda de un artista a la deriva.

Viejas costumbres, nuevos hábitos.

La reconexión que busca Burton con sus raíces creativas es casi tan obvia que no merece ser mencionada, sin embargo, no mucha gente sabe que su nuevo esfuerzo es producto de un corto realizado en 1984 y con el cual la Casa Disney lo sacó por la puerta chica al más puro estilo Ed Wood en sus días. Ahora la gran paradoja, después de haberse prostituido vilmente con su peor trabajo en Alicia en el País de las Maravillas en el 2010 y habiéndole otorgado a Disney ganancias millonarias, la casa de la amigable rata le entregó cheque en blanco para esta cinta, que representa lo mejor de Burton en mucho tiempo, al tiempo que se convierte en uno de sus más estrepitosos fracasos en taquilla, el proyecto por el cual había salido de Disney hace casi 20 años.

Las Lecciones de un Viejo Maestro.

La historia es la esencia de lo burtoniano , un niño llamado Víctor Frankenstein busca revivir a su perro mediante un experimento calcado con finura de la obra de Mary Shelley, Frankenstein. Todos los elementos del primer Burton se encuentran colocados con inteligencia y sorprendente austeridad y sencillez, desde la elección de blanco y negro para la fotografía principal, Burton retoma el control de un mundo sencillo pero que se permite la extravagancia en controladas dosis y de manera casi subrepticia, a la manera de la mítica Burbank de El Joven Manos de Tijera (1990).

Cuando el estilo se convierte en adjetivo.

Resulta evidente que Burton se ha distanciado de todo aquello que ha caracterizado su trabajo a últimas fechas y se ha centrado en enriquecer un cuento muy personal y que en este caso, atinadamente, le habla más de cerca al artista que a la máquina industrial. Desde el diseño de personajes espigados o extremadamente redondos, personajes inspirados en personajes como Elsa Lanchester (La Novia de Frankenstein), Vincent Price o los Gremlins pasando por emotivos guiños al cine de monstruos de los años 50 y el uso de un reparto conformado con grandes colaboradores pasados como Wynona Ryder (Beetlejuice), Martin Short (Mars Attacks!), Catherine O Hara (Beetlejuice) y el genial Martin Landau (el Bela Lugosi de Ed Wood).

Un alma gótica.

Referencial, emotivo y sumamente entrañable, Frankenweenie se presenta como una maravillosa compilación de arreglos nuevos de temas viejos del maestro Burton, retoma como tema central el outsider dentro de un mundo aún mas extraño y artificial. ‘Nueva Holanda’ es un testamento a la cultura imitativa y plástica tan criticada de los americanos, de las costumbres tradicionales, de la cerrazón de un pueblo ignorante no sólo a la cultura y el arte, sino a la ciencia misma, inevitablemente presas de su propio confort, atributos que Burton ha atacado desde sus inicios y de los que él mismo cayó preso con trabajos tan impersonales como la mentada Alicia o el Planeta de los Mark Wahlbergs en el 2001.

Fuera de un diseño de personajes altamente creativo que incluye sus mejores creaciones en más de 10 años, entre las que destacan el oráculo con caca de gato a cargo de la Weird Girl y el maestro de ciencias, Burton da un personaje no sólo raro sino entrañable en Sparky, un protagonista con fuerza y que empuja la trama. El perro hace que nos importe la cinta en un mundo poblado de gente tan rara y emocionalmente inconexa, no hay vínculos sólidos, el mensaje ha sido repetido tantas veces y algunos personajes son tan derivativos de otros que ya hemos visto, que al final del día Frankenweenie al igual que Sparky es un pastiche de partes, guiños y retazos de estilo que sin embargo, se encuentran animados por la eléctrica sensibilidad aún presente en Burton, quien no deja ir todavía a los muertos, especialmente a uno llamado ‘Tim Burton’.

“A este le voy a llamar Víctor…a este otro también y a éste….Víctor”

Por JJ Negrete (@jjnegretec)

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