Obras inconclusas, opiniones truncas

Una disculpa si este texto se pone demasiado personal. Una vez advertidos… continuemos.

Mi primer recuerdo de la anterior Cineteca Nacional va acompañado de mi primer trabajo como reportero. Allá por el 2009, me encontraba realizando prácticas profesionales en el sitio web Filme Web, lugar en el que tuve un paso fugaz.

El encargo fue asistir al homenaje que la página rendía a Yolanda Montes ‘Tongolele’. A partir de ese momento y motivado por mi amigo JJ Negrete –a quien pueden leer aquí en Butaca Ancha– acudí con más frecuencia a la Cineteca Nacional. En algún momento llegué a tener días de 4 películas en sus salas.

La principal razón por la que no acudía al edificio de Mayorazgo era por su ubicación. Vivo al norte de la ciudad y hacer un viaje hasta el sur no me motivaba demasiado. Las cosas, claro, cambiaron conforme mi afición por el cine creció y las funciones que mis padres seleccionaban el fin de semana ya no eran suficientes.

Puedo decir que tengo buenos recuerdos de la anterior Cineteca y el anuncio de que sería remodelada me tomó por sorpresa, como a muchos. Aunque mi ración cinéfila no disminuyó, gracias al efectivo servicio que suministraron las sedes alternas durante el periodo de reconstrucción.

Asistir a la remodelada Cineteca Nacional me mantenía entusiasmado, no pude ir a las primeras funciones al aire libre ya que me encontraba en el Festival de Cine de Morelia y hubo que esperar unos cuantos días.

La primera impresión es clara, la obra –casi negra– aún está lejos de lucir terminada. Los albañiles circulan por el lugar y el olor a soldadura y otros químicos impregna el ambiente.

Sería injusto hacer un comentario a las modificaciones o a los nuevos espacios –el museo del cine, por ejemplo– sin que estos hayan concluido. Aunque sí podemos aventurar algunas conclusiones, truncas pero conclusiones al fin y al cabo.

Es posible ver en la obra la necesidad de hacer a la Cineteca competitiva, en comparación con los nuevos y modernos cines de todas las plazas comerciales, al mismo tiempo que se busca brindar una experiencia integral, al estilo del Cine Tonalá, por ejemplo.

Ir a ver una película y que la función sea óptima parece no ser suficiente para los visitantes del lugar. Durante la conferencia de prensa en la que se anunció la noche inaugural –la cual se pospuso, por cierto–, la directora Paula Astorga aseguró que por medio de una encuesta los usuarios pidieron que se vendieran helados en el recinto y así fue como se decidió que los famosos helados Roxy, originales de la colonia Condesa, tuvieran un stand en el mezzanine. Agregó, que fueron elegidos porque nunca se venderán en una plaza comercial o, al menos, eso prometió el dueño. Hasta en los helados hay niveles y clases.

¿Qué pensarán los usuarios más tradicionales de esta nueva opción alimenticia?

Los boletos han agotado en cada uno de los días desde que la Cineteca volvió a abrir las puertas. Conseguir una entrada se volvió tan difícil como ingresar a la UNAM –chicos de pase directo, exclúyanse–.

La orgía de hormonas se descontroló los días que Moonrise Kingdom (2012), la nueva cinta cinta de Wes Anderson, se presentó en las nuevas y pequeñas salas. Los amantes del cine de arte –o aquellos que simulan serlo– tienden a pensar que son una especie muy distinta a las entusiastas quinceañeras que enloquecen con cada estreno de Crepúsculo. Pero no, se engañan. Su comportamiento es similar y su postura extrema hacia lo que disfrutan con fervor los empata. La diferencia es que unos lo hacen en una zona comercial y otros en un lugar donde proyectan ‘arte’.

Quedan muchas preguntas en el aire. Abrir sin que estén concluidas las obras, ¿responde a qué termina el sexenio o a que el público ya lo necesitaba? ¿Toda obra pública se retrasa? ¿Regresarán los clásicos puestos de piratería? ¿Cuánto tardaremos en acostumbrarnos a los cambios? Todas estas respuestas tendrán que esperar a un nuevo texto, por el momento, éste quedará inconcluso… como la remodelación.

Que bueno que regresaste, Cineteca, te extrañamos.

Por Rafael Paz (@pazespa)

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