Nightstream | Shock Value: How Dan O’Bannon…

Esta compilación del archivista Dino Everett, la Universidad del Sur de California (USC) y el Hugh M. Hefner Moving Image Archive, incluida en la programación del primer Nightstream, busca iluminar a una de las generaciones claves para entender el desarrollo del cine de horror en Estados Unidos durante los 70, el momento en que el género maduró y obtuvo algo del respeto negado hasta entonces.

El horror moderno dejó la fantasía y las botargas de cuerule para transportarse hasta el interior de los suburbios o los cuerpos en descomposición que salían de sus tumbas para saciar su deseo de carne, como lo hizo George A. Romero en La noche de los muertos vivientes (The Night of The Living Dead, 1968), uno de los directores precursores de la generación revisada en Shock Value: How Dan O’Bannon and Some USC Outsiders Helped Invent Modern Horror.

El grupo en cuestión tiene en Dan O’Bannon a su hilo conductor. El guionista, famoso por su trabajo en Alien, el octavo pasajero (Alien, 1979), Dead & Buried (1981), El vengador del futuro (Total Recall, 1990), entre otros, es el punto de unión entre los cortometrajes que Shock Value… presenta, ya sea gracias a su trabajo como escritor, actor o director. La huella de O’Bannon y sus intereses se hace presente en los trabajos de sus compañeros –aun cuando sea John Carpenter el que atraiga la mayoría de las miradas–, además de mostrar su influencia a futuro.

Los trabajos presentados son The Creeps Machine (Dir. Lawrence Stein), Blood Bath (Dir. Dan O’Bannon), The Demon (Dir. Charles Adair), Captain Voyeur (Dir. John Carpenter), Good Morning Dan! (Dir. O’Bannon), Judson’s Release (Dir. Terence Winkless) y fragmentos (el guión, pistas de audio) de Lady Madonna, dirigido por Carpenter como su tesis universitaria y actualmente perdido.

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Los más interesantes del conjunto muestran la manera en que el cine slasher o la ciencia ficción avanzaron en la década siguiente después de su producción. En The Demon, por ejemplo, una pareja se muda a una solitaria casa en el desierto. La protagonista –afroamericana– siente el acoso de un ente que aparece cuando su novio la deja sola, sugiriendo que su miedo se debe, tal vez, a la soledad del lugar. No obstante, cuando un grupo numeroso de ¿zombies? ¿demonios? ataca la casa sus lazos con la ópera prima de Romero son más que evidentes.

Por su parte, Blood Bath y Good Morning, Dan! tienen como protagonistas a un par de hombres que recuerdan su pasado, sus viejos amores y las fallas que los llevaron al sitio en que se encuentran. El primero en una tina donde la sangre fluye profusamente de sus venas, el segundo –en el año ¡2006!– ve su rutina diaria de recuerdos interrumpida por una máquina que le ordena qué hacer; ambos imposibilitados de continuar con sus vidas.

Captain Voyeur, Judson’s Release y Lady Madonna –a pesar de estar desaparecida– son, quizá, los que se conectan de manera más clara con el horror filmado durante los años 70. Los tres muestran a mujeres en peligro, en dinámicas reminiscentes de lo mostrado por John Carpenter en Halloween (1978), la película que lo lanzó a la fama. El proyecto de Terence Winkless incluso es protagonizado por una niñera y en Capitán Voyeur el mirón usa una máscara para salir a espiar desde las ventanas.

Estos fotogramas manifiestan la deuda del cineasta con sus compañeros de generación y muestran la manera en que los conceptos, nacidos al interior de cada cortometraje, maduraron con los años antes de convertirse en algunas de nuestras películas de horror favoritas.

Por Rafael Paz (@pazespa)

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