MUBI Presenta: ‘Dogville’ de Lars von Trier

El ofrecimiento de consuelo es uno de los grandes atractivos no sólo del cine de Lars von Trier, sino de los éxitos en todas las áreas del quehacer artístico. Los espectadores se acercan a las obras que los perdonan, que encuentran la culpa en las estrellas y no en ellos mismos, antes que a los trabajos cuya descripción de sus caracteres les significa un juicio inapelable. Para quien no lo aprecia, ser entendido en la tragedia o en la comedia es ser juzgado. El melodrama es el imperio de la libertad y la inconsecuencia donde nos encontramos exonerados de la minuciosidad dramática que demuestra los efectos del actuar. En este género, el destino suprime la voluntad y nos deja sin opciones; por ello es el más recurrido por el propagandismo, que halla en la avalancha de sentimiento y la excusa del hado una puerta para la evasión y el juicio, la confrontación y la enardecedora derrota, o el triunfo exaltador de la voluntad, como el de Leni Riefenstahl.

Dogville (2003), de Lars von Trier, es un ejemplo de una cinta cuya repugnancia no ha preocupado a su audiencia porque ofrece el perdón, ese valor que le gana a la protagonista, Grace (Nicole Kidman), el adjetivo de arrogante, según su padre (James Caan). Para Von Trier, como para su personaje, perdonar es un acto de autoridad y de exaltación ególatra que no supone empatía o siquiera estar harto del rencor. Irónicamente, la cinta que perdona algo peor que la venganza, la purga, no cree en la redención aunque está excusando el pueril deseo de matar a todos quienes nos insultan y nos humillan. Inmaduro, Von Trier simplifica el mundo en su pequeño pueblo americano, Dogville, y lo dota con una causalidad excesiva, bruta, donde la miseria democratiza el carácter: el hambreado es vil. A pesar de las distinciones que individualizan a los residentes de Dogville, su rechazo a acoger a Grace los hermana conforme se hace más peligroso esconderla en el pueblo mientras la ley y los delincuentes la buscan. El interés por hospedarla es meramente pragmático, pues se basa en un intercambio de servicios: Grace hace labores físicas y los habitantes de Dogville le abren los brazos. Incluso el pensador Tom (Paul Bettany) la ayuda en las primeras escenas como parte de un ejercicio filosófico. Para él, Grace representa un regalo a la comunidad, una ilustración de la posibilidad de cambiar que al principio funciona, pero cuando la supervivencia se impone, se revierte. El pueblo pasa pronto de ser amigable a hostil porque, para el misantrópico Von Trier, el infierno –no de la misma manera en que lo escribió Jean-Paul Sartre– es otra gente.

En general, Dogville funciona como una metáfora de la crueldad inherente en la humanidad, que, según Von Trier, se manifiesta ante la amenaza a la integridad propia; en otro nivel más velado, la película sirve también como una justificación de una de las grandes atrocidades del siglo XX: la Solución Final. Cuando presentó su cinta Melancolía (Melancholia, 2012) en el Festival de Cannes, Von Trier dejó escapar una afinidad nazi que no debería haber sorprendido a críticos y organizadores. A lo largo de su obra, Von Trier ha concluido la necesidad de erradicar la perversidad del mundo. Ya sea con la visión de una humanidad sádica, en Bailando en la oscuridad (Dancer in the Dark, 2000), que suprime la virtud y deja a la audiencia con deseos de retribución, o con el holocausto justiciero de Melancolía, que condena al mundo entero por su indolencia, Von Trier hace que todos los lastimados en su audiencia se sientan cobijados por alguien que los entiende y los reivindica. No es difícil sentirse en la posición de la simbólicamente llamada Grace (Gracia): un ser gentil vejado, rechazado, humillado, pero es más que inmoral, antiético, resolver los males sufridos llevándolos a cabo. El cine de Von Trier es el cine de los perseguidos, pero también de los persecutores. El nazismo inherente a la escena final de Dogville revela una mentalidad similar a la de quienes consideraron que una cultura “culpable” de su declive, la judía, era inferior, o que el expresionismo, con sus colores pútridos y sus poses imposibles, cadavéricas, era perverso. Sólo un terrorista, un soldado o un personaje ficticio pueden darse el lujo de destruir una comunidad entera para “hacer del mundo un lugar mejor”, como asegura Grace antes de dar la orden de incendiar el pueblo. No se puede saber a partir de su obra si Von Trier es antisemita, pero el totalitarismo que exalta el castigo a sus perversos es evidente. Y es por eso que Dogville debe ser vista.

Importa ver Dogville para comprobar o refutar estas aseveraciones. Para dialogar con ella y descubrir algo más importante que un deseo de venganza cumplido: su pensamiento y su validez en un mundo que apenas se recupera del trauma más doloroso en su historia reciente. Para compararla con otro cineasta del movimiento Dogme 95, Thomas Vinterberg, y su brillante y humana La caza (Jagten, 2012), donde también un individuo es acosado por su comunidad, con resultados muy distintos. Para descubrir qué ideas guían a Von Trier, si las de Franz Kafka, que proyectaba las limitaciones de su propia mente en la forma de lugares y personajes que oprimen al sustituto del autor, o las de Iosif Stalin, para quien la muerte resuelve todos los problemas: “No hay hombre, no hay problema”. Entender qué es Dogville no en nuestros términos, sino en los suyos, es entender la ociosidad intelectual de un mundo entregado a la fantasía de vengarse.

Por Alonso Díaz de la Vega (@diazdelavega1)

Dogville se presenta actualmente en MUBI México, los invitamos a probar el servicio de manera gratuita durante 30 días en el siguiente enlace: mubi.com/butacaanchaCada película del catálogo de MUBI estará disponible 30 días, cada día habrá una nueva película. La suscripción a MUBI tiene un costo de 49 pesos al mes y está disponible en diversas plataformas. En caso de pagar por un año de servicio, se les hace un 30% de descuento. Aprovechen.

    Related Posts

    8º Los Cabos | Los muertos no mueren de Jim Jarmusch
    Cannes 2019 | ‘The Dead Don’t Die’: Repetir morir
    ‘Aquaman’ y los mares de la saturación
    Lars, el constructor, y ‘La casa de Jack’
    MUBI Presenta: ‘Ciencias naturales’ de Matías Luchessi
    MUBI Presenta: ‘The French Kissers’ de Riad Sattouf

    Leave a Reply