DocsMX | Una entrevista sobre Lo que queda en el camino

Cuando Jakob Krese y Danilo do Carmo viajaron a Tijuana hace unos años tenían claro que era el inicio de su segunda colaboración documental –La espera (2020)–, pero desconocían quiénes serían los protagonistas o cuales serían los retos de acompañar una caravana migrante a través de suelo mexicano.

Lo que queda en el camino (2021) es el resultado de ese viaje, el documental se presenta en la 16º edición del DocsMX y narra la historia de Lilian y sus cuatro hijos, quienes buscan de una vida mejor. “Lilian se atreve a dejar a su violento esposo en Guatemala y se une a la caravana de migrantes para llegar a la frontera entre México y Estados Unidos. Más que llegar a los Estados Unidos, es la resistencia a la dominación masculina y los roles tradicionales de género lo que cambia su vida y la de sus hijos para mejor”, como detalla la sinopsis oficial del festival.

Ambos documentalistas conversaron con nosotros sobre su acercamiento al polémico tema de las caravanas migrantes, su decisión de convertir a Lilian en la protagonista y la fraternidad casi instantánea que se da entre quienes deciden emprender este peligroso recorrido.

Butaca Ancha (@butacaancha): ¿Cómo decidieron que Lilian y sus hijos serían los protagonistas?

Jakob Krese (JK): Viví varios años en Latinoamérica. En Centroamérica, trabajé para organizaciones de derechos humanos. Conocí bastante la realidad de la zona, especialmente de Guatemala, Nicaragua y Honduras. Cuando me enteré de las caravanas migrantes me impresionaron mucho. Me pareció un acto colectivo muy fuerte de resistencia, de caminar juntos y exigir paso a paso el derecho al libre tránsito. Me asombré mucho de la multitud y de su organización.

A partir de ahí, llamé a Danilo y a otro compañero que estuvo en todo el rodaje, el camarógrafo Arne Buettner, él es de Berlín.

Danilo do Carmo (DC): Nosotros hablamos mucho con los migrantes de la caravana en Tijuana. Entendimos la realidad del viaje con esos relatos y la dificultad del cruce en la frontera. Las cosas cambian constantemente. Teníamos una idea final de la película cuando volvimos a Honduras a empezar el recorrido con la caravana en Honduras, especialmente atentos de las mujeres y madres solas que viajaban con sus hijos. Son las más vulnerables, necesitan más de la caravana.

Al iniciar el camino, empezamos a platicar con algunas. Lilian tenía mucho carisma, su familia tenía una dinámica muy rica. Eso le fue ganando a la cámara, siempre atraían mucho la mirada y, al final, se volvió la protagonista.

JK: En la caravana, todos se conocen por casualidad. Lilian estaba sola con sus niños, nosotros estábamos filmando con una amiga de ella. Fue mucho de casualidad, pero nos enamoramos de los niños, eran super lindos y, de alguna manera, fue muy orgánico. Como decía Danilo, nosotros fuimos primero a Tijuana a conocer un poco más la realidad, cuando íbamos a volver es que se anunció la nueva caravana. Eso nos permitió tener una idea de cómo y qué es lo que más nos interesaba en la caravana, porque pasamos mucho tiempo con la gente que ya había hecho el recorrido.

@butacaancha: ¿Cómo le plantearon la filmación a Lilian? Hay momentos muy íntimos en la película…

JK: Danilo llegó de un viaje con Lilian y los niños de un viaje en bus, de repente parecía padre de familia. Pero no recuerdo el momento en que dijimos ‘ahora la vamos a filmar’, no hubo un momento decisivo.

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DC: Creo que nuestra relación con Lilian es el resultado de cómo nos relacionamos con la caravana, nos integramos poco a poco, grabamos con diferentes personas individualmente. La gente se iba aproximando. Lilian era amiga de una pareja con la que grabamos algunas escenas, pero cuando miramos el material los descubrimos, sin haberlo notado y sin haber sido presentados, porque sus hijos estaban jugando con los de la pareja.

No teníamos interés de grabarla o un plan de hacerla protagonista, la relación se fue dando. En la caravana, las relaciones se profundizan muy rápido porque estamos todos con mucha necesidad y desafíos. Nosotros no regresábamos al hotel al final del día a tomar una ducha caliente y a tomar el auto para seguir la caravana, dormíamos en las plazas con ellos, caminábamos con ellos. Esto construyó la intimidad, no se dio desde el principio, aunque pasó muy rápido.

Estas escenas más íntimas, en las que ella habla en el desierto o la playa, son el resultado de estar ahí dos meses, en una situación extrema y apoyando, no sólo grabando el documental.

JK: Uno al reconstruir se da cuenta. Porque cuando ves esas charlas íntimas, recuerdas la caravana, la experiencia fuerte de viajar juntos bajo esas circunstancias. Se daban muchas de esas charlas, todos contaban de dónde venían, qué les pasó. Cuando tú encuentras a alguien que no conoces y pasas por un momento muy fuerte en tu vida, eso en común genera confianza.

De cierta manera, lo pienso ahora, al tener la cámara éramos parte de la caravana y por eso nos permitieron que se diera de forma natural. Éramos parte de esas conversaciones. También Lilian decidía cuándo decir algo al tener la cámara encendida, pero todo esto sólo pasó en el viaje.

DC: En la película se nota cómo esas relaciones se construyen, como la relación que Lilian desarrolla con María, vemos la escena en que se conocen, cómo se van abriendo, apoyándose y, al final, sus charlas sobre hombres, consejos, dudas.

Al final, las dudas son más interesantes que la información que comparte o las decisiones que dice tomará pero no sabemos si se darán.

@butacaancha: El documental muestra cómo se da esa fraternidad casi instantánea…

JK: Nos impactó mucho cómo se daba la empatía y solidaridad, ese apoyo mutuo todo el tiempo. Eran diferentes países de Centroamérica, había algunos mexicanos, pero casi todos eran de Guatemala, El Salvador, Nicaragua u Honduras. Como en todos los países, ahí también tienen prejuicios, cierto racismo. Pero en el momento de la caravana, eres de la caravana y todo eso deja de importar.

Se conocieron muchos en el camino, tenían los mismos problemas. Por eso se generan muchas cosas en esos momentos duros, ves más las acciones que las palabras. Todo el tiempo estás en acción, ayudando, apoyando al otro. Es muy particular, nos marcó un montón. Nosotros no teníamos que emigrar, yo tengo pasaporte alemán y Danilo brasileño. Igual la caravana nos adoptó, también porque no hacíamos diferencia, no regresamos a un hotel en las noches. Me cambió bastante el viaje, nunca lo voy a olvidar. Transformó muchas cosas.

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@butacaancha: La cámara marca cierta distancia con los personajes, ¿por qué se decidieron por ese estilo?

DC: Tiene que ver con intentar llamar el mínimo de atención hacía nosotros. Tampoco intentamos esconder que hay un aparato grabando, en determinado momento, yo salgo en la película. La cámara tiene una presencia fuerte porque era cámara en mano. Pero, de cierta forma, no queríamos hacer una película sobre nosotros o dudas existenciales alrededor de la caravana.

Tal vez sería más accesible contar la perspectiva con la que se mira a esta mujer, pero la gente muchas veces olvida que cuando una cámara está ahí se toman decisiones, el sonido, los colores, la imagen, son formas artísticas de demostrar cómo es nuestra percepción y dar una mirada más “autoral”, sin llamar la atención a nosotros. Es la historia de Lilian y la caravana, eso es lo importante, claro que es la manera en que ella nos permite contar lo que pasa. Hay una dirección de ella al decidir qué mostrar o qué no.

La intimidad es importante porque la cámara se toma el tiempo de escuchar y mirar, al dejar que hablen permite que se sientan cada vez más cómodos con nuestra presencia. Así llegamos a estos momentos preciosos, donde compartimos la intimidad. Amigas cineastas me han comentado al ver la película, lo difícil que les ha sido a ellas tener cierta intimidad con sus personajes mujeres. Los hombres se muestran muy fácil a cuadro, las mujeres necesitan tiempo, debes acercarte con respeto. Eso intentamos hacer.

JK: Vimos mucho cómo trabajan los medios noticiosos, su inmediatez. Es bastante violenta. Llegan, sacan su nota con ideas que traen para que sea rápido. Nosotros éramos un contrapeso, viajamos con la gente, tomamos el tiempo de mirar, observar, platicar. No teníamos en la cabeza lo que queríamos contar, porque son ellos los que van dictando. Necesitan el espacio.

Las observaciones son importantes, porque primero es la información de las historias que se cuentan, pero la riqueza para mí está en las pequeñas acciones. Las pequeñas observaciones cuentan un montón de la gente, de su viaje y eso era importante para nosotros. Tomar esa calma, es un viaje difícil pero queríamos victimizar a la gente de la caravana. Su protagonismo es con mucha dignidad, el viaje en conjunto es más solidario. En los medios se muestra la miseria. Nosotros vimos otra cosa y eso nos pareció el estilo más adecuado para contarlo. Danilo y Arne hicieron todo cámara en mano, tienen una mirada muy sensible, muy cercana a la gente.

@butacaancha: Justo ese acercamiento es diametralmente opuesto al de los medios de comunicación, ellos tienen una agenda y llegan a cumplirla. Ustedes no buscan miseria o impacto, sino entender…

JK: Lo que vimos rápido fue que muchos medios victimizan o paternalizan, lo que pasa después es que terminan siendo sólo ‘los pobrecitos’ y cuando una persona en una caravana de 10 mil personas rechaza un plato de frijoles, se convierten en gente desagradecida, sólo se demoniza. Eso es muy importante, para nosotros era mirarlos como seres humanos, no como un objeto. No son pobres, ni víctimas, están intentando resolver sus problemas.

DC: Pensaba un poco sobre la historia al inicio de la caravana de alguien que no le gustó el frijol, la demonizaron. Dejó de tener derecho a tener gusto por la comida, se volvió un demonio por esa característica, dejó de ser un ser humano completo. Nuestra mirada parte desde adentro de la caravana, la multitud se vuelve un segundo plano. El primero es tridimensional, es Lilian, su familia y sus relaciones. En ese sentido, aunque estamos cerca de la caravana, en su interior, se vuelve algo más distante. A los medios sólo les interesa el impacto de la foto con miles de personas.

@butacaancha: ¿Cuál es el cine que les gusta? ¿Cuáles son sus influencias?

JK: En este momento, lo que más consumo son películas de Jean-Gabriel Périot que sólo trabaja con archivos. Soy un fanático, me interesa cómo construye a través de material viejo nuestra memoria. Los grandes documentales que me influenciaron al inicio cuando me enamoré del documental eran cosas como La batalla de Chile, la lucha de un pueblo sin armas (1976), es muy observacional, fue un gran impacto para mí cómo un documental logra captar un momento de tanta revuelta social y política. Ese fue mi inicio.

DC: Yo sigo con Patricio Guzmán, estoy impactado con sus trabajos más recientes como Nostalgia de la luz (2010) o El botón de nácar (2015), son películas que hasta hoy las miro casi el 80% del tiempo con los ojos mojados, tienen una capacidad de ser poético y hablar de cosas tan duras de nuestra historia, van más allá de cualquier división de cine o arte. Son experiencias poéticas, literarias, cinematográficas.

En términos de Brasil, Eduardo Coutinho sigue siendo una gran referencia. Tiene la capacidad de, a través de conversaciones, conocer a una persona y a la vez no conocerla, como este documental Jogo de cena (2007) que nos muestra cómo no podemos confiar en los personajes que se construyen para la cámara.

También siempre me recuerda a Lilian, los personajes de documental –y es muy importante cuando se habla de personas vulnerables– tienen menos control en su relación con los medios, la persona tiene un poder grande de mise-en-scène, de autoficción, eso cuenta mucho de cada persona. No se trata de llegar con la cámara, de invadirlos, creer que ver el ahora es lo más real de esa persona, debe tener chance de inventarse un personaje, eso los muestra mucho más porque pone en evidencia su subjetividad, su poder de invención, eso es más íntimo de lo que cada situación permite de manera concreta.

Por Rafael Paz (@pazespa)

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