DocsMX | ‘El poder del cambio. La rebelión energética’ y la transición inteligente

Carl-A. Fechner es un periodista, productor y director de cine alemán que se decanta por temas de autosustentabilidad, tecnologías aplicadas a recursos renovables y suministros de energía. Después de Die 4. Revolution – Energy Autonomy (2010) que versa sobre recursos y energía renovable, Fechner presenta El poder del cambio. La rebelión energética (2016), un documental que analiza las distintas esferas de conocimiento desde donde se están articulando acciones que giran en torno a energías limpias, accesibles y comunitarias.

El trabajo de Fechner traza una constelación en la que diversos expertos trabajan por descentralizar la energía en Alemania para introducir recursos renovables como suministros de energía. Claudia Kemfert (protectora ambiental, investigadora energética), Martin Randelhoff (estudiante bloguero en temas de movilidad futura), Stephan Rammler (experto en movilidad y futurólogo); entre otros científicos, emprendedores, analistas, líderes en suministros y visionarios son las aristas de la narrativa del director alemán.

Amir Roughani, empresario en tecnologías de recursos renovables, hace un viaje por Alemania para conocer e impulsar las distintas formas de aplicación en contra de los combustibles fósiles y la energía nuclear. Con datos duros y una edición que bebe del documental para televisión, Fechner presenta un panorama en el que los convenios que han prevalecido por generaciones se dan en razón de intereses económicos y de poder. Cien mil millones de euros son invertidos en energías fósiles que generan cantidades exorbitantes de contaminación y por supuesto, los conflictos inherentes en la posesión de los hidrocarburos y gases: políticos, económicos y bélicos; negocios sumamente redituables.

“La gran transformación no vendrá desde arriba, sino de los pequeños de abajo” pareciera es la columna vertebral de las diversas formas de impactar el mundo: si el noventa por ciento de combustibles que se utilizan en el mundo son fósiles, entonces, la transformación tiene su núcleo ahí. El análisis de Fechner exponenciado en los vanguardistas en energías renovables es profundo: su lectura no es sólo de acciones inmediatas, sino que encuentran un subtexto complejo y sintomático que deben horadar cada uno en su esfera: movilidad autosustentable; los autos y transportes no deben ser suprimidos, sino que su eficacia debe incrementarse; retiro de inversión de las empresas que explotan las recursos fósiles; biogás, barcos impulsados por energía eólica, casas pasivas que traducen los recursos naturales de su entorno en energía, celdas solares, celitement, parque eólicos, son algunas de las estrategias para descentralizar la energía.

Parecería absurdo que con investigación sistematizada, fundamentada y comprobada, y un marco ético que lo sustenta, la implementación de estas energías sea tan complicada. La labor de convencimiento y venta se vuelve tortuosa por los empresarios anquilosados en el lugar seguro de sus antecesores o los pactos de conveniencia con las transnacionales. Una transición que rebasa la dicotomía capitalismo-comunismo post-guerra fría. Bajo premisas muy cercanas al anarquismo, pero con inversión privada y sin embargo, atentando a la propiedad individual, las soluciones expuestas se rigen por el bien común en términos ambientales como sociales y por supuesto, económicos. Afirmaciones que parecerían de sentido común: “El sol y el viento no son exclusivos de una región, por ello se debe evitar que la guerra”, “La energía nuclear es el resultado de una generación codiciosa que nos llevó a una crisis ambiental y económica”, “Se deben descentralizar las plantas de energía”, “Somos responsables de lo que hacemos, pero también de lo que dejamos de hacer”, son llevadas a la práctica dejando de reparar en la tradición, en las formas añejas y corrosivas de explotar el mundo.

Cuando los recursos se utilizan inteligentemente y siempre desde un sistema ético, se utilizan revolucionariamente. “Son necesario un gobierno y un pueblo valiente para la transición”; sin embargo, se puede prescindir del primero.

Por Icnitl Y García (@Mariodelacerna)

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